Nuevo Estadio Santiago Bernabéu.

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j30madr
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#981Mensaje

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Capa
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#982Mensaje

Angry Megalodon escribió:Tenían que haberlo rodeado de cartón, con el patrocinio de Nintendo.
Pues ojo que el cartón prensado es muy resistente .
No es mala idea.

Lo veo, cartón envuelto en papel Albal.
:sisi: :sisi:

Y que los Nintendo direct se lleven a cabo en el Bernabeú Labo . También lo veo :sisi: :sisi:
j30madr
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#983Mensaje

es buen proyecto ,y a plazos comodos , venga dejad vuestro odio a floren de lado , si esta bien esta bien
comunero
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#984Mensaje

he aquí parte de un interesante
articulo de D. Manuel Matamoros publicado en La Galerna hace ya bastantes meses y que forma de una trilogía
para mí lo mejor publicado en La Galerna en su corta historia

XVII. ¿Qué habría hecho Santiago Bernabéu?

No podemos responder con un mínimo rigor a la pregunta de qué habría decidido hacer Santiago Bernabéu en 2015 al respecto del estadio que siempre denominó Chamartín. Sabemos, eso sí, con absoluta certeza, cómo trató la cuestión del estadio hace setenta años y también treinta años después. Sabemos con qué planteamientos afrontó los problemas del club de hace cuarenta años. Pero ni la sociedad, ni el fútbol profesional, ni los problemas del Real Madrid —afortunadamente— son hoy los de entonces. Precisamente por respeto a la figura de Santiago Bernabéu, las soluciones que en su momento planteó no se pueden trasladar de forma mimética al presente.

Cuando yo era un chaval —aparte del marcador simultáneo dardo, el significado de cuyas claves de tres letras publicaba el Marca— los únicos letreros publicitarios que había en un estadio impoluto eran los de la Philips. Con los años, supe que esa publicidad exclusiva era el precio que había pagado el Madrid por aquella iluminación artificial que en unos tiempos verdaderamente oscuros transformaba nuestro estadio en un escenario sobrenatural. Pero era, sobre todo, un instrumento decisivo para facilitar la retransmisión televisiva de los partidos, que la tesorería y los recursos de apalancamiento al alcance del Madrid no alcanzaban para adquirir.

Las retransmisiones televisivas en los primeros años sesenta fueron el origen —bien modesto— de una partida de ingresos, a la que más arriba me he referido ya, que en la actualidad financia casi otro tercio del presupuesto de gastos del Madrid. La experiencia se inició con muchas contradicciones y enormes problemas. En su núcleo, la disputa por otro bocado —además de las quinielas— que el Estado pretendía dar a los recursos económicos que era capaz de generar el fútbol, de cuya futura potencia estaba seguro el Madrid, aunque no se pudiera ni sospechar su importancia actual.

La existencia de un solo canal oficial, que era además el principal instrumento de propaganda de una dictadura, otorgaba a TVE una enorme capacidad de presión política sobre el Madrid. Tanta, que en una ocasión en que el Madrid se opuso a la entrada de los equipos, el director general de seguridad —Arias Navarro, al que volveremos a citar— ordenó la detención del gerente Antonio Calderón. La consecuencia de semejante desequilibrio era que los precios que pagaba TVE ni siquiera alcanzaban a indemnizar justamente al Madrid por el aforo no vendido en los partidos televisados, dañándole particularmente la taquilla de los de la Copa de Europa —a esa altura de la década de los sesenta, a excepción del Atlético que disputó junto al Madrid la edición de 1967, el Madrid era el único equipo español que disputaba partidos de la máxima competición—.

En aquellas fechas, y lo sería cada vez más grave hasta la época de la muerte de Bernabéu, el problema estratégico determinante para el crecimiento del Madrid era el deterioro de los ingresos por taquilla. La televisión no sólo no ayudaba, sino que hacía publicidad negativa. Perjudicaba la imagen del estadio, que cada día enseñaba más cemento, introduciendo la evolución del negocio en una espiral de deterioro, al desanimar a más y más gente para acudir a pasar frío a un escenario que se percibía cada vez más gélido, incómodo y envejecido.

