He tenido una idea, voy a rellenar el post con una letra de cancion de Rammstein (copiar y pegar )
Ich will
Ich will dass ihr mir vertraut
Ich will dass ihr mir glaubt
Ich will eure Blicke spüren
jeden Herzschlag kontrollieren
Ich will eure Stimmen hören
Ich will die Ruhe stören
Ich will das ihr mich gut seht
Ich will dass ihr mich versteht
Ich will eure Phantasie
Ich will eure Energie
Ich will eure Hände sehen
in Beifall untergehen
Seht ihr mich
Versteht ihr mich
Fühlt ihr mich
Hört ihr mich
Könnt ihr mich hören
Könnt ihr mich sehen
Könnt ihr mich fühlen
Ich versteh euch nicht
Wir wollen dass ihr uns vertraut
Wir wollen dass ihr uns alles glaubt
Wir wollen eure Hände sehen
Wir wollen in Beifall untergehen
Könnt ihr mich hören
Könnt ihr mich sehen
Könnt ihr mich fühlen
Ich versteh euch nicht
Könnt ihr uns hören
Könnt ihr uns sehen
Könnt ihr uns fühlen
Wir verstehen euch nicht
El turborreactor (en inglés: turbojet)[1] es el tipo más antiguo de los motores de reacción de propósito general. El concepto fue desarrollado en motores prácticos a finales de los años 1930 de manera independiente por dos ingenieros, Frank Whittle en el Reino Unido y Hans von Ohain en Alemania; aunque el reconocimiento de crear el primer turborreactor se le da Whittle por ser el primero en concebir, describir formalmente, patentar y construir un motor funcional. Von Ohain, en cambio, fue el primero en utilizar el turborreactor para propulsar un avión.
Un turborreactor consiste en una entrada de aire, un compresor de aire, una cámara de combustión, una turbina de gas (que mueve el compresor del aire) y un tobera. El aire entra comprimido en la cámara, se calienta y expande por la combustión del combustible y entonces se expande a través de la turbina hacia la tobera donde es acelerado a altas velocidades para proporcionar la propulsión.[2]
Los turborreactores son bastante ineficientes (si se vuela por debajo de velocidades Mach 2) y muy ruidosos. La mayoría de los aviones modernos usan en su lugar motores turbofán por razones económicas. No obstante los turborreactores todavía son muy comunes en misiles de crucero de medio alcance, debido a su gran velocidad de escape, baja área frontal y relativa simplicidad.
Funcionamiento [editar]
Ensayo de un motor Pratt & Whitney F100 en la Base Robins de la Fuerza Aérea (Georgia, Estados Unidos).
Turborreactor SNECMA Atar 09C.
Para la fase de compresión, se usan compresores axiales o centrífugos que comprimen grandes volúmenes de aire a una presión de entre 4 y 32 atmósferas. Una vez comprimido el aire, se introduce en las cámaras de combustión donde el combustible es quemado en forma continua. El aire a alta presión y alta temperatura (o sea, con más energía que a la entrada) es llevado a la turbina, donde se expande parcialmente para obtener la energía que permite mover el compresor (similar al funcionamiento del turbocompresor que se encuentra en los automóviles). Después el aire pasa por una tobera, en la que es acelerado hasta la velocidad de salida.
En este tipo de motores la fuerza impulsora o empuje se obtiene por por la cantidad de movimiento. Al lanzar grandes volúmenes de aire hacia atrás a gran velocidad, se produce una reacción que impulsa la aeronave hacia adelante. En el caso de los aviones militares, el empuje proviene prácticamente en su totalidad de los gases de escape. En el caso de aviones comerciales (como los Boeing y Airbus), una parte del aire es desviado por los costados de la camara de combustion (By-pass) generando parte del empuje de manera similar a un avión con turbohélice. Hoy en día, estos motores alcanzan empujes de hasta 50 toneladas.
Comparación con otros motores similares [editar]
Este tipo de motores es ampliamente utilizado en aeronáutica, dado que presenta varias ventajas frente a los motores alternativos:
* Es más eficiente en términos de consumo de combustible.
