El mito falso de Franco

Sección para hablar de cualquier tema.
Michel-8

#61Mensaje

Es que no hay más que leer un poco y ver datos para ver que no todo es blanco y negro. ¿El Madrid tenía las simpatías del Régimen? Sí, era un equipo español que triunfaba en el extranjero, era imposible que no fuera "instrumentalizado". ¿Fue eso una ventaja? Puede ser, daño seguro que no hizo. Pero eso no impidió la famosa "final de las botellas", por ejemplo. Ni los rescates cuando el Barcelona se arruinó. Ni lo de Kubala que se expone en mensajes anteriores (luego solo se habla del "robo" de Di Stefano).

Lo más importante: 20-17 en títulos durante el franquismo. Si el Madrid era el equipo del Régimen, el Barcelona era como mínimo el segundo favorito :D
Última edición por Michel-8 el Mar Abr 18, 2023 3:38 pm, editado 2 veces en total.
tito Florentino
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#62Mensaje

3) Conclusión y hechos

Alfredo Di Stéfano nunca firmó un contrato con el F.C Barcelona.
El Barcelona nunca firmó un contrato con el Millonarios, equipo al que pertenecía Di Stéfano hasta enero de 1955.
El Barcelona acordó el fichaje de Di Stéfano en 1953 con el River Plate, a quién pertenecía la ficha del jugador a partir de enero de 1955.
El Barcelona, abonando los 27.000 dólares que pedía el Millonarios en julio de 1953, hubiera podido contar con Di Stéfano en su equipo.
Franco nunca intervino en el "caso Di Stéfano".
La Federación Española de Fútbol nunca tomó partida para ninguno de los dos clubes.
La FIFA intervino dos veces en el caso, sin dar la razón a ninguno de los dos clubes españoles implicados.
La FIFA, por medio de su mediator, propuso compartir a Di Stéfano entre Real Madrid y Barcelona.
El Barça, manteniendo el acuerdo firmado junto a la FIFA, hubiera contado con Di Stéfano en las temporadas 1954/55 y 1956/57.
En septiembre de 1953 y con la Liga iniciada desde varias jornadas, el Barça decidió vender sus derechos al Real Madrid.
tito Florentino
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#63Mensaje

Laporta le ha ido a llorar a mamá Generalitat:
La Generalitat pide al Real Madrid que retire su vídeo del Barça y el franquismo: "Manipulación burda"
https://www.elespanol.com/elbernabeu/re ... 480_0.html


Hay que retirer el video no vaya a ser que a Aragonés le vuelvan a recordar que es nieto de alcalde franquista que hizo dinero con pelotazos inmobiliarios:
Pere Aragonès, el nieto del alcalde franquista al que se le derrumbó un hotel con 18 muertos

Su familia tiene un entramado hotelero valorado en 90 millones de euros; su abuelo fundó Alianza Popular y su padre construyó un hotel donde murieron 18 trabajadores.
https://www.elespanol.com/reportajes/20 ... 869_0.html
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_Jesus_
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#64Mensaje

La señora de ERC habla del presidente fusilado y olvida el pequeño detalle que el Barca seguía sin ganar ligas en esa época. Y con Franco el Barcelona tiene las ayudas del régimen que ya conocéis, pero oye nos fusilaron un presidente y bla bla. Señora lamentablemente fusilaron a muchas personas inocentes en toda España y encima os hacéis las víctimas cuando habéis sacado tajada del régimen?
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#65Mensaje

El recurrente y manido comodín de Franco que tan buenos resultados aportó a la PSOE de Antonio, a la banda morada, a los independentistas adocenados y escasamente cultivados, a los amigos de Txapote y a los progres en general, es lo que ahora utiliza Laporta. Hace bien. Sabe que muchos borregos se lo tragarán.

El imperativo biológico de la supervivencia.
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#66Mensaje

Franco y el Real Madrid, cronología de una mentira.
https://www.futbolgate.com/investigaci% ... na-mentira


Por mencionar algunas verdades del artículo, al Real Madrid también le fusilaron a un presidente:
Antonio Ortega

Antonio Ortega, coronel del ejército republicano, director general de seguridad, es designado presidente del Real Madrid durante la guerra Civil. Es ejecutado en 1939 por Franco.
Y a varios jugadores:
De aquella plantilla solo quedan 4 jugadores. Lecue, Sauto, Bonet y Quincoces. El resto se han exiliado, han sido detenidos en las cárceles franquistas o fusilados.
Y el franquismo impidió al Real Madrid fichar a Kubala, el presidente de la Federación era el barcelonista Ricardo Cabot:
1950 – El Real Madrid estuvo interesado en fichar a Kubala, uno de los mejores jugadores de Europa. La RFEF se lo impidió. Termino jugando en el Barça con la ayuda del Régimen que facilitó "el papeleo" y la nacionalización del delantero húngaro.
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#67Mensaje

Franco no le robó a Di Stéfano al FC Francolona para dárselo al Real Madrid pero si le robó a Kubala al Real Madrid para dárselo al FC Francolona. :sisi:
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#68Mensaje

tito Florentino escribió:Franco no le robó a Di Stéfano al FC Francolona para dárselo al Real Madrid pero si le robó a Kubala al Real Madrid para dárselo al FC Francolona. :sisi:
Viste la película de Kubala? Propaganda del régimen y ahí está el jugador del Barca.
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#69Mensaje

Fijaros la última liga del Barca hasta la guerra y los años que se tiran haciendo el ridículo, incluso mi Betis ganó una liga. Yo no sé qué hundió Franco cuando el Barca era un equipo vulgar.
tito Florentino
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#70Mensaje

Extracto de o entrevisto realizad o por Miguel Vidal a Santiago Bernabéu en 1977,

- Dicen que el Madrid es el equipo de los ricos, cuando la verdad es que la base está entre aquellos que construyeron el estadio. De los primeros cuarenta mil socios, aristócratas habrá veinte. El Real Madrid es un club absolutamente popular. Quizá el más popular del mundo. Son los títulos los que le han hecho señor.

-No hay que confundir, Don Santiago, entre ser popular de fama o popular de pueblo...

-El Real Madrid es popular de pueblo. Es más: es el equipo del pueblo.

-Ya sabe usted que se le ha llamado siempre el equipo del Régimen...