El aumento de la renta disponible a consecuencia del desarrollo abrió a los españoles alternativas de ocio. El seiscientos, las vacaciones, la segunda residencia, eran usos alternativos del dinero antes dedicado al fútbol. Por aquella época mi padre dejó de ir los domingos al estadio. Conservó el carnet de socio, que era al mismo tiempo la entrada de general que no usaba, pero dejó su abono de primer anfiteatro. Por aquella época también, el Madrid tuvo que abrir de nuevo la inscripción de socios que, ante la pujanza de una demanda que a mediados de la década siguiente se había extinguido, había cerrado a finales de los cincuenta. E inmediatamente se puso a proyectar medidas que permitieran resolver, con el ofrecimiento de nuevos estándares de calidad, el problema de atraer la demanda. Por aquella época, el Atlético inauguró el Manzanares, con sesenta mil plazas de asiento.

El hecho de que el saneamiento económico del club haya neutralizado los problemas que amenazaban seriamente su viabilidad al fallecimiento de nuestro mítico presidente —y no hicieron más que agravarse de forma continua durante las dos décadas posteriores— no asegura que los problemas no se vuelvan a reproducir. La burbuja del fútbol actual constituye una amenaza de caer de nuevo en una espiral de endeudamiento, cuando, de una u otra forma, los ingresos están sujetos a la elasticidad de los resultados deportivos y a la viabilidad de los negocios televisivos orientados al fútbol.

Dije más arriba que no podemos responder con un mínimo rigor a la pregunta de qué habría decidido hacer Santiago Bernabéu en 2015. Sin embargo, su singular biografía, a la que hemos hecho amplias y suficientes referencias en las entregas anteriores; la forma de afrontar los problemas de contracción de la demanda y de creación de nuevas fuentes de ingreso, más arriba apuntada; y el modo de abordar la cuestión del estadio, nos dan indicios precisos para afirmar con total seguridad qué no habría hecho:

No habría hecho dejar de mirar al frente. No habría hecho enmascarar en la sacralización del mítico pasado el no abordar los cambios necesarios para resolver los problemas del presente, negando al Madrid el futuro. No habría hecho dejar las cosas como estaban. No habría hecho, desde luego, no hacer nada. Hasta el final de su vida intentó resolver los problemas, devolviendo al Madrid la posibilidad de recuperar su hegemonía europea. Enfrentándose al poder para resolver el secuestro de los recursos que generaba el fútbol. Utilizando el patrimonio activo del club —que su dirección destacadamente había contribuido a crear— para resolver sus desequilibrios estructurales, con proyectos de crecimiento y futuro, no poniendo parches. Proyectando, incluso, dinamitar el estadio que llevaba su nombre.

Saludos blancos, castellanos y comuneros
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#985Mensaje

Angry Megalodon escribió:Tenían que haberlo rodeado de cartón, con el patrocinio de Nintendo.
¿Se le hará también pruebas tipo Rayo Vallecano? Pregunto :mrgreen:
comunero
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#986Mensaje

XVIII. Jugamos en el Bernabéu, a pesar de Bernabéu

El 8 de septiembre 1973, la Asamblea de socios compromisarios aclamó la propuesta de Santiago Bernabéu de construir un nuevo estadio en Fuencarral. Cubierto, con capacidad de albergar 120.000 espectadores, de ellos 60.000 sentados. Un proyecto a la vanguardia de la arquitectura deportiva mundial, obra del arquitecto español Félix Candela —exiliado en Méjico, lo que quizá influyó en la hostilidad contra el proyecto de los sectores más ultramontanos del Régimen—. Pensado para convertir al Madrid en el club más moderno del mundo, todavía cuarenta años después conmueve su elegante racionalidad, sencillez, funcionalidad y equilibrio. Y estremece que no se convirtiera en realidad.