* Es más sencillo y tiene menos partes móviles.
* Tiene una mejor relación peso/potencia.
* Requiere menor mantenimiento.
* La vida útil es más larga.
Si bien el turborreactor es más eficaz en algunos aspectos respecto de otros tipos de motores de uso aeronáutico, comparado a los pulsorreactores tiene desventajas técnicas a la hora de la construcción y del mantenimiento. Los pulsorreactores, a diferencia de los reactores, estatorreactores y motores de combustión interna, ofrecen el sistema valveless (sin válvula como los tipo Lockwood Hiller) y que tienen ventajas significativas tales como:
* Carencia de piezas móviles.
* Relaciones peso/empuje mayores que los reactores.
* Imposibilidad de fallo por ingestión de partículas sólidas.
* Posibilita usar otros combustibles como aceites naturales, alcoholes o gases licuados sin modificación alguna.
* Construcción simple.
* Fácil disponibilidad de materiales.
Para quien quiera una clase sencilla de aerodinamica
Historia
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La Verdad, el Tiempo y la Historia, de Francisco de Goya (hacia 1800). Alegoría de debatida interpretación, es también conocido con otros nombres. El alado y anciano tiempo traería de la mano a la verdad para que la historia la dejara registrada mediante la escritura.
En la mitología griega, Clío era la musa o diosa protectora de la Historia, además de la poesía épica. Aquí aparece observando antes de anotar en su libro, desde un carro alado cuya rueda es la esfera de un reloj.
Busto de Heródoto, el llamado Padre de la Historia.
Para otros usos de este término, véase Historia (desambiguación).
La historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales.[1] Se denomina también historia al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.
Más allá de las acepciones propias de la ciencia histórica, historia en el lenguaje usual es la narración de cualquier suceso, incluso de sucesos imaginarios y de mentiras.[2] [3] En medicina se utiliza el concepto de historia clínica para el registro de datos sanitarios significativos de un paciente, que se remontan hasta su nacimiento o incluso a su herencia genética.
A su vez, llamamos historia al pasado mismo, e, incluso, puede hablarse de una historia natural en que la humanidad no estaba presente (término clásico ya en desuso, que se utilizaba para referirse no sólo a la geología y la paleontología sino también a muchas otras ciencias naturales; las fronteras entre el campo al que se refiere este término y el de la prehistoria y la arqueología son imprecisas, a través de la paleoantropología).
Ese uso del término historia lo hace equivalente a cambio en el tiempo.[4] En ese sentido se contrapone al concepto de filosofía, equivalente a esencia o permanencia (lo que permite hablar de una filosofía natural en textos clásicos y en la actualidad, sobre todo en medios académicos anglosajones, como equivalente a la física). Para cualquier campo del conocimiento, se puede tener una perspectiva histórica -el cambio- o bien filosófica -su esencia-. De hecho, puede hacerse eso para la historia misma (véase tiempo histórico) y para el tiempo mismo (véase Historia del Tiempo de Stephen Hawking, libro de divulgación sobre cosmología).
Contenido
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* 1 Historia como ciencia
* 2 Historia como disciplina académica
* 3 Historia como escritura
* 4 Etimología
* 5 Historia, historiografía e historiología
* 6 Filosofía de la historia
* 7 Fines y justificación de la historia
* 8 División del tiempo histórico
o 8.1 Prehistoria
o 8.2 Historia
* 9 En las artes
* 10 Véase también
* 11 Referencias
* 12 Enlaces externos
Historia como ciencia
Véase también: Historiografía y Método histórico
Dentro de la popular división entre ciencias y letras o humanidades, se tiende a clasificar a la historia entre las disciplinas humanísticas junto con otras ciencias sociales (también denominadas ciencias humanas); o incluso se le llega a considerar como un puente entre ambos campos, al incorporar la metodología de éstas a aquéllas.[5] La ambigüedad de esa división del conocimiento humano, y el cuestionamiento de su conveniencia, ha llevado al llamado debate de las dos culturas.