-Por una intención perversa. La prueba es que me vine a vivir al lado del mar y le dije a mi mujer que cualquier día, con el pretexto de ir a pescar, sacábamos la barca y nos largábamos. Si hubiéramos tenido apoyo oficial ahora tendríamos un gran estadio. Lo que han hecho los gobiernos de Franco es explotarnos y nunca nos han dado ni cinco céntimos. El estadio tal como está ahora costó sesenta y ocho millones de pesetas y todo a base de obligaciones. Aquello fue una auténtica avalancha popular. Yo suscribí una de cinco mil pesetas para el estadio y otra de veinte mil pesetas para la Ciudad Deportiva.
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michael37
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#71Mensaje

La simplista construcción del "Relato" a través de la anticipación.

Parece ser q cuando se ha replicado a los creadores del "relato", se han llevado una ostia de realidad de las gordas.

Lo q ocurre es q están tan aborregados dentro de esa burbuja separatista y catalanista, q ha tenido q salir un político a decir alto y claro:

<-Oigan no nos jodan el relato q nos hunden el chiringuito!!!

Es loable q defiendan el pan suyo y de sus hijos, pero es más loable con un trabajo digno y no viviendo de una mentira hasta q la cultura y el despertar de su engañado pueblo, los eche de ahí.
tito Florentino
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#72Mensaje

El video en inglés para que se entere el mundo entero. :meparto:

[tweet]1648290513584553984[/tweet]



Ya están pidiendo la traducción a todos los idiomas para que se enteren en todos los rincones del planeta. :meparto:
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_Jesus_
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#73Mensaje

No es curioso que los cules en la segunda República no existe? Sólo ganan con la monarquía y con Franco...ese dato revienta el relato culé. :meparto:
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novenopresidente
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#74Mensaje

Buenas tardes, para el perro portavoz del gobierno catalán, la historía de nuestro octavo presidente, condenado a muerte por el franquismo, condena conmutada por una de 30 años, la historia de Fray Presidente, un delicioso artículo de D. Antonio Valderrama

El penúltimo presidente del Madrid durante la República, el último electo, se llamó Rafael Sánchez-Guerra. Su nombre, que a los madridistas de ahora pudiera no sonar de nada, pertenece a uno de los linajes políticos más rancios de la primera mitad del siglo XX español. Su vida, el año que le tocó vivir al frente del club, las circunstancias que lo desplazaron de la presidencia durante la guerra y sobre todo, la anacoresis en que decidió pasar sus últimos años, hacen del periplo de este hombre una historia interesante. Soldado en Marruecos, fue periodista, diputado republicano-socialista electo en las Municipales del 31 que trajeron la República, concejal del Ayuntamiento de Madrid, Secretario de la Presidencia de la República, hombre del Coronel Casado al final de la guerra, preso y prófugo de la justicia franquista y fraile dominico. Es una historia digna de ser contada y me dispongo a ello.

En una nota del 1 de junio de 1935, ABC informaba: El Madrid C.F. elige nueva Junta Directiva. Aprobado el nuevo Reglamento por el que ha de regirse el Madrid F.C., ayer fue elegida la Junta Directiva de acuerdo con los Estatutos recientemente aceptados. Los votantes fueron 444 y los elegidos son: Presidente, Rafael Sánchez-Guerra; Vocales, D. Luis Coppel, D. Laureano Ortiz de Zárate, D. Gonzalo Aguirre y D. Valero Ribera. De estos cinco hombres, sólo dos, Coppel y Ortiz de Zárate, pudieron formar parte de la Junta de Salvación que se hizo cargo del Madrid en abril del 39, finalizada la guerra. Rivera (o Ribera) y Aguirre sucumbieron al Terror Rojo en Madrid, y Sánchez-Guerra, el presidente depuesto, estaba a punto de ser condenado a muerte por los vencedores.

Nacido en 1897 en Madrid, Sánchez-Guerra era hijo del destacado prócer conservador José Sánchez-Guerra, el hombre que, siendo Gobernador Civil de Madrid, selló oficialmente los estatutos originales del club, en 1902: en lo que puede considerarse, prueba de la raigambre madridista de los Sánchez-Guerra. José, su padre, cordobés como Niceto Alcalá Zamora, ocupó carteras fundamentales e incluso presidió el Gobierno durante las décadas anteriores a la dictadura de Primo de Rivera. En 1929, junto a su hijo Rafael, estuvo involucrado en una intentona militar contra el régimen, que acabó en desastre. Comenzaba así la aventura política del futuro presidente del Madrid, quien llevaba algunos años siendo diputado, jovencísimo, en Cortes, mostrando una inclinación tan diferente de la de su padre, como igual parecía ser el convencimiento de ambos en que una República salvaría España. El patriarca, liberal-conservador. El heredero, republicano-socialista.

Rafael Sánchez-Guerra

Educado en el semillero célebre del Colegio del Pilar, en donde trabó amistad con los Luca de Tena, en 1918 marchó a África como voluntario, enrolado en los Regulares. En Marruecos, cerca de Melilla, fue herido en una pierna. Era 1921, y regresó a España. Sólo temporalmente, porque volvería pronto al frente, imbuido de un patriotismo que le acompañó hasta el final de su vida, como se desprende de la lectura de su dietario monacal Mi convento. En 1923, condecorado con la Medalla Militar, se establece definitivamente en Madrid, iniciando su carrera de periodista crítico con la recién instaurada dictadura. En ABC, sobre todo, cultivó tanto la crítica política como la crónica taurina. Empieza también aquí su afición por la actividad deportiva. Reconoce en Mi convento que además del fútbol, también era adicto a la esgrima, arte que le sirvió para eludir el peligro en más de un duelo provocado por quienes desairaba en sus artículos, cuando aún existían los duelos.