Los recursos financieros para su ejecución se obtendrían de la utilización de los terrenos del estadio Santiago Bernabéu. Sobre ellos, una operación urbanística singular, diseñada por el urbanista y promotor canadiense William Zeckendorf, autor del complejo de Naciones Unidas en Nueva York, daría lugar a la construcción de la edificación más alta de Madrid —la Torre de Plata— junto con un parque que ocuparía casi el noventa por ciento de la superficie y otras utilizaciones subterráneas del suelo, posiblemente inspiradas en la ciudad de Montreal, cuya ordenación urbanística había dirigido.

No me extenderé más en la descripción de un proyecto que frustró la cerrada oposición del Régimen, y particularmente de Arias Navarro —el director general de seguridad que ordenó la detención del gerente del Madrid por oponerse a la entrada de los equipos de TVE en el Bernabéu—, en aquel entonces alcalde de Madrid. Arias comparó la operación, literalmente, con un asesinato, al declarar, como si los planes urbanísticos no se pudieran modificar, que «no puede admitirse la construcción en zona deportiva, no por ningún criterio, sino porque está prohibido en la Ley, como está prohibido el asesinato». Aún descontando la tosquedad de su carácter, hacer pública semejante comparación daba idea de hasta qué punto la negativa estaba decidida.

En la oposición al proyecto, la propaganda del régimen franquista jugó duro para neutralizar la influencia social del Madrid. «Arriba», el periódico del Movimiento, comenzó la ofensiva mintiendo sobre el origen de la propiedad del suelo del estadio para indisponer a la opinión pública. Según el órgano falangista, los terrenos del Bernabéu fueron expropiados tras la Guerra Civil. La realidad era que el viejo Chamartín fue incautado para convertirlo en un campo de prisioneros, y que el Madrid, además de esos terrenos adquiridos en 1923, había comprado en junio de 1944 el restante suelo necesario para edificar el estadio.

La campaña se reforzó desde Barcelona usando, sin embargo, las páginas de ABC, puesto que el partido se jugaba en Madrid. Un sujeto que ascendería hasta el Consejo del Poder Judicial a propuesta de Jordi Pujol, y cuya ejecutoria delictiva como juez le llevaría a ser condenado y expulsado de la carrera años después, Luis Pascual Estevill, escribió un panfleto, usando un lenguaje sardónico, para respaldar las exageraciones de Arias Navarro y las mentiras de Arriba: «El Real Madrid es un gran club (…). Todos los españoles sabemos eso. Bien que nos lo repiten insistentemente en todos los tonos y con todas las fanfarrias posibles de acompañamiento. Aún más, el Real Madrid es el club de la imaginación, de la inventiva, de la prospectiva y de la anticipación del futuro. Debe de ser verdad. Porque acaba de sorprender a España con una innovación en el terreno del Derecho que debe traer de cabeza a todos los penalistas (…) El Real Madrid pretende (…) obtener beneficios propios a costa de perjudicar a los demás (…) El Real Madrid tenía un campo viejo, el campo de Chamartín (…) le añadieron veintisiete mil metros cuadrados que les expropiaron (…) ¿Cuánto va a costar este estadio fabuloso? Mil millones de pesetas o algo así. Como si dijéramos la renta total de la provincia de Soria durante dos meses».

Santiago Bernabéu, cuya gestión, por encima de todas sus notas, se caracterizó por una verdadera obsesión por la honestidad, tuvo que soportar que este delincuente en ciernes sugiriera que la auténtica motivación de la operación era la apropiación por los directivos del Madrid de una parte de las plusvalías urbanísticas de la venta de los terrenos del estadio. No quiso querellarse, convencido de que lo mejor para el Madrid era no encanallar la situación con los medios. Particularmente con los no oficiales, como el ABC, que eran el único territorio en el que el Madrid podría defender ante la opinión pública la racionalidad urbanística del proyecto. La densificación posterior del entorno Cuzco-Lima, sin ninguna de las soluciones para la distribución del tráfico viario que atraviesa la Castellana que contemplaba el proyecto de Zackendoorf, vendría a darle la razón en este aspecto. Claro que después de muerto.

