Os pongo mi
Receta de Cocido madrileño Canterano...
1. Es indispensable para esta receta que los garbanzos, perdón, los “Canteranos” sean tiernos (jovencitos), de modo que ponerlos en un cuenco con agua toda la noche del día anterior (en la Residencia de Valdebebas), para que se ablanden con un poco de sal (antes de su salida al terreno de juego).
2. Cuando estén listos, los colamos (en la convocatoria) y los escurrimos bien (para que no salgan muy mojados, y se acatarren), dejándolos a un lado para cuando los necesitemos (en el “banquillo”, principalmente).
3. Ponemos una olla grande al fuego con bastante agua (es decir, un terreno de juego en perfectas condiciones), unos dos litros de agua (por cada 10 metros cuadrados, para que el césped esté perfecto). Ahora lavamos los siguientes ingredientes y luego los agregamos a la olla (campo): el tocino (ese jugador que ha cogido sobrepeso tras el veranito, el que se ha hecho un “Markannen”), la punta de jamón (el media punta) y sus huesos (el Di María de turno), y por último el morcillo (ese jugador de provincias, que tan bien nos viene al equipo). Ponemos a media potencia (para no agotarlos desde el pitido inicial) y esperamos a que empiece a hervir (a que el equipo entre en juego con el paso de los minutos). Se formará espuma en el agua (cansancio en los jugadores tras la primera parte), así que con ayuda de una espumera la quitamos (hacemos los cambios oportunos para refrescar al equipo).
4. Una vez retirada la espuma, agregamos los garbanzos (jugadores frescos de la Cantera). Reducimos la potencia a fuego bajo (presionamos a partir de que el balón llegue a nuestro campo) y dejamos que se haga todo como planeado por una hora y media más o menos (lo que dura el partido).
5. En una olla aparte ponemos el repollo bien picadito (ese jugador con cresta que calienta en la banda en la segunda parte), utilizando un poco del caldo que se está haciendo en el cocido (palabras de ánimo), junto con el chorizo y la morcilla (esa pareja de jugadores de recambio que pueden ayudarnos tanto). Dejarlo cocer (dejarlos que calienten bien, y que el juego se desarrolle en el campo como planeado).
6. Cuando el cocido de la olla principal lleve alrededor de una hora (a los quince minutos de la segunda parte), pelamos y lavamos las patatas (quitamos los petos a los reservas que están calentando), que troceamos y agregamos (al terreno de juego, para el oportuno cambio). Las zanahorias las pelamos y limpiamos también con agua, para agregarlas enteras (ídem con esos jugadores de banquillo). Por último echar el pollo (ese canterano con cresta que va a por todas). Si vemos que nos vamos quedando sin agua (sin fuerza en el medio campo), tenemos que agregar más (animar al equipo), pero para no estropear el plato tenéis que agregarla caliente (que animen también los compañeros de banquillo, no solo el entrenador).
7. Pasado el tiempo de cocción de los garbanzos (los canteranos que buscan una oportunidad), el caldo lo echamos en una cacerola aparte (en la banda), donde podemos usarlo para hacer fideos o arroz (ejercicios de estiramientos). Repartimos todo lo que tenemos de la segunda olla (en el banquillo), así como los garbanzos que hemos cocido (los que han salido ya), en los distintos platos (posiciones de juego). Luego cubrimos con el caldo y, en el caso de que hayamos hecho fideos o arroz también lo ponemos (hacemos que el sistema táctico explicado en el vestuario se exprese en el terreno de juego).
8. Ahora solo falta ocuparnos del ajo (el portero suplente), que lo pelamos, picamos y servimos con el repollo (lo ponemos a calentar sin peto para animarlo).
9. Lo que es el pollo, las patatas y la zanahoria (los canteranos que destacan) se puede colocar en una bandeja (en el campo) y que cada persona se ponga lo que desee en el plato (que cada cual saque sus conclusiones sobre su valía). O bien se puede repartir directamente en la cocina (proponerlos para el primer equipo), como mejor lo veáis vosotros.