Cuenta Juan Carlos Pasamontes, en un estupendo artículo en el diario Gol, que fue Sánchez-Guerra, Rafael, quien enarboló la bandera republicana en el Ministerio de Gobernación, despacho de trabajo de su padre durante tanto tiempo, el 14 de abril, por la tarde, cuando todavía Alfonso XIII no había abandonado el Palacio de Oriente. Desde entonces y hasta meses antes de empezar la guerra, fue una especie de valido del Presidente de la República: un lugarteniente, desde la Secretaría General de la Presidencia. El hombre fuerte, el tejedor. Una posición, ciertamente, delicada tanto política como socialmente. Prueba de ello fue el recelo que provocó su candidatura a otra Presidencia, la del Madrid, desde 1931 cabeza huérfana de corona. Ya en 1933, Sánchez-Guerra fue propuesto como presidente, aunque el elegido sería finalmente Luis Usera Bullagal, el hombre que construiría el gran Madrid de la era republicana. En 1933, Rafael Sánchez-Guerra no era socio y la fuerte oposición de los conservadores dentro del Club le hizo declarar que no lo volvería intentar hasta contar “con el voto casi unánime de los socios”. España entraba entonces en un período de convulsiones que precedería al estallido de 1936. Dos años después, en junio de 1935, Sánchez-Guerra lograría, “con amplísima mayoría”, ser elegido presidente, aunque Miguel Ángel Lara cita en Marca la dura oposición a su candidatura de los socios conservadores, quienes se abstuvieron de votar, con Bernabéu a la cabeza.

La presidencia de Sánchez-Guerra fue breve, pero intensa. Le dio tiempo a ganar dos títulos, salvar el Estadio de Chamartín, acrecentar la base social del club y fichar a algunos buenos futbolistas, competitivos. La guerra lo privó de gozar de más éxitos. No obstante, trasladó la sede social del club a un confortable piso en el Paseo de Recoletos, que el verano siguiente sería colectivizado por el Frente Popular, como todo el Madrid. También evitó que el Plan Prieto, una ambiciosa remodelación urbanística de La Castellana dispuesta por el ministro de Obras Públicas en 1933, Indalecio Prieto, asfaltase medio Chamartín. Utilizó toda su influencia política para lograr, mediante permutas de terrenos y cabildeos administrativos, que el plan definitivo, aprobado en Consejo de Ministros, no afectase al estadio, en el cual el Madrid tenía invertidas casi setecientas mil pesetas de la época con vistas a una futura ampliación de las instalaciones.

El Madrid presumía, por entonces, de un triunvirato defensivo de élite: Zamora, la leyenda del arco; Quincoces y Ciriaco. Sánchez Guerra, audaz, quiso reforzar el equipo con Simón Lecue, puntal del Betis campeón de Liga en 1935. Trajo además a Kellemen y Alberty, dos prometedores húngaros, y el Madrid estuvo cerca del doblete. Quedó segundo en Liga, a dos puntos del Athletic de Bilbao, y ganó la Copa. Fue la famosa final de Mestalla, el 2-1 frente al Barcelona, partido envuelto en el nimbo mitológico por significar el último match oficial disputado en la España republicana. Zamora guardó el cofre con la victoria con una postrera parada que levantó una nube de humo; en esa nube permaneció flotando el Madrid, proyecto truncado, paralizado durante tres años y al que costó más de una década resurgir, una vez establecida ya en España la pax sangrienta de Franco. De aquel equipo campeón apenas quedó un recuerdo. La guerra se llevó casi toda la plantilla, devastó el estadio deportivo más moderno de España, Chamartín, hipotecó económicamente los siguientes diez años del club y llevó al Madrid al borde de la Segunda División en varias ocasiones. Y también dejó al Madrid sin su presidente.

Final Copa 1935
Final de Copa 1935

Rafael Sánchez-Guerra fue apartado de la presidencia del Madrid entre el 2 y el 4 de agosto de 1936. El Madrid quedaba incautado por el Frente Popular, como todos los cines, clubes, federaciones, asociaciones, empresas o fábricas de Madrid, Barcelona y la mayoría de la España republicana. Así lo contó el periódico Informaciones: Un club democrático como el Madrid, con un plantel de socios netamente republicanos de izquierda, no podía temer nada. La Deportiva Obrera, que tiene un gran concepto de los principios deportivos, encontró justos los razonamientos de algunos socios, y juntos concibieron un plan que ha sido puesto en práctica y aprobado sin excepción alguna, por todos los sectores deportivos de Madrid. Reunidos socios del Madrid y directivos de la Federación Obrera acordaron designar un Comité directivo que sustituya a la actual Junta directiva. El citado Comité, nombrado ya, está integrado por dos directivos pertenecientes a la Federación Deportiva Obrera. Uno de ellos, era Juan José Vallejo.

Concibió la entusiástica estrategia para agrandar el número de socios del Madrid, y quizá, hacerlo más popular -con las connotaciones graves que tenía ese adjetivo en aquel momento- según cuenta Miguel Ángel Lara. Fútbol a peseta, la bautizó, con objeto de llenar el magnífico graderío de Chamartín. Se iluminaba, al fondo del túnel, la vela del fútbol de masas. Es probable que Bernabéu advirtiera lo certero de esta política y la tuviera en cuenta cuando, años más tarde, encauzara los esfuerzos del Madrid en esa dirección, con el consabido éxito. A pesar de ser despojado del cargo, y de que el Madrid entrase en una suerte de fase-REM con el único pilotaje -milagroso, a la postre- del secretario, Hernández Coronado, Sánchez-Guerra no abandonó Madrid. Pasó los tres años de guerra en la capital asediada sin ocupar ningún cargo político, tan sólo el de oficial del Estado Mayor del Ejército durante los peores combates de la Defensa de Madrid. A pesar de su notable desempeño público durante los cinco años anteriores, tendió a ser irrelevante, como todos los republicanos moderados; logró cierta consideración por parte de comunistas y anarcosindicalistas, a pesar de todo. Católico y de costumbres que en la época se motejaban de “burguesas”, mantuvo un status quo personal que no le obligó, por fortuna para él, a participar en ninguno de los múltiples atropellos acaecidos en Madrid durante la guerra.