Las gestiones de Raimundo Saporta en El Pardo, que se cierran con un: «Dígale a Saporta que no presente el proyecto, porque le van a llamar especulador»; y en La Zarzuela, que concluyen con un: «Qué puedo hacer yo, si no tengo ningún poder»; sólo consiguieron demostrar que la suerte estaba echada. Santiago Bernabéu se vio forzado a admitir la derrota frente al mismo régimen que había recalificado Les Corts ocho años antes para limpiar de deudas al declinante FC Barcelona.

Convencido de que «tenemos un proyecto respetable» y de que la mediocridad, que él representaba en «la envidia», le obligaba a abandonarlo, Bernabéu enterró con el proyecto del nuevo estadio sus expectativas de recobrar la hegemonía europea. Su compromiso personal con la idea era tal que la indignación le llevó a declarar, en contra de sus profundas convicciones: «La otra vez hice la guerra en un bando, pero si hubiera otra veríamos en qué bando estaba». A la desesperada, buscaba titulares en los periódicos. Sus declaraciones, es obvio, no fueron publicadas. A Julián García Candau, que relata dicho episodio, le confesó: «Ayer le dije al alcalde, que estuvo muy cariñoso conmigo: a ver si le ponéis a este estadio una bomba y que no queden ni rastros de él».

A pesar de todo, ya dije que no se podía aventurar cuál sería la posición de Santiago Bernabéu en relación con la cuestión del estadio ahora que muchos de los problemas que trató de resolver con la desaparición del actual han sido resueltos: Regularmente, el de su calidad, con las sucesivas ampliaciones; satisfactoriamente, el del excesivo endeudamiento del club, con la enajenación de la Ciudad Deportiva que llevó a cabo la junta de Florentino Pérez. Sin embargo, la necesidad de expansión sigue estando ahí.

Paradójicamente, si hoy seguimos jugando en el Bernabéu es a pesar de Santiago Bernabéu. Al impedir sus planes de transformación, el régimen de Franco nos castigó a seguir allí. Si Florentino Pérez es capaz de explotar esta situación como ventaja, a través de su proyecto de remodelación, aún estaríamos ante una última paradoja: el castigo sería un premio. Pero sea o no sea así, esta historia nos aporta la certeza moral de que el nombre de un estadio, del que Santiago Bernabéu deseó «que no queden ni rastros de él», nunca habría sido el dique contra el que se rompieran los sueños del mejor presidente del Madrid.

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#987Mensaje

j30madr escribió:es buen proyecto ,y a plazos comodos , venga dejad vuestro odio a floren de lado , si esta bien esta bien
Es una mierda de proyecto, independientemente que nos caiga bien , mal o regular Florentino.
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#988Mensaje

Capa escribió:
j30madr escribió:es buen proyecto ,y a plazos comodos , venga dejad vuestro odio a floren de lado , si esta bien esta bien
Es una mierda de proyecto, independientemente que nos caiga bien , mal o regular Florentino.
Es así. Algunos confunden las churras con las meninas No son capaces de diferenciar ambos conceptos. :lol:
comunero
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#989Mensaje

comunero escribió:XVIII. Jugamos en el Bernabéu, a pesar de Bernabéu

El 8 de septiembre 1973, la Asamblea de socios compromisarios aclamó la propuesta de Santiago Bernabéu de construir un nuevo estadio en Fuencarral. Cubierto, con capacidad de albergar 120.000 espectadores, de ellos 60.000 sentados. Un proyecto a la vanguardia de la arquitectura deportiva mundial, obra del arquitecto español Félix Candela —exiliado en Méjico, lo que quizá influyó en la hostilidad contra el proyecto de los sectores más ultramontanos del Régimen—. Pensado para convertir al Madrid en el club más moderno del mundo, todavía cuarenta años después conmueve su elegante racionalidad, sencillez, funcionalidad y equilibrio. Y estremece que no se convirtiera en realidad.

