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ALVARO333
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#56761Mensaje

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ALVARO333
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#56762Mensaje

Ayuso cogiendo ideas para menús infantiles
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ALVARO333
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#56763Mensaje

Ahora lo entiendo. Estáis practicando en el foro para llegar a ser concejales de Vox ¿no?


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Última edición por ALVARO333 el Mar Jun 09, 2020 1:10 am, editado 1 vez en total.
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#56764Mensaje

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#56765Mensaje

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ALVARO333
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#56766Mensaje

El viernes, un tren de carga con 257 toneladas de suministros contra el #COVID19 partió de la ciudad #china de #Yiwu con destino a #Madrid. El cargamento llevaba 25,05 millones de mascarillas y 400.000 trajes protectores.

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#56767Mensaje

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#56768Mensaje

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#56769Mensaje

SuperSonico escribió:Grande Vox, el único partido de España que fomenta sin complejos izquierdosos el producto Español, primero España luego todo lo demás, =D> =D> =D> .

[youtube]Z3kskSsmTe8[/youtube]
Vox pide que no compreis productos de Inditex y Amancio Ortega. :meparto: :meparto: :meparto:


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#56770Mensaje

La “paguita”, “mantenidos”, “subvencionados”, “estómagos agradecidos”... seguro que habrás escuchado y leído esos términos muchas veces e incluso los habrás utilizado. Y no te culpo. Detrás de ese discurso no está solo Vox o el Partido Popular. Es mucho más antiguo. El sistema necesita gente desesperada que trabaje por lo que sea. Para conseguirlo, que tengas una paguita que mitigue esa desesperación es contraproducente. Por desgracia, en los próximos meses, muchas personas os vais a dar cuenta de ello. Muchos recibiréis la paguita y os encontraréis ante un dilema, ante una situación que incluso os haga sentiros mal, sentiros culpables. Una situación de la que tampoco os culpo, porque la realidad es que nada de eso es culpa vuestra.

Ese texto va para ese votante que concedió su confianza a partidos de derecha y extrema derecha y que usan de manera tan despectiva el término de “paguita”, para aquellas personas que han aprendido a golpe de campaña de redes sociales, mensajes de WhatsApp y discursos de políticos que hay que odiar a aquel cuya subsistencia depende del apoyo del Estado.

No va dirigido a los votantes del barrio de Salamanca o de la calle Núñez Balboa. Esos sabemos a quién votarán pase lo que pase. Incluso si sus imprudentes manifestaciones provocan un repunte de los contagios en sus propios hogares. Los de esos barrios no necesitan rentas mínimas, porque ya tienen rentas de sobra. Las personas que habitan esas calles rehúyen, y quieren que tú rehuyas, la renta mínima, no porque no quieren que el Estado te la proporcione a vosotros, sino porque no quieren que el Estado se las cobre a ellos mediante impuestos. Esas personas no entienden ni de lejos vuestra situación, porque nunca la han vivido y, de hecho, defienden que quien la vive es porque “no se ha esforzado lo suficiente” o porque os consideran unos vagos o incompetentes para el mundo o burbuja en la que ellos viven.

Este texto va dirigido al votante contaminado por el odio de esos políticos que solo con el odio saben hacer política. A esas personas que de tanto escuchar ese discurso de odio, han llegado a odiar a sus vecinos y vecinas, a los que empujados por la pobreza y la desigualdad han tenido que recurrir a una ayuda, a las personas que la sociedad no ha podido absorber tras la crisis anterior. En resumen, a las personas que han llegado a odiar a las personas de su misma clase social. Esos políticos avivan con su odio esa guerra del penúltimo contra el último. Pero esta nueva crisis, por desgracia, hará que muchos penúltimos no se diferencien en nada de los últimos. Y entonces, ¿qué harás?