Cercano de Antonio Ortega, el coronel del Ejército Popular que presidió el Madrid tras el comité de incautación de Vallejo, y también de Julián Besteiro, personalidad política radicalmente opuesta a Ortega, Sánchez-Guerra se movió además en torno al círculo de confianza de Segismundo Casado, el hombre que acabaría dando un golpe de Estado en los últimos días de la República para entregar Madrid a Franco y finiquitar la contienda. Sánchez-Guerra intervino en la rendición, no sin antes nombrar junto con Besteiro, a Melchor Rodríguez García, el “ángel rojo”, último alcalde republicano de Madrid. Luego esperó gallardamente a que lo detuvieran, cosa que ocurrió cuando el ejército sublevado ocupó la ciudad. El 9 de junio de 1939, lo condenaron a muerte, aunque sus singulares circunstancias -destacado republicano con pasado izquierdista, de familia eminentemente conservadora, católico y sin las manos manchadas de sangre- lo libraron con una pena conmutada de treinta años de prisión. Hasta 1944, deambuló por varios presidios españoles, hasta que aprovechó para huir a Francia en el maletero del coche de unos espías franceses.

En París, fue ministro del Gobierno de la República en el exilio, puesto tan simbólico como inútil que abandonaría en 1947. Esto precipitó el derrumbe de este simulacro de Gabinete, que pretendía mantener desde Francia la legalidad republicana tras la derrota militar. Sánchez-Guerra se estableció entonces en esa ciudad y fundó Prensa Intercontinental, una agencia con la que surtió de artículos, crónicas y textos acerca de la actualidad francesa y europea a muchos periódicos de Hispanoamérica. Prosperó y vivió cómodamente hasta que a finales de los 50 su mujer enfermó de cáncer. Amigo personal de Gregorio Marañón, ni siquiera la sapiencia médica de éste pudo salvarla. Profundamente enamorado de su esposa muerta, Rafael Sánchez-Guerra movió sus contactos en el Consejo de Ministros de Franco y en 1960 se le concedió regresar a España sin ser molestado por su pasado político. Culminando una vida de azar, fortuna y desgracia, pidió ingresar como novicio en el convento dominico de Villava, Navarra, en donde llegó con el tiempo a tomar el hábito de la orden después de haberse desprendido de toda su riqueza personal, de su agencia y del calor de sus hijos y nietos en París. Murió en 1964, en la paz conventual, no sin antes recibir la visita, naturalmente, de su Madrid, equipo al que no había dejado de seguir nunca. En abril de 1963, el Madrid visitaba Pamplona para jugar en Liga contra Osasuna. En un acto de caballerosidad a la altura de su propio mito, Santiago Bernabéu llevó a toda la plantilla a Villava, en donde rindieron homenaje al viejo y sorprendido presidente, fray Rafael, causando el alboroto de frailes, novicios y jóvenes seminaristas, entre quienes, como cuenta el propio Sánchez-Guerra en su libro, el fútbol y las competiciones profesionales tenían una legión de seguidores.

Saludos blancos y castellanos
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#75Mensaje

michael37 escribió:La simplista construcción del "Relato" a través de la anticipación.

Parece ser q cuando se ha replicado a los creadores del "relato", se han llevado una ostia de realidad de las gordas.

Lo q ocurre es q están tan aborregados dentro de esa burbuja separatista y catalanista, q ha tenido q salir un político a decir alto y claro:

<-Oigan no nos jodan el relato q nos hunden el chiringuito!!!

Es loable q defiendan el pan suyo y de sus hijos, pero es más loable con un trabajo digno y no viviendo de una mentira hasta q la cultura y el despertar de su engañado pueblo, los eche de ahí.
Es lo que pasa cuando enfrentas la versión real de los hechos, en este caso además perfectamente documentada con imágenes como muestra el vídeo publicado por el Real Madrid, con la versión inventada que es la que predica el FC Varcelona surgida de las fantasías de los adoctrinados culés, sin pruebas de ningún tipo más allá de su manido y caduco relato alejado de la realidad.

La historia es la que es, no la que el FC Varcelona quiera.
novenopresidente
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#76Mensaje

Buenas tardes, otro fantástico artículo de D.Antonio Valderrama, sobre el noveno presidente
que como el octavo también fue condenado a muerte y en este caso ejecutado, EN ESTO TAMBIEN LES GANAMOS AL CLUB RACISTA Y PEQUEÑO BURGUES, DOS PRESIDENTES CONDENADOS A MUERTE POR UNO DEL VARCELONA
Antonio Ortega, el noveno presidente

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Escrito por: Antonio Valderrama - 1 julio, 2015
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Cuando repaso la Historia del Madrid, sea con ánimo investigador, o por mero esparcimiento, procuro detenerme casi siempre en el trienio comprendido desde 1936 a 1939. Hay muy poca información acerca de los avatares por los que hubo de atravesar el club a lo largo de la Guerra Civil. Es complicado, presumo, reconstruir fidedignamente la trayectoria de una entidad deportiva en mitad de un enfrentamiento tan colosal como fue aquel, hace ya 80 años. Sobre todo, la levedad del foot-ball y su condición de sport marginal, puro entretenimiento de segunda clase en aquel tiempo comparado con los toros, el cine o el teatro, enrevesa la búsqueda de información contrastada acerca de cómo sobrevivió el Madrid Club de Fútbol a la lucha fratricida que rompió España y quiénes fueron los protagonistas de aquella epopeya agónica que durante mucho tiempo tuvo al club al borde de la desaparición. No obstante, buceando, algo se encuentra.

La primera noticia que tuve del coronel Antonio Ortega fue una entrada en el blog de culto por antonomasia del madridismo del siglo XXI, Madridistas ateos. En un pequeño post titulado “El equipo del gobierno”, leí: “-antonio ortega, militante comunista, coronel del ejército popular republicano. tras la guerra fue detenido y ajusticiado.” Todavía, las vivencias del Madrid durante la guerra eran para mí un pasaje desconocido. Por circunstancias posteriores, me vi buceando en Internet, empeñado en hilar un relato sólido y coherente del devenir madridista durante aquellos años. Partiendo siempre, naturalmente, de datos inconexos y fragmentados, aparecidos aquí o allí, en ésta o en aquella otra página, blog o noticia desperdigada. La historiografía tradicional de la que hice acopio desde la infancia y que habitaba la profundidad abisal de mi biblioteca desde hace casi veinte años, apenas mencionaba nada de esos años. La reciente Historia del Real Madrid contada por ABC simplemente salta desde el año 36 al ambiguo período definido como “Entre 1939 y 1956”; la trilogía editada por Marca llamada Museo Blanco: la Historia gráfica del mejor club del mundo, abrevia con un sucinto “Temporada 1938-1939: tras la tempestad, de nuevo el fútbol. La Guerra Civil había suspendido durante casi tres años las competiciones. El 14 de mayo de 1939 se inicia el único torneo que se disputa en España, ya que la Liga no se reanuda hasta la campaña siguiente.” La Historia Gráfica del Real Madrid, de AS, publicada en 1997, tiene el honor de ser mi primer tesoro documental madridista. En ella sólo se dice que “La guerra frena un gran Madrid: la guerra civil destroza un gran Real Madrid, que durante la República había ganado dos Ligas consecutivas. Se ficha a Lecue y al húngaro Kellemen.” ¿Quién era, entonces, aquel Antonio Ortega?