No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia social, al considerarla una reducción en sus métodos y objetivos, comparables con los del arte si se basan en la imaginación (postura adoptada en mayor o menor medida por Hugh Trevor-Roper, John Lukacs, Donald Creighton, Gertrude Himmelfarb o Gerhard Ritter). Los partidarios de su condición científica son la mayor parte de los historiadores de la segunda mitad del siglo XX y del siglo XXI (incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus preocupaciones metodológicas, a Fernand Braudel, E. H. Carr, Fritz Fischer, Emmanuel Le Roy Ladurie, Hans-Ulrich Wehler, Bruce Trigger, Marc Bloch, Karl Dietrich Bracher, Peter Gay, Robert Fogel, Lucien Febvre, Lawrence Stone, E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, Carlo Cipolla, Jaume Vicens Vives, Manuel Tuñón de Lara o Julio Caro Baroja). Buena parte de ellos, desde una perspectiva multidisciplinar (Braudel combinaba historia con geografía, Bracher con ciencia política, Fogel con economía, Gay con psicología, Trigger con arqueología), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las anteriores y con otras, como la sociología y la antropología. Esto no quiere decir que entre ellos hayan alcanzado una posición común sobre las consecuencias metodológicas de la aspiración de la historia al rigor científico, ni mucho menos que propongan un determinismo que (al menos desde la revolución einsteniana de comienzos del siglo XX) no proponen ni las llamadas ciencias duras.[6] Por su parte, los historiadores menos proclives a considerar científica su actividad tampoco defienden un relativismo estricto que imposibilitaría de forma total el conocimiento de la historia y su transmisión; y de hecho de un modo general aceptan y se somenten a los mecanismos institucionales, académicos y de práctica científica existentes en historia y comparables a los de otras ciencias (ética de la investigación, publicación científica, revisión por pares, debate y consenso científico, etc.).
La utilización que hace la historia de otras disciplinas como instrumentos para obtener, procesar e interpretar datos del pasado permite hablar de ciencias auxiliares de la historia de metodología muy diferente, cuya subordinación o autonomía depende de los fines a los que estas mismas se apliquen.
Historia como disciplina académica
El registro de anales y crónicas fue en muchas civilizaciones un oficio ligado a un cargo institucional público, controlado por el estado. Sima Qian (denominado padre de la Historia en la cultura china) inauguró en esa civilización los registros históricos oficiales burocratizados (siglo II a. C.). La crítica del musulmán Ibn Jaldún (Muqaddima -Prolegómenos a la Historia Universal-, 1377) a la manera tradicional de hacer historia no tuvo consecuencias inmediatas, siendo considerado un precedente de la renovación de la metodología de la historia y de la filosofía de la historia que no se inició hasta el siglo XIX, fruto de la evolución de la historiografía en Europa Occidental. Entre tanto, los cronistas oficiales castellanos y de Indias dieron paso en la España ilustrada del siglo XVIII a la fundación de la Real Academia de la Historia; instituciones similares existen en otros países.[7]
Véase también: Cronista y Historiografía#Historia de la Historia
La docencia de la historia en la enseñanza obligatoria fue una de las bases de la construcción nacional desde el siglo XIX,[8] proceso simultáneo a la proliferación de las cátedras de historia en las universidades (inicialmente en las facultades de letras o Filosofía y Letras, y con el tiempo, en facultades propias o de Geografía e Historia -disciplinas cuya proximidad científica y metodológica es una característica de la tradición académica francesa y española-)[9] y la creación de todo tipo de instituciones públicas[10] y privadas (clubes históricos o sociedades históricas, muy habitualmente medievalistas, respondiendo al historicismo propio del gusto romántico, empeñado en la búsqueda de elementos de identificación nacional); así como publicaciones dedicadas a la historia.
Artículo principal: Revista de historia
En la enseñanza media de la mayor parte de los países, los programas de historia se diseñaron como parte esencial del currículum. En especial la agregación de historia presente en los lycées franceses desde 1830 adquirió con el tiempo un prestigio social incomparable con los cargos similares en otros sistemas educativos y que caracterizó el elitismo de la escuela laica republicana hasta finales del siglo XX.