Los recursos financieros para su ejecución se obtendrían de la utilización de los terrenos del estadio Santiago Bernabéu. Sobre ellos, una operación urbanística singular, diseñada por el urbanista y promotor canadiense William Zeckendorf, autor del complejo de Naciones Unidas en Nueva York, daría lugar a la construcción de la edificación más alta de Madrid —la Torre de Plata— junto con un parque que ocuparía casi el noventa por ciento de la superficie y otras utilizaciones subterráneas del suelo, posiblemente inspiradas en la ciudad de Montreal, cuya ordenación urbanística había dirigido.

No me extenderé más en la descripción de un proyecto que frustró la cerrada oposición del Régimen, y particularmente de Arias Navarro —el director general de seguridad que ordenó la detención del gerente del Madrid por oponerse a la entrada de los equipos de TVE en el Bernabéu—, en aquel entonces alcalde de Madrid. Arias comparó la operación, literalmente, con un asesinato, al declarar, como si los planes urbanísticos no se pudieran modificar, que «no puede admitirse la construcción en zona deportiva, no por ningún criterio, sino porque está prohibido en la Ley, como está prohibido el asesinato». Aún descontando la tosquedad de su carácter, hacer pública semejante comparación daba idea de hasta qué punto la negativa estaba decidida.

En la oposición al proyecto, la propaganda del régimen franquista jugó duro para neutralizar la influencia social del Madrid. «Arriba», el periódico del Movimiento, comenzó la ofensiva mintiendo sobre el origen de la propiedad del suelo del estadio para indisponer a la opinión pública. Según el órgano falangista, los terrenos del Bernabéu fueron expropiados tras la Guerra Civil. La realidad era que el viejo Chamartín fue incautado para convertirlo en un campo de prisioneros, y que el Madrid, además de esos terrenos adquiridos en 1923, había comprado en junio de 1944 el restante suelo necesario para edificar el estadio.

La campaña se reforzó desde Barcelona usando, sin embargo, las páginas de ABC, puesto que el partido se jugaba en Madrid. Un sujeto que ascendería hasta el Consejo del Poder Judicial a propuesta de Jordi Pujol, y cuya ejecutoria delictiva como juez le llevaría a ser condenado y expulsado de la carrera años después, Luis Pascual Estevill, escribió un panfleto, usando un lenguaje sardónico, para respaldar las exageraciones de Arias Navarro y las mentiras de Arriba: «El Real Madrid es un gran club (…). Todos los españoles sabemos eso. Bien que nos lo repiten insistentemente en todos los tonos y con todas las fanfarrias posibles de acompañamiento. Aún más, el Real Madrid es el club de la imaginación, de la inventiva, de la prospectiva y de la anticipación del futuro. Debe de ser verdad. Porque acaba de sorprender a España con una innovación en el terreno del Derecho que debe traer de cabeza a todos los penalistas (…) El Real Madrid pretende (…) obtener beneficios propios a costa de perjudicar a los demás (…) El Real Madrid tenía un campo viejo, el campo de Chamartín (…) le añadieron veintisiete mil metros cuadrados que les expropiaron (…) ¿Cuánto va a costar este estadio fabuloso? Mil millones de pesetas o algo así. Como si dijéramos la renta total de la provincia de Soria durante dos meses».

Santiago Bernabéu, cuya gestión, por encima de todas sus notas, se caracterizó por una verdadera obsesión por la honestidad, tuvo que soportar que este delincuente en ciernes sugiriera que la auténtica motivación de la operación era la apropiación por los directivos del Madrid de una parte de las plusvalías urbanísticas de la venta de los terrenos del estadio. No quiso querellarse, convencido de que lo mejor para el Madrid era no encanallar la situación con los medios. Particularmente con los no oficiales, como el ABC, que eran el único territorio en el que el Madrid podría defender ante la opinión pública la racionalidad urbanística del proyecto. La densificación posterior del entorno Cuzco-Lima, sin ninguna de las soluciones para la distribución del tráfico viario que atraviesa la Castellana que contemplaba el proyecto de Zackendoorf, vendría a darle la razón en este aspecto. Claro que después de muerto.

