Lo de la grada de animación… ¿Es tan triste como parece en televisión?.
Cuando los enfocan directa o indirectamente, da la sensación de que son maniquíes o de que la imagen de la tele se ha congelado.
Mismamente, el fin de semana pasado, uno ve la afición del Bayern con sus banderas y movimiento y tal y luego ves un partido en el Bernabéu y… La imagen es malísima la verdad.
¿No se supone que los de la grada de animación tienen ciertos “privilegios” o como se quiera decir?. A cambio, claro está, de que acudan al estadio y animen (o eso tengo entendido).
¿POR QUÉ EL BERNABÉU HACE SENTIR A LOS RIVALES UN MIEDO ESCÉNICO PARALIZANTE?
Yo os explico, que os veo despistadillos con la cosa psicológica.
Solemos ver en muchos estadios ingleses y alemanes a unas aficiones cansinas que empiezan a cantar con estruendo y mover banderas gigantes desde media hora antes de comenzar el partido y no paran hasta que salen del estadio.
Pues bien, con esa forma de "animar", el equipo visitante, pasados los primeros 10 min., se acostumbra y si se llega a un final apretado la afición local no va a hacer mucho más ruido que al principio. Los visitantes no sufren un estrés extra en los últimos minutos.
El Bernabéu no es así. En un partido importante comienzan en plan espectadores de ópera, el rival juega más o menos tranquilo (no mucho porque el sagrado Bernabéu impone algo), pero si se les ocurre ponerse 0-1 y al Madrid le da por atacar en tromba, el público va entrando poco a poco en ebullición, "in crescendo" que se dice, hasta llegar a los últimos instantes, cuando la megafonía comunica "6 minutos de alargue" y la ebullición se convierte en explosión nuclear, los visitantes se ven sorprendidos por un graderío que estaba muy callado en el primer tiempo, los jugadores blancos notan el chute de adrenalina, los otros parecen focas estresadas perseguidas por orcas y la épica parece inevitable.
Es como cuando eras niño y tu madre te regañaba por todo, mientras tu padre no decía nada casi nunca, pues que al final pasabas de tu madre. Pero esas escasas veces que tu padre te miraba fijamente, como con ganas de cortarte la cabeza con una pala de albañil, sin decir nada, te acongojabas y dejabas de pegar a tu primo con la vara de arrear a las vacas.
Los ingleses y alemanes son la madre, el Bernabéu es el padre. Por si no se había entendido.