A ese proceso de institucionalización, siguió la especialización y subdivisión de la disciplina con diferentes sesgos temporales (de cuestionable aplicación fuera de la civilización occidental: historia antigua, medieval, moderna, contemporánea -estas dos últimas, habituales en la historiografía francesa o española, no suelen subdividirse en la historiografía anglosajona: en:modern era-), espaciales (historia nacional, regional, local, continental -de África, de Asia, de América, de Europa, de Oceanía-), temáticos (historia política, militar, de las instituciones, económica y social, de los movimientos sociales y de los movimientos políticos, de las civilizaciones, de las mujeres, de la vida cotidiana, de las mentalidades, de las ideas, cultural), historias sectoriales ligadas a otras disciplinas (historia del arte, de la música, de las religiones, del derecho, de la ciencia, de la medicina, de la economía, de la ciencia política, de las doctrinas políticas, de la tecnología), o centrada en cualquier tipo de cuestión particular (historia de la electricidad, de la democracia, de la Iglesia, de los sindicatos, de los sistemas operativos, de las formas -literarias de la Biblia-, etc). Ante la atomización del campo de estudio, también se han realizado distintas propuestas que consideran la necesidad de superar esas subdivisiones con la búsqueda de una perspectiva holística (historia de las civilizaciones e historia total) o su enfoque inverso (microhistoria).
El Premio Nacional de Historia (de Chile -bianual, a una personalidad- y de España -a una obra publicada cada año-) y el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (a una personalidad del ámbito de la historia, la geografía u otras ciencias sociales) son los más altos reconocimientos de la investigación histórica en el ámbito hispanohablante, mientras que en el ámbito anglosajón existe una de las versiones del Premio Pulitzer (en:Pulitzer Prize for History). El Premio Nobel de Literatura, que puede recaer en historiadores, sólo lo hizo en dos ocasiones (Theodor Mommsen, en 1902, y Winston Churchill, en 1953). Desde una perspectiva más propia de la consideración actual de la historia como una ciencia social, el Premio Nobel de economía fue concedido a Robert Fogel y Douglass North en 1993.
Historia como escritura
El escriba sentado (Saqqara III milenio a. C. -IV o V dinastía de Egipto-). Representa a un funcionario en actitud de comenzar a escribir, o sea, a registrar un hecho o una interpretación más o menos interesada de hechos seleccionados -económicos, militares, legislativos, religiosos-; una función de consencuencias trascendentales: sirve tanto para el ejercicio y la justificación del poder en su presente como para la preservación de la memoria histórica hacia la posteridad.
La identificación del concepto de historia con la narración escrita del pasado produce, por un lado, su confusión con el término historiografía (historia se llama a la vez al objeto estudiado, a la ciencia que lo estudia y al documento resultado de ese estudio); y por otro justifica el empleo del término prehistoria para el período anterior a la aparición de la escritura, reservándose el nombre historia para el periodo posterior.
Según ese uso restrictivo, la mayor parte de la humanidad queda fuera de la historia, no tanto porque no accede personalmente a la lectura y la escritura (el analfabetismo fue la condición común de la inmensa mayoría de la población, incluso para las clases dominantes, hasta la imprenta), sino porque los reflejados en el discurso histórico han sido siempre muy pocos, y grupos enteros quedan invisibilizados (las clases bajas, las mujeres, los discrepantes que no pueden acceder al registro escrito), con lo que ha sido objeto de preocupación de algunos historiadores la reconstrucción de la visión de los vencidos y la historia desde abajo.