Las gestiones de Raimundo Saporta en El Pardo, que se cierran con un: «Dígale a Saporta que no presente el proyecto, porque le van a llamar especulador»; y en La Zarzuela, que concluyen con un: «Qué puedo hacer yo, si no tengo ningún poder»; sólo consiguieron demostrar que la suerte estaba echada. Santiago Bernabéu se vio forzado a admitir la derrota frente al mismo régimen que había recalificado Les Corts ocho años antes para limpiar de deudas al declinante FC Barcelona.

Convencido de que «tenemos un proyecto respetable» y de que la mediocridad, que él representaba en «la envidia», le obligaba a abandonarlo, Bernabéu enterró con el proyecto del nuevo estadio sus expectativas de recobrar la hegemonía europea. Su compromiso personal con la idea era tal que la indignación le llevó a declarar, en contra de sus profundas convicciones: «La otra vez hice la guerra en un bando, pero si hubiera otra veríamos en qué bando estaba». A la desesperada, buscaba titulares en los periódicos. Sus declaraciones, es obvio, no fueron publicadas. A Julián García Candau, que relata dicho episodio, le confesó: «Ayer le dije al alcalde, que estuvo muy cariñoso conmigo: a ver si le ponéis a este estadio una bomba y que no queden ni rastros de él».

A pesar de todo, ya dije que no se podía aventurar cuál sería la posición de Santiago Bernabéu en relación con la cuestión del estadio ahora que muchos de los problemas que trató de resolver con la desaparición del actual han sido resueltos: Regularmente, el de su calidad, con las sucesivas ampliaciones; satisfactoriamente, el del excesivo endeudamiento del club, con la enajenación de la Ciudad Deportiva que llevó a cabo la junta de Florentino Pérez. Sin embargo, la necesidad de expansión sigue estando ahí.

Paradójicamente, si hoy seguimos jugando en el Bernabéu es a pesar de Santiago Bernabéu. Al impedir sus planes de transformación, el régimen de Franco nos castigó a seguir allí. Si Florentino Pérez es capaz de explotar esta situación como ventaja, a través de su proyecto de remodelación, aún estaríamos ante una última paradoja: el castigo sería un premio. Pero sea o no sea así, esta historia nos aporta la certeza moral de que el nombre de un estadio, del que Santiago Bernabéu deseó «que no queden ni rastros de él», nunca habría sido el dique contra el que se rompieran los sueños del mejor presidente del Madrid.

Saludos blancos, castellanos y comuneros

Buenos días de este artículo destacar 2 cosas 1) que contra todas las motos que se nos han vendido, la animosidad y animadversión de las instituciones no viene después de la muerte de Franco, el régimen de este dictador, ya nos jodió todo lo que pudo. y 2) que a diferencia de 1973, la situación de la economía del club es tan sólida, que no necesitaríamos vender, ni recalificar el Bernabeu, sólo hacerlo rentable para sufragar los gastos de mantenimiento, algo que no veo especialmente difícil.
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portega
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#990Mensaje

Capa escribió:
j30madr escribió:es buen proyecto ,y a plazos comodos , venga dejad vuestro odio a floren de lado , si esta bien esta bien
Es una mierda de proyecto, independientemente que nos caiga bien , mal o regular Florentino.
Dichoso tú que lo conoces.
Yo no puedo opinar porque no sé que se va a hacer y no puedo valorar si es bueno o una mierda.
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#991Mensaje

hay algunos muchos socios que no estan de acuerdo , me parece bien que no haya unanimidad ,

muy criticos algunos socios =D> diciendo las dudas que tenemos algunos :sisi:
j30madr
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#992Mensaje

los mas viejos con floren , los mas jovenes algo mas criticos ,
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Capa
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#993Mensaje

El Madrid cada día es más de sus ' socios' y menos del resto de madridistas . Cada día se parece mas a una familia o hermandád ..
Estos socios que viven a pocas manzanas del bernabeu consideran el Madrid como suyo y el Bernabeú como su casa.