Antonio Ortega con las Milicias Antifascistas Vascas
https://www.lagalerna.com/wp-content/up ... Ortega.jpg

El Madrid ha tenido desde 1902, según la web oficial del club, 16 presidentes. Sólo Adolfo Meléndez y Florentino Pérez repitieron mandato. Sin embargo, en la web no se hace referencia alguna ni a Juan José Vallejo, el representante del comité de la Federación Deportiva Obrera que incautó el Madrid en verano de 1936 relevando a Rafael Sánchez Guerra, ni a su inmediato sucesor, Antonio Ortega. El hecho es que en un momento indeterminado del año 1937, el coronel del Ejército Popular Antonio Ortega Gutiérrez, natural de Burgos, nacido en 1897, accedió a la presidencia del Madrid Club de Fútbol. En aquel momento, como he escrito ya en esta página, el Madrid Club de Fútbol sólo poseía nominalmente las modernísimas instalaciones del Estadio de Chamartín, de facto campo de entrenamiento y cuartel del Batallón Deportivo. Pablo Hernández Coronado, el secretarísimo, hombre fuerte del club y al que la institución debe probablemente la supervivencia en este período, y Carlos Alonso, son quienes sostienen la entidad. Ortega, teniente de carabineros al estallar la sublevación contra la República, gobierna San Sebastián en los primeros compases del enfrentamiento y llega a Madrid justo antes de que comience la histórica defensa de la capital: destaca ante Miaja y rápidamente asciende a la par que el partido en el que milita, el Comunista, ocupa la totalidad de los estamentos de poder del gobierno republicano. En este contexto, designado Director General de Seguridad (sucediendo a Wenceslao Carrillo) , el coronel Ortega es un oficial maduro de 40 años excelentemente posicionado dentro de la élite comunista que arropó la llegada al Gobierno del Presidente Negrín.

Amén de una declarada simpatía por los colores madridistas, la elección de un destacado militar afín al Partido Comunista como presidente de uno de los clubes punteros de aquel sport en auge como era el fútbol, respondía a la estrategia definida por este partido de ocupar todas las posiciones sociales de relevancia dentro de la España republicana en el segundo año de la Guerra Civil. Sin embargo, desde uno y otro bando se alzaban voces, más o menos relevantes, que desdeñaban aquel divertimento pequeñoburgués del “balompié”: Jacinto Miquelarena escribía en Marca (en la España sublevada), en 1938, nada menos que “el fútbol era entonces una orgía de las más pequeñas pasiones regionales y de las más viles. Lo dije claramente. Casi todo el mundo era separatista -y grosero- frente a un match para el Campeonato de España. El bizcaitarrismo se daba tan bien en las gradas de San Mamés como en la tribuna de Chamartín. En la mayoría de los casos, el madridista era un bizcaitarra de Madrid; es decir, un localista, un retrasado mental”, al tiempo que subrayaba en el mismo artículo el que quizá fuera un factor de cierta importancia a la hora de conducir los pasos de un coronel del Ejército Popular, bragado, duro y con cierta fama siniesta, a la dirección del Madrid: “Yo advertí que el fútbol estaba haciendo política. Fabricaba incomprensiones, fabricaba odios y recelos y derivaba el camino de la juventud a fuerza de arrebatar su generosidad y de canalizarla hacia el clan, hacia la secta, hacia la órbita infinitamente pequeña del club.”

Antonio Ortega y La Pasionaria
https://www.lagalerna.com/wp-content/up ... onaria.jpg

Es probable que a Antonio Ortega no le gustase el fútbol. En una entrevista al magacín Blanco y Negro, reconocía en 1938 que “no veía mucho futuro al balompié” pero pretendía que “el club merengue tuviera un estadio acorde a su señorío”. Este es el documento periodístico más valioso que he podido encontrar rastreando en la ciénaga global de Internet: firmado por “Derby”, el encabezamiento demuestra que si bien en 1937 los periodistas ya dejábanse llevar por el titular fácil -ese que hace gotear el colmillito, siempre al acecho de la menor de las simplezas-, todavía conservaban ese prurito cultureta tan inencontrable en nuestros días: “Ortega, un presidente manu militari”.
Antonio Ortega Gutiérrez fue, como pueden ver, un personaje interesante, cuanto menos. Por las mismas fechas en que andaba de lleno metido en el fregado de lo de Nin, declaraba a Blanco y Negro que “la nueva práctica del deporte, aplicada a la guerra, ha evitado en primer lugar, el preciosismo y la exhibición, y ha conseguido que los soldados, libres de antaños prejuicios, fortalezcan sus músculos, alimenten sus pulmones y posean una resistencia esencial hoy en cualquier clase de combate.” Palabras en las que, hilando por lo fino, se podría encontrar incluso el más remoto precedente del vertiginoso fútbol moderno, hipermusculoso y carente de ornamentación huera de fuerza. Leyendo la transcripción del diálogo con Ortega, uno observa la profunda concentración del militar en el entrenamiento y perfeccionamiento de los ciudadanos-soldados que defendían Madrid y la República: infiero que su papel como presidente del Madrid era tan testimonial como el rol marginal a que el Club, privado el año anterior de toda participación en Superregionales catalanes y valencianos, se veía abocado por la situación bélica. “El Madrid, y yo estimaré mucho que así sea, debe conseguir el mejor campo deportivo de España, el más importante estadio”, decía Ortega, anticipándose a lo que conseguiría décadas después Santiago Bernabéu: probando, si me permiten la observación acientífica, la naturaleza aventajada del ingenio de muchos de los hombres que han dirigido este club a lo largo de los tiempos. “Madrid, que ha ganado su capitalidad, debe tener todo aquello que poseen otras ciudades que han sido más frívolas con relación a la guerra. Todos, entonces, debemos ayudar al gran club, sin olvidarnos de otros de la misma región. Estos vendrán después, pero colaborando todos para la gran obra del mejor terreno deportivo de España, habremos hecho desaparecer antagonismos viejos.”. ¡Casi me pongo a canturrear eso de Madrid, Madrid, de lejos y de cerca, nos traes hasta aquí!