Con las cifras de desempleo actual, el parón económico, industrias y sectores como el turismo heridos de muerte y lo difícil que va a ser la reconstrucción y reactivación de la economía, mucha gente no va a encontrar trabajo en los próximos meses, quizás años. No será una cuestión de no querer trabajar, sino de no poder trabajar, de que no haya trabajo. Los discursos culpabilizadores y mantras que nos han repetido una y otra vez, esas acusaciones de vagos que no quieren trabajar, que están “mejor en casa cobrando un subsidio”, de que no trabajan porque “prefieren la paguita que salir a buscar trabajo” perderán todo el sentido, si es que no lo habían perdido ya. Muchas de las personas que usaron esos términos tan despectivos recibirán la renta mínima. Será su único sustento.

Si te es imposible encontrar trabajo, ¿te llamarás vago a ti mismo? Cuando llames a mil puertas y ninguna se abra, ¿te incluirás en ese saco de personas que, según la derecha, prefieren cobrar una ayuda que trabajar? Cuando la situación te lleve a que muy poco te diferencie de la gente que recibía una ayuda social antes del covid-19, ¿te odiarás a ti mismo? Si después de todo eso, si esa renta básica o subsidio es lo que permite que tu familia y tú podáis alimentaros, ¿te llamarás a ti mismo “estómago agradecido”?

Estómago agradecido es otra de esas expresiones que nos insulta e infantiliza. Como si una renta básica nos convirtiera en estúpidos humanos que ya no vamos a saber diferenciar entre buenos y malos políticos al tener el estómago lleno. Según ellos, la renta mínima te va a convertir en un esclavo agradecido a su amo por darte un plato de arroz. Esa es la imagen que tienen de nosotros la extrema derecha: esclavos agradecidos. Pero, en realidad, lo que ellos pretenden es que al único que se le pueda agradecer nuestra esclavitud sea a ese empresario al que te venderás por un salario incluso ilegal con tal de llenar tu barriga y la de tu familia. No quieren que estés agradecido a políticos elegidos democráticamente, quieren que seas esclavo de empresarios, de ellos y sus amigos, y saben que la renta básica, la paguita, es una herramienta perfecta para dejar de ser esclavos de unos y de otros.

Porque si la renta básica se instaura, los dos partidos políticos en el Gobierno puede que saquen rédito político, posiblemente el que se merezcan si la medida es valiente y ayuda a una mayoría, pero no dependeremos de ellos. Porque si la renta mínima llega será para quedarse. Podremos ver y comprobar en nuestras propias carnes lo positiva, solidaria y, sobre todo, necesaria que puede llegar a ser para la sociedad. Y entonces, como muchos de los derechos que se han conseguido en las últimas décadas con la oposición de la derecha, ya no podrán arrebatárnoslo. Cuando esos votantes de derecha, que no se consideran vagos ni estómagos agradecidos, reciban la paguita, el discurso del odio hacia el pobre perderá toda su fuerza, porque las clases bajas votantes de las derechas se darán cuenta de que se han estado odiando a sí mismas. Comprobarán que, como penúltimo, se parecen mucho más a los últimos que a los manifestantes del barrio de Salamanca o a los que enarbolan ese discurso contra los últimos desde sus atriles en el Congreso.

Y eso la derecha lo sabe. Por eso provocan ese desprecio al pobre disfrazado de campañas de Twitter contra el Gobierno. Por eso insultan a sus propios votantes y siembran ese odio de una manera tan constante y agresiva durante esta crisis. Vox y PP saben que cuando sus votantes reciban la paguita, su discurso se desmoronará.

Se opusieron a subir el salario mínimo porque dicen que la gente lo que quiere es trabajar y la subida destruiría empleo, pero desprecian una renta básica porque defienden que la gente dejaría de buscar trabajo. Cuando se trata de financiar una medida como la renta básica subiendo impuestos a las rentas altas o grandes patrimonios, ya no son tan patriotas. Y, para colmo, quieren hacerte creer que tú serás menos patriota si la recibes. Menos ciudadano, menos merecedor de colgar una bandera en tu balcón, menos personas.

