Esperó, una vez más, en el pasillo más estrecho, el más oscuro, el más callado. Rebuscó en su bolsa de deporte y extrajo el antiguo reloj de bolsillo. Enredó el extremo de su cadena dorada a su dedo índice con la lentitud y ternura de quien acaricia a su amada y luego lo hizo oscilar con un beso. Se lo debía todo, absolutamente todo, a aquel artilugio arcano.
Sonido de pasos. Puntuales, como de costumbre.
—Buenos días —se apresuró a decir a la sombra que se le acercaba.
—Buenos días. Vaya, qué madruga…
No fallaba. Nunca lo haría. Al hacer bailar el reloj frente a los ojos de aquel hombre, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, su voluntad caía a sus pies, como más tarde lo harían los balones, durante el partido.
—Tienes musho sueño —dijo el hipnotizador.
—Tengo muchio sueño —repitió el otro.
De izquierda a derecha, de derecha a izquierda, danzaban los ojos de aquel tipo de pelo gris y ceño fruncido.
—Estás bajo mi podeg. No puedes evitajlo.
—… Poder. Evitarlo —murmuró el hipnotizado.
Gritos y ecos de risas en la lejanía. Debía darse prisa.
—Hoy segué titulag. Hoy y siempgue. ¡Siempgue! ¿Entiendés?
—Serás titular. Serás titular, Karim —respondió Carlo.
No me engañas Khedira,
eres una gran mentira.
En la porteria Casillas;
En la media,
Illarra y una vaquilla.
¿Has encontrao
a Coentrao?
Dicen que sigue lesionao.
Dios creo el Mito,
y lo completó
con el chicharito.
En el cesped
hay un vomito
y al lado
un enano argentino
que aun con
la baba colgando
y algun tropezon
en los labios
dice que
el no ha sido.
¿A qué le llamas pechos a esas ubres
que más que un odre son de cuero hinchado?
aunque eches un sayón no te los cubres
y asomas un pezón por cada lado.