Exhibiciones militares en Chamartín

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Ortega difería, eso sí, en la adivinanza del futuro: advertía que vendría un fútbol en el que “no se comerciará con las fichas ni con los «ases» y la juventud. En las mañanas de descanso practicará libremente su deporte; al aire libre, en maillot, fortaleciendo su organismo y acumulando reservas físicas para las nuevas jornadas de trabajo”. Visión ésta, absolutamente equivocada, influida por la aversión al mercantilismo tan propia del comunismo del que el coronel Ortega era feligrés. No en vano, ya en 1936, la profesionalización general del balompié era una tendencia irresistible que continuaría, en la década de los 40, hasta establecerse en los límites industriales del negocio actual.

Bajo la presidencia efímera de Ortega, apenas se jugaron partidos de exhibición. El trabajo constante de Hernández Coronado permitía organizar eventos deportivos, “Olimpiadas Militares”, amistosos para la beneficencia y un sinfín de actividades que sin duda tenían como objeto destacar la utilidad del Madrid como institución deportiva y social en la atmósfera perturbada de una ciudad en guerra. Es curiosa la anécdota de la Copa Trofeo, impulsada por Hernández Coronado como una competición que enfrentaba a las distintas brigadas del Ejército del Centro y cuya organización corría a cargo del Madrid. “El premio que se otorgará a los vencedores del Trofeo Ejército del Centro no será, para salirnos de lo corriente, ninguna copa. Es criterio sustentado por nuestro actual presidente, el coronel Ortega, en quien el Madrid y la afición deportiva ha encontrado un ilustre defensor”, decía el secretario del club, y es posible percibir la huella austera de este coronel controvertido que dirigió los destinos del mejor club del siglo XX en la noche más oscura de la entidad, cuando los laureles de las victorias y del reconocimiento internacional quedaban tan lejos como la Luna y eran, seguramente, tan insospechados como lo es hoy la posibilidad de viajar hasta Plutón. La gestión de Ortega, por utilizar un neologismo, se apoyó en un uso instrumental del Club y sus instalaciones para las necesidades de la guerra, que todo lo atrapaba con su hedor de muerte. Estableció tres tipos de cuotas para quienes se acercaran a la institución: una para socios, otra para combatientes y otra para quienes no fueran ni una cosa ni la otra. Con esto y con la explotación de la piscina de Chamartín, orgullo gimnástico del club a falta de actividad balompédica, el Madrid renqueaba sobreviviendo a los bombardeos de Franco y al resbaladizo ambiente de intrigas en que hormigueaba la capital republicana.

Antonio Ortega Gutiérrez fue ejecutado por garrote vil el 15 de julio de 1939, en el castillo de Santa Bárbara de Alicante. Había permanecido fiel a Negrín hasta el final de la República, y una vez tomada Madrid por las tropas del General Franco, su sentencia de muerte fue tomada de manera sumarísima. A pesar del ostracismo oficial que parece pender sobre él, a modo de póstuma sentencia dictada desde el Real Madrid, creo conveniente anotar estas consideraciones sobre su figura en un artículo como éste. Me van a permitir la licencia.
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#77Mensaje

novenopresidente escribió:Buenas tardes, otro fantástico artículo de D.Antonio Valderrama, sobre el noveno presidente
que como el octavo también fue condenado a muerte y en este caso ejecutado, EN ESTO TAMBIEN LES GANAMOS AL CLUB RACISTA Y PEQUEÑO BURGUES, DOS PRESIDENTES CONDENADOS A MUERTE POR UNO DEL VARCELONA
Antonio Ortega, el noveno presidente

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Escrito por: Antonio Valderrama - 1 julio, 2015
15 comentarios
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Cuando repaso la Historia del Madrid, sea con ánimo investigador, o por mero esparcimiento, procuro detenerme casi siempre en el trienio comprendido desde 1936 a 1939. Hay muy poca información acerca de los avatares por los que hubo de atravesar el club a lo largo de la Guerra Civil. Es complicado, presumo, reconstruir fidedignamente la trayectoria de una entidad deportiva en mitad de un enfrentamiento tan colosal como fue aquel, hace ya 80 años. Sobre todo, la levedad del foot-ball y su condición de sport marginal, puro entretenimiento de segunda clase en aquel tiempo comparado con los toros, el cine o el teatro, enrevesa la búsqueda de información contrastada acerca de cómo sobrevivió el Madrid Club de Fútbol a la lucha fratricida que rompió España y quiénes fueron los protagonistas de aquella epopeya agónica que durante mucho tiempo tuvo al club al borde de la desaparición. No obstante, buceando, algo se encuentra.

La primera noticia que tuve del coronel Antonio Ortega fue una entrada en el blog de culto por antonomasia del madridismo del siglo XXI, Madridistas ateos. En un pequeño post titulado “El equipo del gobierno”, leí: “-antonio ortega, militante comunista, coronel del ejército popular republicano. tras la guerra fue detenido y ajusticiado.” Todavía, las vivencias del Madrid durante la guerra eran para mí un pasaje desconocido. Por circunstancias posteriores, me vi buceando en Internet, empeñado en hilar un relato sólido y coherente del devenir madridista durante aquellos años. Partiendo siempre, naturalmente, de datos inconexos y fragmentados, aparecidos aquí o allí, en ésta o en aquella otra página, blog o noticia desperdigada. La historiografía tradicional de la que hice acopio desde la infancia y que habitaba la profundidad abisal de mi biblioteca desde hace casi veinte años, apenas mencionaba nada de esos años. La reciente Historia del Real Madrid contada por ABC simplemente salta desde el año 36 al ambiguo período definido como “Entre 1939 y 1956”; la trilogía editada por Marca llamada Museo Blanco: la Historia gráfica del mejor club del mundo, abrevia con un sucinto “Temporada 1938-1939: tras la tempestad, de nuevo el fútbol. La Guerra Civil había suspendido durante casi tres años las competiciones. El 14 de mayo de 1939 se inicia el único torneo que se disputa en España, ya que la Liga no se reanuda hasta la campaña siguiente.” La Historia Gráfica del Real Madrid, de AS, publicada en 1997, tiene el honor de ser mi primer tesoro documental madridista. En ella sólo se dice que “La guerra frena un gran Madrid: la guerra civil destroza un gran Real Madrid, que durante la República había ganado dos Ligas consecutivas. Se ficha a Lecue y al húngaro Kellemen.” ¿Quién era, entonces, aquel Antonio Ortega?

