El Madrid no aparece
El Real Madrid estuvo lejos de mostrar el nivel de juego que esperan sus aficionados y permitió crecerse a un Lazio, al que le quedan demasiado lejos sus días de gloria. Los dos tantos de Van Nistelrooy fueron neutralizados por los dos de Pandev.
Liga de Campeones |
Lazio 2-2 Real Madrid
Bernd Schuster sabe perfectamente dónde está, lo que implica entrenar al Real Madrid y lo que significa la Liga de Campeones para este club. Por eso cuando suena el himno de la Champions, el Madrid forma con el equipo de gala. Las rotaciones quedan para la Liga, en Europa no conviene arriesgar con pruebas. Los golpes que recibes en la Liga de Campeones hacen más daño y dejan heridas más profundas. El empate en Roma no es una tragedia, ni mucho menos, pero sí dejó claro, más por el juego que por el resultado en sí, que la imagen de este Madrid está lejos del ideal que persiguen Schuster y el Bernabéu. Le faltó juego, contundencia y personalidad para cerrar el choque cuando lo tuvo en su mano.
Sergio Ramos recuperó su sitio en el lateral derecho, el puesto ideal para el sevillano según Schuster, Heinze fue pareja de Cannavaro en el centro y Marcelo apareció de nuevo por el lateral izquierdo. Una defensa coherente, como coherente fue el centro del campo, con Diarra, Guti, Sneijder y Robben, al que se le ve muy lejos de su mejor nivel, aunque siempre deja detalles de su calidad. El ataque fue cosa de Raúl y Van Nistelrooy.
Los peones adecuados estuvieron sobre el campo, pero aunque eso significa dar un paso importante hacia la victoria, no garantiza el triunfo, ni mucho menos el juego brillante. Los futbolistas del Madrid se mostraron demasiado estáticos, ofrecieron una extraña pasividad y fueron los principales responsables de que el Lazio no se hundiera después de recibir el gol de Van Nistelrooy. Sneijder sacó una falta, el balón sorteó cuantas cabezas se encontró en su camino y llegó hasta las botas de Van Nistelrooy, que marcó casi sin querer.
El reloj apenas había avanzado siete minutos y el Madrid se creyó que el trabajo ya estaba hecho. Se relajó, pensó que no era necesario moverse y que para conseguir la victoria sólo tenía que dejar pasar el tiempo. Por mucho que a este Lazio sólo le quede el nombre del gran equipo que fue no hace mucho, si le dejas pensar y le das espacios al final se cree mejor de lo que es.
El fuera de juego y la pasividad
El Madrid se la jugó al fuera de juego y así inutilizó durante media hora el ataque italiano. Pero hubo demasiados agujeros en la ejecución de esa táctica. Con el Madrid ya demasiado relajado y viendo la vida pasar, Pandev logró burlar a la zaga blanca, pero falló solo ante Casillas. Iker debió aparecer poco después para mostrar sus reflejos en un cabezazo de Mutarelli, pero nada pudo hacer para detener un sensacional disparo de Pandev, que apareció solo por la izquierda para empatar. Con toda la tranquilidad del mundo Stendardo puso de cabeza el balón en los pies de Pandev, que sacó provecho de la pasividad de la defensa y del centro del campo, que presionaba sólo con los ojos.
Gracias a Casillas y a la poca calidad del Lazio, el destrozo hasta llegar al descanso no fue mayor. El paso por los vestuarios no espabiló a los de Schuster, que estuvieron a merced de los italianos durante casi un cuarto de hora. Apareció de nuevo Casillas para dejar en nada un buen disparo de Mauri. Respondió Van Nistelrooy con un disparo flojo, después de que Guti abriera a Robben en la izquierda y el extremo holandés pusiera un buen balón en el área. Fue de lo mejor que hizo Robben y de lo poco que mostró Guti, situado demasiado cerca de Diarra y que apenas logró conectar con el ataque.
El siguiente susto lo firmó Rocchi, que ganó con facilidad la espalda a Sergio Ramos y de forma incomprensible envió el balón fuera, cuando entre él y el gol sólo le separaba Iker. A muchos delanteros, la presencia de Casillas les intimida más que el más duro de los defensas. Cuando Iker está bajo los palos, la portería parece que se les encoge.
Siempre Van Nistelrooy
Con el miedo todavía en el cuerpo apareció Raúl. El capitán se inventó un fenomenal pase, muy parecido al que firmó en Getafe, con el que rompió la línea defensiva del Lazio y dejó a Van Nistelrooy, que siempre está donde siempre se le espera, en un mano a mano ante Ballotta, al que superó con sencillez. Raúl había retrasado su posición para cumplir con la labor de enlace que debía corresponder al desaparecido Sneijder, que en poco se parece al futbolista que deslumbró en el comienzo de curso.
Pareció espabilarse el Madrid, que dio un paso al frente e intentó asumir el control del partido y trató de dejar claro que el triunfo era suyo. Pero cuando no sentencias lo sueles pagar. Pandev se resistió a caer y batió a Casillas desde el borde del área, después de una pérdida de balón de Guti, que en una zona donde no se debe arriesgar recibió un pase demasiado comprometido y poco inteligente de Cannavaro.
Movió piezas Schuster, que retiró a Robben, a Raúl y a Sneijder para dar entrada a Higuaín, Saviola y Drenthe, pero la solución a los problemas no llegó desde el banquillo. Incluso debió aparecer Casillas a un tiro de Makinwa. Se reclamó al final un posible penalti de Cribari a Higuaín, pero el central brasileño, que jugó con una máscara que le cubrió toda la cara, despejó el balón con claridad. Cerró el choque Drenthe con un disparo tan potente como desviado. No hubo para más.