Lo mismo ocurre con gran número de pueblos y culturas (las consideradas como culturas primitivas, en una terminología ya desfasada de la antropología clásica) que no tienen historia. El tópico los idealiza al considerar que son pueblos felices.[11] Entran en ella cuando se produce su contacto, habitualmente destructivo (aculturación), con civilizaciones (sociedades complejas, con escritura). Incluso en ese momento no son propiamente objeto de la historia sino de la protohistoria (historia realizada a partir de las fuentes escritas producidas por los que generalmente son sus pueblos colonizadores por oposición a los pueblos indígenas). No obstante, independientemente de que los historiadores y los antropólogos ideológicamente tengan una tendencia etnocentrista (eurocentrista, sinocentrista[12] o indigenista) o, de forma opuesta, multiculturalista o relativista cultural, existe la posibilidad de obtener o reconstruir un relato fiable de los acontecimientos que afectan a un grupo humano utilizando otras metodologías: fuentes arqueológicas (cultura material) o historia oral. En buena parte, esta diferencia es artificial, y no necesariamente novedosa: el mismo Heródoto no puede sino usar ese tipo de fuentes documentales cuando redacta la que se considera la primera Historia, o al menos acuña el término, en la Grecia del siglo V a. C. para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones de los hombres y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también razón del conflicto que puso a estos dos pueblos en la lid. Así comienza su obra titulada Ἱστορίαι (léase históriai, literalmente "investigaciones", "exploraciones", latinizado Historiae -"Historias", en plural-), seminal para la ciencia histórica, y que suele denominarse en castellano Los nueve libros de historia. La lid citada son las guerras médicas y los bárbaros, persas.[13]
Etimología
La palabra historia deriva del griego ἱστορία (léase historia, traducible por "investigación" o "información", conocimiento adquirido por investigación), del verbo ἱστορεῖν ("investigar"). De allí pasó al latín historia, que en castellano antiguo evolucionó a estoria (como atestigua el título de la Estoria de España de Alfonso X el Sabio, 1260-1284) y se reintrodujo posteriormente en el castellano como un cultismo en su forma latina original.
La etimología remota procede del protoindoeuropeo *wid-tor- (de la raíz *weid-, "saber, ver" -construcción hipotética-)[14] presente también en la palabras latinas idea o visión, en las germánicas wit, wise o wisdom, la sánscrita veda,[15] y las eslavas videti o vedati, y en otras lenguas de la familia indoeuropea.[16]
La palabra antigua griega ἱστορία fue usada por Aristóteles en su Περί Τά Ζωα Ιστορία (léase Peri Ta Zoa Istória, latinizado Historia Animalium, traducible por "Historia de los Animales").[17] El término se derivaba de ἵστωρ (léase hístōr, traducible por "hombre sabio", "testigo" o "juez"). Se pueden encontrar usos de ἵστωρ en los himnos homéricos, Heráclito, el juramento de los efebos atenienses y en las inscripciones beocias (en un sentido legal, con un significado similar a "juez" o "testigo"). El rasgo aspirado es problemático, y no se presenta en la palabra cognata griega eídomai ("aparecer"). La forma historeîn ("inquirir"), es una derivación jónica, que se expandió primero en la Grecia clásica y más tarde en la civilización helenística.
Historia, historiografía e historiología
La Historia de Italia de Francesco Guicciardini, 1561
Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, de Antonio de Herrera, edición de 1601.
En el estudio de la historia conviene diferenciar tres conceptos a veces usados laxamente y que pueden llegar a ser confundidos entre sí:
* La historiografía es el conjunto de técnicas y métodos propuestos para describir los hechos históricos acontecidos y registrados. La correcta praxis de la historiografía requiere el empleo correcto del método histórico y el sometimiento a los requerimientos típicos del método científico. También se denomina historiografía a la producción literaria de los historiadores, y a las escuelas, agrupaciones o tendencias de los historiadores mismos.
Artículo principal: Historiografía
* La historiología o «teoría de la historia» es el conjunto de explicaciones, métodos y teorías sobre cómo, por qué y en qué medida se dan cierto tipo de hechos históricos y tendencias sociopolíticas en determinados lugares y no en otros. El término fue introducido por José Ortega y Gasset[18] y el DRAE lo define como el estudio de la estructura, leyes y condiciones de la realidad histórica.[19]
Artículo principal: Historiología
* La historia como conjunto de hechos realmente acontecidos en el pasado de la humanidad; aunque muy frecuentemente se entiendan restrictivamente como hechos históricos únicamente a los acontecimientos trascendentes, los que tienen un alcance lo suficientemente amplio como para ser útiles para la comprensión de hechos posteriores, o al menos los que son interpretados así desde la perspectiva del historiador que los destaca o considera dignos de recuerdo (memoria histórica). La selección de esos hechos es cuestión de debate, pues cada una de las interpretaciones de la historia pone el protagonismo de la historia (sujeto histórico) en uno u otro lugar, lo que determina qué datos considerar hechos relevantes. Los partidarios de una historia política, militar, cultural, o de las instituciones no coincidirán con los partidarios de una historia económica y social; oposición expresada en los términos marxistas de superestructura y estructura o el unamuniano de intrahistoria.