Antonio Ortega con las Milicias Antifascistas Vascas
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El Madrid ha tenido desde 1902, según la web oficial del club, 16 presidentes. Sólo Adolfo Meléndez y Florentino Pérez repitieron mandato. Sin embargo, en la web no se hace referencia alguna ni a Juan José Vallejo, el representante del comité de la Federación Deportiva Obrera que incautó el Madrid en verano de 1936 relevando a Rafael Sánchez Guerra, ni a su inmediato sucesor, Antonio Ortega. El hecho es que en un momento indeterminado del año 1937, el coronel del Ejército Popular Antonio Ortega Gutiérrez, natural de Burgos, nacido en 1897, accedió a la presidencia del Madrid Club de Fútbol. En aquel momento, como he escrito ya en esta página, el Madrid Club de Fútbol sólo poseía nominalmente las modernísimas instalaciones del Estadio de Chamartín, de facto campo de entrenamiento y cuartel del Batallón Deportivo. Pablo Hernández Coronado, el secretarísimo, hombre fuerte del club y al que la institución debe probablemente la supervivencia en este período, y Carlos Alonso, son quienes sostienen la entidad. Ortega, teniente de carabineros al estallar la sublevación contra la República, gobierna San Sebastián en los primeros compases del enfrentamiento y llega a Madrid justo antes de que comience la histórica defensa de la capital: destaca ante Miaja y rápidamente asciende a la par que el partido en el que milita, el Comunista, ocupa la totalidad de los estamentos de poder del gobierno republicano. En este contexto, designado Director General de Seguridad (sucediendo a Wenceslao Carrillo) , el coronel Ortega es un oficial maduro de 40 años excelentemente posicionado dentro de la élite comunista que arropó la llegada al Gobierno del Presidente Negrín.

Amén de una declarada simpatía por los colores madridistas, la elección de un destacado militar afín al Partido Comunista como presidente de uno de los clubes punteros de aquel sport en auge como era el fútbol, respondía a la estrategia definida por este partido de ocupar todas las posiciones sociales de relevancia dentro de la España republicana en el segundo año de la Guerra Civil. Sin embargo, desde uno y otro bando se alzaban voces, más o menos relevantes, que desdeñaban aquel divertimento pequeñoburgués del “balompié”: Jacinto Miquelarena escribía en Marca (en la España sublevada), en 1938, nada menos que “el fútbol era entonces una orgía de las más pequeñas pasiones regionales y de las más viles. Lo dije claramente. Casi todo el mundo era separatista -y grosero- frente a un match para el Campeonato de España. El bizcaitarrismo se daba tan bien en las gradas de San Mamés como en la tribuna de Chamartín. En la mayoría de los casos, el madridista era un bizcaitarra de Madrid; es decir, un localista, un retrasado mental”, al tiempo que subrayaba en el mismo artículo el que quizá fuera un factor de cierta importancia a la hora de conducir los pasos de un coronel del Ejército Popular, bragado, duro y con cierta fama siniesta, a la dirección del Madrid: “Yo advertí que el fútbol estaba haciendo política. Fabricaba incomprensiones, fabricaba odios y recelos y derivaba el camino de la juventud a fuerza de arrebatar su generosidad y de canalizarla hacia el clan, hacia la secta, hacia la órbita infinitamente pequeña del club.”

Antonio Ortega y La Pasionaria
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Es probable que a Antonio Ortega no le gustase el fútbol. En una entrevista al magacín Blanco y Negro, reconocía en 1938 que “no veía mucho futuro al balompié” pero pretendía que “el club merengue tuviera un estadio acorde a su señorío”. Este es el documento periodístico más valioso que he podido encontrar rastreando en la ciénaga global de Internet: firmado por “Derby”, el encabezamiento demuestra que si bien en 1937 los periodistas ya dejábanse llevar por el titular fácil -ese que hace gotear el colmillito, siempre al acecho de la menor de las simplezas-, todavía conservaban ese prurito cultureta tan inencontrable en nuestros días: “Ortega, un presidente manu militari”.
Antonio Ortega Gutiérrez fue, como pueden ver, un personaje interesante, cuanto menos. Por las mismas fechas en que andaba de lleno metido en el fregado de lo de Nin, declaraba a Blanco y Negro que “la nueva práctica del deporte, aplicada a la guerra, ha evitado en primer lugar, el preciosismo y la exhibición, y ha conseguido que los soldados, libres de antaños prejuicios, fortalezcan sus músculos, alimenten sus pulmones y posean una resistencia esencial hoy en cualquier clase de combate.” Palabras en las que, hilando por lo fino, se podría encontrar incluso el más remoto precedente del vertiginoso fútbol moderno, hipermusculoso y carente de ornamentación huera de fuerza. Leyendo la transcripción del diálogo con Ortega, uno observa la profunda concentración del militar en el entrenamiento y perfeccionamiento de los ciudadanos-soldados que defendían Madrid y la República: infiero que su papel como presidente del Madrid era tan testimonial como el rol marginal a que el Club, privado el año anterior de toda participación en Superregionales catalanes y valencianos, se veía abocado por la situación bélica. “El Madrid, y yo estimaré mucho que así sea, debe conseguir el mejor campo deportivo de España, el más importante estadio”, decía Ortega, anticipándose a lo que conseguiría décadas después Santiago Bernabéu: probando, si me permiten la observación acientífica, la naturaleza aventajada del ingenio de muchos de los hombres que han dirigido este club a lo largo de los tiempos. “Madrid, que ha ganado su capitalidad, debe tener todo aquello que poseen otras ciudades que han sido más frívolas con relación a la guerra. Todos, entonces, debemos ayudar al gran club, sin olvidarnos de otros de la misma región. Estos vendrán después, pero colaborando todos para la gran obra del mejor terreno deportivo de España, habremos hecho desaparecer antagonismos viejos.”. ¡Casi me pongo a canturrear eso de Madrid, Madrid, de lejos y de cerca, nos traes hasta aquí!