Como he dicho al principio, el desprecio al pobre no es nada nuevo. La aporofobia (odio al pobre) que rezuma los discursos de Vox y el PP se está quitando la careta. Pretende que este virus, igual que anteriores crisis financieras, recaiga sobre las espaldas de los más pobres, que la clase empresarial pueda salir de ella con un ejército laboral de reserva desesperado por trabajar por una miseria. Que ellos no tengan que pagar nada en impuestos para reconstruir el país y que nosotros no recibamos ninguna paguita. Para la extrema derecha ahora solo hay una dicotomía en la que están basando toda su oposición en un momento tan delicado como la actual crisis sanitaria y a la que nos quieren enfrentar: o ellos o nosotros. Y que para que los elijáis a ellos, no dudarán ni descansarán en su estrategia del odio y desprecio. Si eliges su odio, puede que te des cuenta dentro de muy poco de que te han empujado a odiarte a ti mismo. Acabo repitiendo lo que dije al principio: no te culpo. Pero sí os planteo esa pregunta: si llega ese momento, que ojalá no llegue, ¿qué harás cuando te den la “paguita”?
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#56771Mensaje

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#56772Mensaje

¿De verdad alguien que no sea Paul Breitner, MKG y la novedad progre depuntaenblanco va a leerse el tochaco del subnormal?

:meparto:
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#56773Mensaje

ALVARO333 escribió:La “paguita”, “mantenidos”, “subvencionados”, “estómagos agradecidos”... seguro que habrás escuchado y leído esos términos muchas veces e incluso los habrás utilizado. Y no te culpo. Detrás de ese discurso no está solo Vox o el Partido Popular. Es mucho más antiguo. El sistema necesita gente desesperada que trabaje por lo que sea. Para conseguirlo, que tengas una paguita que mitigue esa desesperación es contraproducente. Por desgracia, en los próximos meses, muchas personas os vais a dar cuenta de ello. Muchos recibiréis la paguita y os encontraréis ante un dilema, ante una situación que incluso os haga sentiros mal, sentiros culpables. Una situación de la que tampoco os culpo, porque la realidad es que nada de eso es culpa vuestra.

Ese texto va para ese votante que concedió su confianza a partidos de derecha y extrema derecha y que usan de manera tan despectiva el término de “paguita”, para aquellas personas que han aprendido a golpe de campaña de redes sociales, mensajes de WhatsApp y discursos de políticos que hay que odiar a aquel cuya subsistencia depende del apoyo del Estado.

No va dirigido a los votantes del barrio de Salamanca o de la calle Núñez Balboa. Esos sabemos a quién votarán pase lo que pase. Incluso si sus imprudentes manifestaciones provocan un repunte de los contagios en sus propios hogares. Los de esos barrios no necesitan rentas mínimas, porque ya tienen rentas de sobra. Las personas que habitan esas calles rehúyen, y quieren que tú rehuyas, la renta mínima, no porque no quieren que el Estado te la proporcione a vosotros, sino porque no quieren que el Estado se las cobre a ellos mediante impuestos. Esas personas no entienden ni de lejos vuestra situación, porque nunca la han vivido y, de hecho, defienden que quien la vive es porque “no se ha esforzado lo suficiente” o porque os consideran unos vagos o incompetentes para el mundo o burbuja en la que ellos viven.

Este texto va dirigido al votante contaminado por el odio de esos políticos que solo con el odio saben hacer política. A esas personas que de tanto escuchar ese discurso de odio, han llegado a odiar a sus vecinos y vecinas, a los que empujados por la pobreza y la desigualdad han tenido que recurrir a una ayuda, a las personas que la sociedad no ha podido absorber tras la crisis anterior. En resumen, a las personas que han llegado a odiar a las personas de su misma clase social. Esos políticos avivan con su odio esa guerra del penúltimo contra el último. Pero esta nueva crisis, por desgracia, hará que muchos penúltimos no se diferencien en nada de los últimos. Y entonces, ¿qué harás?

Con las cifras de desempleo actual, el parón económico, industrias y sectores como el turismo heridos de muerte y lo difícil que va a ser la reconstrucción y reactivación de la economía, mucha gente no va a encontrar trabajo en los próximos meses, quizás años. No será una cuestión de no querer trabajar, sino de no poder trabajar, de que no haya trabajo. Los discursos culpabilizadores y mantras que nos han repetido una y otra vez, esas acusaciones de vagos que no quieren trabajar, que están “mejor en casa cobrando un subsidio”, de que no trabajan porque “prefieren la paguita que salir a buscar trabajo” perderán todo el sentido, si es que no lo habían perdido ya. Muchas de las personas que usaron esos términos tan despectivos recibirán la renta mínima. Será su único sustento.

