Por mi parte prefiero un gato
Roban menos tiempo: Al gato no hay que sacarlo a pasear cada equis horas para hacer ejercicio y sus necesidades, algo obligatorio con un perro. Además, los gatos ensucian menos no sólo porque acuden al
arenero ellos solitos, sino porque, además, por instinto cubren sus necesidades para que no huela mal.
Necesitan pocos cuidados: En general, un gato precisa menos atenciones que un perro. Por ejemplo, no sólo te libras de sacarlo a pasear, también hay que bañarlo menos, incluso no es necesario hacerlo para mantenerlo limpio. Además, su alimentación va en relación con su tamaño, por lo que puede ser menos costosa que la de un perro grande.
Silenciosos y tranquilos, pero no aburridos: Un gato hace reir y disfrutar de la vida en su compañía, es tierno cuando ronronea y abrazarlo relaja, ahuyentando las grandes y pequeñas preocupaciones. Además, igual pasean silenciosos por la casa que pasan buenos ratos ellos solos, enteniéndose con cualquier cosita. Son unos grandes dormilones y también saben jugar entre ellos o con nosotros.