Exhibiciones militares en Chamartín

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Ortega difería, eso sí, en la adivinanza del futuro: advertía que vendría un fútbol en el que “no se comerciará con las fichas ni con los «ases» y la juventud. En las mañanas de descanso practicará libremente su deporte; al aire libre, en maillot, fortaleciendo su organismo y acumulando reservas físicas para las nuevas jornadas de trabajo”. Visión ésta, absolutamente equivocada, influida por la aversión al mercantilismo tan propia del comunismo del que el coronel Ortega era feligrés. No en vano, ya en 1936, la profesionalización general del balompié era una tendencia irresistible que continuaría, en la década de los 40, hasta establecerse en los límites industriales del negocio actual.

Bajo la presidencia efímera de Ortega, apenas se jugaron partidos de exhibición. El trabajo constante de Hernández Coronado permitía organizar eventos deportivos, “Olimpiadas Militares”, amistosos para la beneficencia y un sinfín de actividades que sin duda tenían como objeto destacar la utilidad del Madrid como institución deportiva y social en la atmósfera perturbada de una ciudad en guerra. Es curiosa la anécdota de la Copa Trofeo, impulsada por Hernández Coronado como una competición que enfrentaba a las distintas brigadas del Ejército del Centro y cuya organización corría a cargo del Madrid. “El premio que se otorgará a los vencedores del Trofeo Ejército del Centro no será, para salirnos de lo corriente, ninguna copa. Es criterio sustentado por nuestro actual presidente, el coronel Ortega, en quien el Madrid y la afición deportiva ha encontrado un ilustre defensor”, decía el secretario del club, y es posible percibir la huella austera de este coronel controvertido que dirigió los destinos del mejor club del siglo XX en la noche más oscura de la entidad, cuando los laureles de las victorias y del reconocimiento internacional quedaban tan lejos como la Luna y eran, seguramente, tan insospechados como lo es hoy la posibilidad de viajar hasta Plutón. La gestión de Ortega, por utilizar un neologismo, se apoyó en un uso instrumental del Club y sus instalaciones para las necesidades de la guerra, que todo lo atrapaba con su hedor de muerte. Estableció tres tipos de cuotas para quienes se acercaran a la institución: una para socios, otra para combatientes y otra para quienes no fueran ni una cosa ni la otra. Con esto y con la explotación de la piscina de Chamartín, orgullo gimnástico del club a falta de actividad balompédica, el Madrid renqueaba sobreviviendo a los bombardeos de Franco y al resbaladizo ambiente de intrigas en que hormigueaba la capital republicana.

Antonio Ortega Gutiérrez fue ejecutado por garrote vil el 15 de julio de 1939, en el castillo de Santa Bárbara de Alicante. Había permanecido fiel a Negrín hasta el final de la República, y una vez tomada Madrid por las tropas del General Franco, su sentencia de muerte fue tomada de manera sumarísima. A pesar del ostracismo oficial que parece pender sobre él, a modo de póstuma sentencia dictada desde el Real Madrid, creo conveniente anotar estas consideraciones sobre su figura en un artículo como éste. Me van a permitir la licencia.
Como es el relato? Hoy me sale la chica de ERC y me nombra a Josep Suñol (1 año en el cargo y además añado el Barca 0 títulos en los años de la República) pero el relato era fusilaron a su presidente no? Y ahora resulta que el Madrid tenía un presidente un tal Antonio Ortega durante 3 años en la presidencia y también cae en el régimen no? Bueno y ahora como se lo explicamos a este gente? :oops:
novenopresidente
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#78Mensaje

Buenas tardes Jesus, admiró a esta gente, son racistas y pequeño burgueses, pero tienen una geta que ni la esfinge de Gizeh, hablan de fusilados pero cojones en la retaguardia republicana entre el 18 de Julio del 36 y el 1 de Abril del 39, siendo presidente del gobierno catalán el Sr. Luis Companys, y siendo mayoría de consejeros de IZQUIERDA REPUBLICANA, con la anuencia del P.S.U.C.( comunista) fueron asesinadas en Cataluña en ese periodo citado sin juicio, ni asistencia letrada de ningún tipo entre 25000 y 30000 personas, entre los cuales incluyo algunos miles de gente de izquierda, C.N.T. , F.A.I., P.O.U.M., BL.O.C., para sacar pecho la basvra esta
Saludos blancos y castellanos
Última edición por novenopresidente el Mar Abr 18, 2023 9:34 pm, editado 1 vez en total.
michael37
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#79Mensaje

Cuando ví este hilo tan arriba pensé que había resucitado.

Probablemente se alegrarían más los progres, indepes, culés y toda esa calaña de creativos del "RELATO", que sus propios familiares. :facepalm:
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_Jesus_
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#80Mensaje

novenopresidente escribió:Buenas tardes Jesus, admiró a esta gente, son racistas y pequeño burgueses, pero tienen una geta que ni la esfinge de Gizeh, hablan de fusilados pero cojones en la retaguardia republicana entre el 18 de Julio del 36 y el 1 de Abril del 39, siendo presidente del gobierno catalán el Sr. Luis Companys, y siendo mayoría de consejeros de IZQUIERDA REPUBLICANA, con la anuencia del P.S.U.C.( comunista) fueron asesinadas en Cataluña en ese periodo citado sin juicio, ni asistencia letrada de ningún tipo entre 25000 y 30000 personas, entre los cuales incluyo algunos miles de gente de izquierda, C.N.T. , F.A.I., P.R.I.M., BL.O.C., para sacar pecho la basvra esta
Saludos blancos y castellanos
Hola novenopresidente!!! La verdad es que me ha gustado muchísimo tú aportación y te lo agradezco, además te soy muy sincero yo en mi caso no sabia nada de Antonio Ortega.

Saludos!
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