Si te es imposible encontrar trabajo, ¿te llamarás vago a ti mismo? Cuando llames a mil puertas y ninguna se abra, ¿te incluirás en ese saco de personas que, según la derecha, prefieren cobrar una ayuda que trabajar? Cuando la situación te lleve a que muy poco te diferencie de la gente que recibía una ayuda social antes del covid-19, ¿te odiarás a ti mismo? Si después de todo eso, si esa renta básica o subsidio es lo que permite que tu familia y tú podáis alimentaros, ¿te llamarás a ti mismo “estómago agradecido”?

Estómago agradecido es otra de esas expresiones que nos insulta e infantiliza. Como si una renta básica nos convirtiera en estúpidos humanos que ya no vamos a saber diferenciar entre buenos y malos políticos al tener el estómago lleno. Según ellos, la renta mínima te va a convertir en un esclavo agradecido a su amo por darte un plato de arroz. Esa es la imagen que tienen de nosotros la extrema derecha: esclavos agradecidos. Pero, en realidad, lo que ellos pretenden es que al único que se le pueda agradecer nuestra esclavitud sea a ese empresario al que te venderás por un salario incluso ilegal con tal de llenar tu barriga y la de tu familia. No quieren que estés agradecido a políticos elegidos democráticamente, quieren que seas esclavo de empresarios, de ellos y sus amigos, y saben que la renta básica, la paguita, es una herramienta perfecta para dejar de ser esclavos de unos y de otros.

Porque si la renta básica se instaura, los dos partidos políticos en el Gobierno puede que saquen rédito político, posiblemente el que se merezcan si la medida es valiente y ayuda a una mayoría, pero no dependeremos de ellos. Porque si la renta mínima llega será para quedarse. Podremos ver y comprobar en nuestras propias carnes lo positiva, solidaria y, sobre todo, necesaria que puede llegar a ser para la sociedad. Y entonces, como muchos de los derechos que se han conseguido en las últimas décadas con la oposición de la derecha, ya no podrán arrebatárnoslo. Cuando esos votantes de derecha, que no se consideran vagos ni estómagos agradecidos, reciban la paguita, el discurso del odio hacia el pobre perderá toda su fuerza, porque las clases bajas votantes de las derechas se darán cuenta de que se han estado odiando a sí mismas. Comprobarán que, como penúltimo, se parecen mucho más a los últimos que a los manifestantes del barrio de Salamanca o a los que enarbolan ese discurso contra los últimos desde sus atriles en el Congreso.

Y eso la derecha lo sabe. Por eso provocan ese desprecio al pobre disfrazado de campañas de Twitter contra el Gobierno. Por eso insultan a sus propios votantes y siembran ese odio de una manera tan constante y agresiva durante esta crisis. Vox y PP saben que cuando sus votantes reciban la paguita, su discurso se desmoronará.

Se opusieron a subir el salario mínimo porque dicen que la gente lo que quiere es trabajar y la subida destruiría empleo, pero desprecian una renta básica porque defienden que la gente dejaría de buscar trabajo. Cuando se trata de financiar una medida como la renta básica subiendo impuestos a las rentas altas o grandes patrimonios, ya no son tan patriotas. Y, para colmo, quieren hacerte creer que tú serás menos patriota si la recibes. Menos ciudadano, menos merecedor de colgar una bandera en tu balcón, menos personas.