No quieren nuevos vecinos ni nadie que les moleste .No quieren que el Madrid crezca, solo les importa su abono e ir andando al estadio o a lo mucho coger el metro de dos paradas máximo .

les importa un pimiento que no haya plaza de garajes , que los interiores del estadio sean del siglo XX ,que se quede obsoleto y con menos asientos ( asientos propios de un estadio de Segunda B) . Ellos tienen su sitio asegurado y a dos manzanas se su casa.
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#994Mensaje

Capa escribió:El Madrid cada día es más de sus ' socios' y menos del resto de madridistas . Cada día se parece mas a una familia o hermandád ..
Estos socios que viven a pocas manzanas del bernabeu consideran el Madrid como suyo y el Bernabeú como su casa.

No quieren nuevos vecinos ni nadie que les moleste .No quieren que el Madrid crezca, solo les importa su abono e ir andando al estadio o a lo mucho coger el metro de dos paradas máximo .

les importa un pimiento que no haya plaza de garajes , que los interiores del estadio sean del siglo XX ,que se quede obsoleto y con menos asientos ( asientos propios de un estadio de Segunda B) . Ellos tienen su sitio asegurado y a dos manzanas se su casa.
Menos mal que lo viejo no es eterno y están más cerca de su final. Luego, la voz la tiene la juventud que nada tiene que ver con estas voces estancadas en el pasado. Hala Madrid :sisi:
asher

#995Mensaje

Eso, matemos a todos los viejos, o metámoslos en campos de concentración, que dejen de joder. Viva el hombre joven y nuevo, Heil!!!
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portega
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#996Mensaje

Pues no estoy de acuerdo. La mayor parte de los socios críticos con Florentino tienen un número de socio muy bajo.
El más crítico, el de la barba larga, viejo no es.
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portega
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#997Mensaje

asher escribió:Eso, matemos a todos los viejos, o metámoslos en campos de concentración, que dejen de joder. Viva el hombre joven y nuevo, Heil!!!
Gracias a Dios que no soy socio, porque a esta hora tendría que estar escondido para evitar el campo de concentración o lo que es peor, el fusilamiento, solo por haber cumplido años.
Última edición por portega el Dom Sep 23, 2018 3:00 pm, editado 1 vez en total.
David774
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#998Mensaje

#Asamblea2018 Los costes del nuevo Bernabéu serían de 525 M€. Son 25 M€/año en 35 años. Se esperan 150 M€ de ingresos anuales para el @realmadrid por explotación del nuevo estadio.

[Bayern anunció 98 M€ de ingresos en Allianz en 2017 SÓLO en ingresos por día de partido].
aepit

#999Mensaje

https://www.realmadrid.com/aficion/vide ... o-bernabeu

Va a quedar bonito, pero no me convence esa obra, al final mismos asientos, sin hotel, básicamente es un lavado de cara estético de muchos millones, salvando lo del techo retráctil que si me parece una mejora que había que hacer.

Lo que no se es como nos va a aportar 150 millones más por ponerle una carcasa y techo.
Última edición por aepit el Dom Sep 23, 2018 2:41 pm, editado 1 vez en total.
aepit

#1000Mensaje

Lei en Marca que un socio dijo que no sabía muy bien del tema de la obra, pero que como tenía dudas decía que si y animaba a los demás a hacer lo mismo si dudaban :meparto: :meparto: :meparto: con 2 cojones

Y según estaba leyendo, muchos socios se quejaron de la falta de información acerca del proyecto.
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