Es imposible ignorar la polisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo: la historia son los hechos del pasado; la historiografía es la ciencia de la historia; y la historiología es la epistemología o teoría de la historia.
Filosofía de la historia
Artículo principal: Filosofía de la historia
La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que concierne al significado de la historia humana, si es que lo tiene. Especula un posible fin teleológico de su desarrollo, o sea, se pregunta si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de la historia humana. No debe confundirse con los tres conceptos anteriores, de los que se separa claramente. Si su objeto es la verdad o el deber ser, si la historia es cíclica o lineal, o existe la idea de progreso en ella, son materias que debate la filosofía de la historia.
Fines y justificación de la historia
Tampoco deben confundirse los supuestos fines teleológicos del hombre en la historia con los fines de la historia es decir, la justificación de la propia historia como memoria de la humanidad. Si la historia es una ciencia social y humana, no puede abstraerse del porqué se encarga de estudiar los procesos sociales: explicar los hechos y eventos del pasado, sea por el conocimiento mismo, sea por que nos ayudan a comprender el presente: Cicerón bautizó a la historia como maestra de la vida,[20] y como él Cervantes, que también la llamó madre de la verdad.[21] Benedetto Croce remarcó la fuerte implicación del pasado en el presente con su toda historia es historia contemporáea. La historia, al estudiar los hechos y procesos del pasado humano, es un útil para la comprensión del presente y plantear posibilidades para el futuro.[22] Salustio llegó a decir que entre las distintas ocupaciones que se ejercitan con el ingenio, el recuerdo de los hechos del pasado ocupa un lugar destacado por su gran utilidad.[23] Un tópico muy difundido (atribuido a Jorge Santayana) advierte que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla,[24] aunque otro tópico (atribuido a Carlos Marx) indique a su vez que cuando se repite lo hace una vez como tragedia y la segunda como farsa.[25]
La radical importancia de ello se basa en que la historia, como la medicina, es una de las ciencias en que el sujeto investigador coincide con el objeto a estudiar. De ahí la gran responsabilidad del historiador: la historia tiene una proyección al futuro por su potencia transformadora como herramienta de cambio social; y a los profesionales que la manejan, los historiadores, les es aplicable lo que Marx dijo de los filósofos (hasta ahora se han encargado de interpretar el mundo y de lo que se trata es de transformarlo).[26] No obstante, desde otra perspectiva se pretende una investigación desinteresada para la objetividad en la ciencia histórica.[27]
Véase también La objetividad en historiografía
División del tiempo histórico
Artículo principal: Periodización
No hay un acuerdo universal sobre la periodización de la historia, aunque sí un consenso académico sobre los periodos de la historia de la civilización occidental, basado en los términos acuñados inicialmente por Cristóbal Celarius (Edades Antigua, Media y Moderna), que ponía al mundo clásico grecorromano y su Renacimiento como los hechos determinantes para la división; y que actualmente es de aplicación general.[28] La acusación de eurocentrismo que se hace a tal periodización no impide que sea la más utilizada, por ser la que responde precisamente al desarrollo de los procesos históricos que produjeron el mundo contemporáneo.