Como he dicho al principio, el desprecio al pobre no es nada nuevo. La aporofobia (odio al pobre) que rezuma los discursos de Vox y el PP se está quitando la careta. Pretende que este virus, igual que anteriores crisis financieras, recaiga sobre las espaldas de los más pobres, que la clase empresarial pueda salir de ella con un ejército laboral de reserva desesperado por trabajar por una miseria. Que ellos no tengan que pagar nada en impuestos para reconstruir el país y que nosotros no recibamos ninguna paguita. Para la extrema derecha ahora solo hay una dicotomía en la que están basando toda su oposición en un momento tan delicado como la actual crisis sanitaria y a la que nos quieren enfrentar: o ellos o nosotros. Y que para que los elijáis a ellos, no dudarán ni descansarán en su estrategia del odio y desprecio. Si eliges su odio, puede que te des cuenta dentro de muy poco de que te han empujado a odiarte a ti mismo. Acabo repitiendo lo que dije al principio: no te culpo. Pero sí os planteo esa pregunta: si llega ese momento, que ojalá no llegue, ¿qué harás cuando te den la “paguita”?
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michael37
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ALVARO333 escribió:La “paguita”, “mantenidos”, “subvencionados”, “estómagos agradecidos”... seguro que habrás escuchado y leído esos términos muchas veces e incluso los habrás utilizado. Y no te culpo. Detrás de ese discurso no está solo Vox o el Partido Popular. Es mucho más antiguo. El sistema necesita gente desesperada que trabaje por lo que sea. Para conseguirlo, que tengas una paguita que mitigue esa desesperación es contraproducente. Por desgracia, en los próximos meses, muchas personas os vais a dar cuenta de ello. Muchos recibiréis la paguita y os encontraréis ante un dilema, ante una situación que incluso os haga sentiros mal, sentiros culpables. Una situación de la que tampoco os culpo, porque la realidad es que nada de eso es culpa vuestra.

Ese texto va para ese votante que concedió su confianza a partidos de derecha y extrema derecha y que usan de manera tan despectiva el término de “paguita”, para aquellas personas que han aprendido a golpe de campaña de redes sociales, mensajes de WhatsApp y discursos de políticos que hay que odiar a aquel cuya subsistencia depende del apoyo del Estado.

No va dirigido a los votantes del barrio de Salamanca o de la calle Núñez Balboa. Esos sabemos a quién votarán pase lo que pase. Incluso si sus imprudentes manifestaciones provocan un repunte de los contagios en sus propios hogares. Los de esos barrios no necesitan rentas mínimas, porque ya tienen rentas de sobra. Las personas que habitan esas calles rehúyen, y quieren que tú rehuyas, la renta mínima, no porque no quieren que el Estado te la proporcione a vosotros, sino porque no quieren que el Estado se las cobre a ellos mediante impuestos. Esas personas no entienden ni de lejos vuestra situación, porque nunca la han vivido y, de hecho, defienden que quien la vive es porque “no se ha esforzado lo suficiente” o porque os consideran unos vagos o incompetentes para el mundo o burbuja en la que ellos viven.

Este texto va dirigido al votante contaminado por el odio de esos políticos que solo con el odio saben hacer política. A esas personas que de tanto escuchar ese discurso de odio, han llegado a odiar a sus vecinos y vecinas, a los que empujados por la pobreza y la desigualdad han tenido que recurrir a una ayuda, a las personas que la sociedad no ha podido absorber tras la crisis anterior. En resumen, a las personas que han llegado a odiar a las personas de su misma clase social. Esos políticos avivan con su odio esa guerra del penúltimo contra el último. Pero esta nueva crisis, por desgracia, hará que muchos penúltimos no se diferencien en nada de los últimos. Y entonces, ¿qué harás?

Con las cifras de desempleo actual, el parón económico, industrias y sectores como el turismo heridos de muerte y lo difícil que va a ser la reconstrucción y reactivación de la economía, mucha gente no va a encontrar trabajo en los próximos meses, quizás años. No será una cuestión de no querer trabajar, sino de no poder trabajar, de que no haya trabajo. Los discursos culpabilizadores y mantras que nos han repetido una y otra vez, esas acusaciones de vagos que no quieren trabajar, que están “mejor en casa cobrando un subsidio”, de que no trabajan porque “prefieren la paguita que salir a buscar trabajo” perderán todo el sentido, si es que no lo habían perdido ya. Muchas de las personas que usaron esos términos tan despectivos recibirán la renta mínima. Será su único sustento.