En cuanto a la división del tiempo prehistórico en Edad de la Piedra y Edad de los Metales, fue propuesta en 1836 por el arqueólogo danés Christian Jürgensen Thomsen.[29]
El problema de cualquier periodización es hacerla coherente en términos sincrónicos y diacrónicos, es decir: que sea válida tanto para el transcurso del tiempo en un único lugar, como para lo que ocurre al mismo tiempo en distintos ámbitos espaciales. Cumplir ambos requisitos resulta difícil cuando los fenómenos que originan el comienzo de un periodo en un lugar (especialmente el Próximo Oriente, Asia central o China) tardan en difundirse o surgir endógenamente en otros lugares, que a su vez pueden estar más o menos próximos y conectados (como Europa Occidental o el África subsahariana), o más o menos lejanos y desconectados (como América u Oceanía). Para responder a todo ello, los modelos de periodización incluyen términos intermedios y periodos de solapamiento (yuxtaposición de características distintas) o transición (aparición paulatina de las novedades o características mixtas entre el periodo que empieza y el que termina). La didáctica de la historia se ayuda frecuentemente de diferentes tipos de representación gráfica de la sucesión de hechos y procesos en el tiempo y en el espacio.[30]
Véase también: Tiempo histórico y Mapa histórico
Prehistoria
Edad de Piedra Edad de los Metales
P a l e o l í t i c o Mesolítico N e o l í t i c o Edad
del
Cobre Edad
del
Bronce Edad
del
Hierro
P a l e o l í t i c o I n f e r i o r P a l e o l í t i c o M e d i o Paleolítico Superior Epi-
paleolítico Proto-
neolítico
Historia (Occidente)
Protohistoria Edad Antigua Edad Media siglo
XV Edad Moderna siglo
XVIII Edad
Contemporánea
Antigüedad clásica Antigüedad tardía Alta Edad Media Baja Edad Media
Plena Edad Media Crisis siglo
XVI siglo
XVII siglo
XIX siglo
XX siglo
XXI
Una serie de importantes eventos volcánicos ocurrieron en Eyjafjallajökull en Islandia en 2010. La actividad sísmica se inició a finales de 2009, y dio lugar a una erupción volcánica el 20 de marzo de 2010. Una erupción el 14 de abril de 2010 arrojó ceniza volcánica varios kilómetros en la atmósfera lo que llevó al cierre del espacio aéreo sobre la mayor parte del norte de Europa a partir del 15 de abril, afectando los planes de viaje de millones de pasajeros.
Contenido
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* 1 Primera erupción
* 2 Segunda erupción
o 2.1 Nube de ceniza
* 3 Efectos sobre el clima
* 4 Galería de imágenes
* 5 Efectos en la salud
* 6 Referencias
* 7 Véase también
* 8 Enlaces externos
Primera erupción [editar]
La erupción se cree que comenzó el 20 de marzo de 2010,[1] [2] a unos 8 kilómetros al este del cráter del volcán, en la región de Fimmvörðuháls, donde es muy popular la práctica del senderismo. Esta primera erupción no ocurrió en el glaciar y fue menor que la prevista por algunos geólogos.
Segunda erupción [editar]
Grandes columnas de vapor de agua se elevan al evaporarse la nieve y el hielo del glacial.
El 14 de abril 2010, tras una breve pausa, comenzó una nueva erupción, esta vez en el cráter superior, en el centro del glaciar, lo que causó el deshielo de este y las consecuentes inundaciones en los ríos cercanos, provocando la evacuación de más 800 personas. El río Markarfljót se desbordó y causo daños materiales en la carretera de la Ruta 1, que tuvó que ser cortada en un tramo de 400 metros.[3] Esta erupción fue de naturaleza explosiva, estimándose que fue entre diez y veinte veces superior a la anterior en Fimmvörðuháls. Dado que está erupción se produjo bajo el hielo glacial, la lava de expulsada sufrió un rápido enfriamiento lo que provocó que se formaran pequeños fragmentos de vidrio que ascendieron dentro de la columna de ceniza, por lo que su presencia en las capas altas de la atmósfera es muy peligroso para los aviones.[4] [5] El día 17 de abril el pronostico era que la nube continuase extendiéndose por el norte de Europa.[6]
Nube de ceniza [editar]
Esta segunda erupción arrojó ceniza volcánica a la atmósfera, llegando a una altura de varios kilómetros y extendiéndose por un área de miles de kilómetros cuadrados,[7] causando la interrupción del trafico aéreo en el noroeste de Europa el 15 de abril de 2010, el cierre de aeropuertos y el espacio aéreo sobre la mayor parte del norte de Europa, así como, la cancelación de miles de vuelos.[8] [9] [10] [11] [12] Esta circunstancia afectó a vuelos de todo el mundo, al cerrar los aeropuertos de Fráncfort y Amsterdam, estimándose la cancelación de hasta 17.000 vuelos.[13] No se daba esta cirscustancia desde la tragedia del 11-S.[14] Por todo esto, los servicios de ferrocarriles del norte de Europa se vieron desbordados por la creciente demanda.[15] Mientras tanto, científicos islandeses anunciaban previsiones de intensificación de la erupción[16] y la NASA advirtió que está erupción podria ser el preludio de una mucho mayor.[17]
Situación de la nube de ceniza volcánica el 15 de abril.