Si te es imposible encontrar trabajo, ¿te llamarás vago a ti mismo? Cuando llames a mil puertas y ninguna se abra, ¿te incluirás en ese saco de personas que, según la derecha, prefieren cobrar una ayuda que trabajar? Cuando la situación te lleve a que muy poco te diferencie de la gente que recibía una ayuda social antes del covid-19, ¿te odiarás a ti mismo? Si después de todo eso, si esa renta básica o subsidio es lo que permite que tu familia y tú podáis alimentaros, ¿te llamarás a ti mismo “estómago agradecido”?

Estómago agradecido es otra de esas expresiones que nos insulta e infantiliza. Como si una renta básica nos convirtiera en estúpidos humanos que ya no vamos a saber diferenciar entre buenos y malos políticos al tener el estómago lleno. Según ellos, la renta mínima te va a convertir en un esclavo agradecido a su amo por darte un plato de arroz. Esa es la imagen que tienen de nosotros la extrema derecha: esclavos agradecidos. Pero, en realidad, lo que ellos pretenden es que al único que se le pueda agradecer nuestra esclavitud sea a ese empresario al que te venderás por un salario incluso ilegal con tal de llenar tu barriga y la de tu familia. No quieren que estés agradecido a políticos elegidos democráticamente, quieren que seas esclavo de empresarios, de ellos y sus amigos, y saben que la renta básica, la paguita, es una herramienta perfecta para dejar de ser esclavos de unos y de otros.

Porque si la renta básica se instaura, los dos partidos políticos en el Gobierno puede que saquen rédito político, posiblemente el que se merezcan si la medida es valiente y ayuda a una mayoría, pero no dependeremos de ellos. Porque si la renta mínima llega será para quedarse. Podremos ver y comprobar en nuestras propias carnes lo positiva, solidaria y, sobre todo, necesaria que puede llegar a ser para la sociedad. Y entonces, como muchos de los derechos que se han conseguido en las últimas décadas con la oposición de la derecha, ya no podrán arrebatárnoslo. Cuando esos votantes de derecha, que no se consideran vagos ni estómagos agradecidos, reciban la paguita, el discurso del odio hacia el pobre perderá toda su fuerza, porque las clases bajas votantes de las derechas se darán cuenta de que se han estado odiando a sí mismas. Comprobarán que, como penúltimo, se parecen mucho más a los últimos que a los manifestantes del barrio de Salamanca o a los que enarbolan ese discurso contra los últimos desde sus atriles en el Congreso.

Y eso la derecha lo sabe. Por eso provocan ese desprecio al pobre disfrazado de campañas de Twitter contra el Gobierno. Por eso insultan a sus propios votantes y siembran ese odio de una manera tan constante y agresiva durante esta crisis. Vox y PP saben que cuando sus votantes reciban la paguita, su discurso se desmoronará.

Se opusieron a subir el salario mínimo porque dicen que la gente lo que quiere es trabajar y la subida destruiría empleo, pero desprecian una renta básica porque defienden que la gente dejaría de buscar trabajo. Cuando se trata de financiar una medida como la renta básica subiendo impuestos a las rentas altas o grandes patrimonios, ya no son tan patriotas. Y, para colmo, quieren hacerte creer que tú serás menos patriota si la recibes. Menos ciudadano, menos merecedor de colgar una bandera en tu balcón, menos personas.

Como he dicho al principio, el desprecio al pobre no es nada nuevo. La aporofobia (odio al pobre) que rezuma los discursos de Vox y el PP se está quitando la careta. Pretende que este virus, igual que anteriores crisis financieras, recaiga sobre las espaldas de los más pobres, que la clase empresarial pueda salir de ella con un ejército laboral de reserva desesperado por trabajar por una miseria. Que ellos no tengan que pagar nada en impuestos para reconstruir el país y que nosotros no recibamos ninguna paguita. Para la extrema derecha ahora solo hay una dicotomía en la que están basando toda su oposición en un momento tan delicado como la actual crisis sanitaria y a la que nos quieren enfrentar: o ellos o nosotros. Y que para que los elijáis a ellos, no dudarán ni descansarán en su estrategia del odio y desprecio. Si eliges su odio, puede que te des cuenta dentro de muy poco de que te han empujado a odiarte a ti mismo. Acabo repitiendo lo que dije al principio: no te culpo. Pero sí os planteo esa pregunta: si llega ese momento, que ojalá no llegue, ¿qué harás cuando te den la “paguita”?
El régimen venezolano anunció este lunes un aumento del 60 % en el salario mínimo legal, que entrará en vigor el próximo 1 de mayo, con lo que los trabajadores pasarán de percibir 250.000 bolívares (cerca de 1,45 dólares) a 400.000 bolívares (2,33 dólares) mensuales, según la tasa oficial de cambio.