Situación de la nube de ceniza volcánica el 17 de abril.
Efectos sobre el clima [editar]
Se espera que si la nube de cenizas alcanza la estratosfera se produzca un descenso de la temperatura global, ya que las cenizas reflejarían la radiación solar, al igual que sucedió en 1992 tras la erunpción del Monte Pinatubo en Filipinas.[18]
Galería de imágenes [editar]
Localización de Islandia
Glaciar de Eyjafjallajökull.
Mapa de la situación de la erupción, 15 de abril de 2010.
Erupción del 27 de marzo de 2010.
Nube de ceniza del volcán Eyjafjallajökull, sobre el Atlántico Norte, 15 de abril de 2010.
Nube de cenizas volcánicas sobre Bergen, Noruega, 15 de abril de 2010.
Imagen satelital de la erupción, 24 de marzo de 2010.
Mapa del sistema volcánico de Islandia.
Efectos en la salud [editar]
La bibliografía internacional indica que la ceniza volcánica ataca principalmente a: el aparato respiratorio; la piel y los ojos, causando conjuntivitis y/o alguna otra enfermedad relacionada. A nivel de aparato respiratorio superior, produce irritación determinando rinitis, faringitis, amigdalitis, laringitis y empeoramiento de la sinusitis. Los efectos directos sobre las áreas inferiores estarían determinados especialmente por el tamaño de las partículas respirables, partículas suspendidas en el aire de un diámetro menor de 10 micronesimos (PM 10) y otras menores. Como la ceniza volcánica esta constituida especialmente de SiO2, esta sustancia puede producir irritación local y desarrollar silicosis. Los pacientes con silicosis tienen altas tasas de tuberculosis. El Ecuador tiene una prevalencia muy alta de tuberculosis pulmonar según las estadísticas del Ministerio de Salud,[19] especialmente en poblaciones indígenas, de las cuales viven algunas alrededor del volcán. Las provincias de Chimborazo y Tungurahua han presentado, en la segunda mitad de los años 1990, prevalencias altas de tuberculosis. Existe portanto la posibilidad de que personas infectadas, que no presentan la enfermedad, pudieran desarrollarla, activando focos latentes por via irritativa silicótica por el SiO2. Los pacientes que sufren hiperactividad bronquial, los bronquíticos crónicos, los pacientes asmáticos, y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas pueden complicarse.
Podría existir una relación entre la presencia elevada de aluminio en el agua para beber y la enfermedad de Alzheimer. Compuestos de titanio dissueltos en líquidos pueden producir conjuntivitis, opacidad corneal, congestión de la mucosa del aparato respiratorio superiorseguida por cicatrización y estenosis laríngea.
La ceniza actua a nivel de la conjuntiva de los ojos como cuerpo extraño; son los cristales de SiO2 que afectan directamente a la conjuntiva y a la córnea, produciendo abrasiones, además del efecto irritante. El efecto de la ceniza a nivel de la piel es principalmente por su ección irritante dérmica.
Se han reportado incremento de los cuadros diarreicos por efecto de la ceniza volcánica; los mecanismos se deben aún establecer, estos podrían estar relacionados con cuadros irritativos.