La información la dio a conocer el ministro para el Proceso Social del Trabajo, Eduardo Piñate, a través de su cuenta de Twitter, en la que publicó un comunicado que posteriormente fue redifundido por otros miembros del gabinete y por el canal estatal VTV.

“Se incrementa el salario mínimo a un monto de cuatrocientos mil bolívares”, dice el documento en el que también se informa del aumento, hasta los mismos 2,33 dólares, de las pensiones que reciben los casi cinco millones de jubilados.

El Ejecutivo de Nicolás Maduro decretó además el aumento de la bonificación de alimentación a los trabajadores, conocida como “cesta ticket”, que pasa de 200.000 bolívares (1,16 dólares) a 400.000 bolívares (2,33 dólares), aunque este pago no genera pasivos laborales.


Para los pensionistas, se aprobó un aumento de su bonificación mensual, llamado “bono contra la guerra económica criminal”, que asciende hasta los 300.000 bolívares (1,75 dólares).

Estos incrementos se dan a conocer en medio de una acelerada devaluación de la moneda local, que solo en la última semana se ha depreciado un 25,15 % frente al dólar estadounidense, el signo monetario con el que se realizan la mayoría de las operaciones comerciales en el país.

Además, el Gobierno ha puesto en marcha un nuevo mecanismo de control de precios con el que espera regular las tarifas de 27 productos de consumo básico a partir de este lunes, una medida que ha sido rechazada por un gran número de comerciantes.

El nuevo salario mínimo se enfrentará también con la inflación que, según estimaciones no oficiales, cerrará abril por encima del 50 % luego de un incremento de 21,2 % en marzo.

Solo para comer, una familia requiere más de 100 salarios mínimos pues el costo de la canasta alimentaria ronda los 355 dólares, según estimaciones del Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas).

TE SUENA TODO ESTO? PORQUE NOSOTROS ESTAMOS YENDO DIRECTOS HACIA ESE DESTINO. :facepalm:

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#56776Mensaje

España se suma a la veintena de países europeos que ya tienen renta mínima
Las ayudas van desde los 200 euros que se perciben en Polonia a los 2.000 de Luxemburgo

[youtube]aL6DRCvVYW0[/youtube]
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ALVARO333
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#56777Mensaje

Javi18 escribió:¿De verdad alguien que no sea Paul Breitner, MKG y la novedad progre depuntaenblanco va a leerse el tochaco del subnormal?

:meparto:
A tí ya te pondré dibujitos no te preocupes.
Última edición por ALVARO333 el Mar Jun 09, 2020 11:19 am, editado 1 vez en total.
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#56778Mensaje

ALVARO333 escribió:España se suma a la veintena de países europeos que ya tienen renta mínima
Las ayudas van desde los 200 euros que se perciben en Polonia a los 2.000 de Luxemburgo

[youtube]aL6DRCvVYW0[/youtube]
Los que estamos en contra de tu ideología no somos nazis, pero tu sí eres COMUNISTA, "y no pasa na" pero ser ERES.

Y ser comunista en el siglo que estamos y después del pasado tan catastrófico de una gran cantidad de países que se suscribieron a vuestra ideología. Es de ser un ignorante supino. :facepalm:
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Paul Breitner
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#56779Mensaje

Última edición por Paul Breitner el Mar Jun 09, 2020 11:06 am, editado 2 veces en total.
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ALVARO333
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#56780Mensaje

Ayuda urgente por favor :lol: :lol:
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