LA VERDAD DEL CASO JAMES
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estas alturas es difícil encontrar a algún madridista que no esté cabreado con la operación James, que como es ya oficial se va cedido al Bayern por dos temporadas con opción de compra al término de las mismas. El objetivo de mi artículo no es convencer a nadie de que no hay por qué estar contrariado. Entre otras cosas, y lo adelanto ya, porque yo soy uno de los que más lo está. Posiblemente solo existan dos clubes en el mundo con los que no nos podemos permitir ningún tipo de debilidad en una negociación: Barça y Bayern. Son los dos rivales directos con los que sí o sí te vas a encontrar en algún momento, y cualquier operación corre el riesgo de volverse en tu contra rápidamente. Yo soy de los que le hubiese cabreado hasta una noticia en la que se vendiera a James por 90 millones pagados a “tocateja” por el Bayern.
El objetivo de este artículo es intentar explicar el “porqué” de esta operación tan extraña y los motivos que me llevan a pensar que no es más que un traspaso encubierto.
Lo primero de todo es decir que en el tema James se da una anomalía que lo cambia todo.
Posiblemente el Real Madrid sea el único equipo del mundo en el que no tenga cabida un jugador de la talla de James. Y no solo eso, sino que es tan evidente el estado de prescindibilidad que no nos permite tener una posición de fuerza en una negociación sobre los términos de su traspaso.
Es posible que el Real Madrid haya recibido propuestas más altas por James durante el (los) último(s) año(s). Y también es evidente que han sido rechazadas. Quizá en la mente del club estaba vender a James este verano a buen precio, y después abordar lo de Ceballos con la tranquilidad que da enfrentarte a una cláusula de rescisión. Me da por pensar que la intromisión del Barça hizo que el coste-oportunidad que suponía no hacer el fichaje de Ceballos de inmediato era mayor que aguantar la cara de póker con los posibles compradores de James. Una vez fichado Ceballos, el Madrid tenía poco poder de negociación con James. Es evidente que Mendes y el Bayern han sabido manejar muy bien los tiempos en esta negociación. Mendes sabe oler muy bien la sangre y ha jugado sus cartas a la perfección. Detrás de James no parece que hubiera ninguna puja, algo que hubiese devuelto al Madrid su poder negociador.
Es evidente que Mendes y el Bayern han sabido manejar muy bien los tiempos en esta negociación
Ahora bien, ¿qué lleva al club que ha demostrado durante estos últimos años manejar con tan buen criterio la parcela deportiva hacer una operación tan ruinosa a todas luces? Es el momento de hablar del fair play financiero.
En el año 2012, la UEFA pone en marcha una serie de normativas que obligan a los clubes a tener un mayor control económico sobre sus cuentas. El auge de la inversión privada en el fútbol había hecho aún más desigual los campeonatos, y permitía que equipos que financieramente tenían una estructura muy similar a la de una empresa en quiebra pudieran hacer fichajes millonarios sin que nadie les exigiera nada.
Uno de los puntos donde más se centra este conjunto de normas es en lo relativo al presupuesto de salarios y gastos de plantilla. Dicha partida no puede superar el 70% del presupuesto total del club.
A este control externo “europeo” se han sumado otras normativas más específicas de cada competición. En España, por ejemplo, La Liga también puso en marcha su propio control económico a los clubes. La idea es extender estas normas no solo a la élite europea sino a todos los clubes de primera y segunda división.
En este sentido cabe destacar que la Bundesliga es quizá la liga con mayor control económico sobre los clubes que existe en Europa. Llegando a extremos tan conocidos como el obligar que el 50%+1 de los clubes sean siempre propiedad de los socios o regulando los términos de venta de entradas.
En este entorno se ha manejado siempre el Bayern, que a pesar de tener inversores tan potentes como Audi, Adidas o Allianz (que encima se ha apropiado del nombre del estadio) no llega a presupuestos por encima de los 600 millones como Barça, Madrid o United.
Además, también existe otro histórico regulador de la economía de los clubes: los principios contables. Estos principios son unas normas legales que impiden que cualquier empresa pueda imputar en sus cierres contables los ingresos y los gastos a su antojo y así alterar los resultados de la cuenta de pérdidas y ganancias. No olvidemos que el impuesto de sociedades se basa en el resultado de dicha cuenta y alterarla podría significar un fraude de ley.
En medio de este entorno tan regulado ha surgido el ingenio de muchos clubes y se han creado nuevos modelos de “traspaso” cuyo único fin es saltarse estos controles tan estrictos.
Uno de ellos es la cesión con opción obligatoria de compra. ¿Por qué se le llama cesión y no traspaso con pago aplazado? Porque los términos cesión y traspaso están regulados y su imputación contable es totalmente diferente.
Pongamos el caso de un club que traspasa a otro club a un jugador por 30 millones. Ese club está obligado a repartir de manera lineal dicha amortización en función de los años que haya firmado dicho jugador. Si lo hizo por 5 años, se deben imputar 6 en concepto de amortización durante cada uno de esos 5 años. El gasto, a efectos de fair play financiero, de ese jugador sería su salario anual más su amortización correspondiente.
Si hablamos de cesión el tratamiento es distinto. En una cesión se imputa el coste anual asociado (si lo hubiera) a dicha cesión más el salario (si lo hubiera, ya que a veces lo paga el club de origen) del jugador.
¿Qué es lo que creo que ha hecho el Bayern? Ganar margen de gasto en plantilla los próximos dos años. Las cuentas dicen que el Madrid ha tasado a James en 45 Millones. 5 millones + 5 millones + 35 millones (si hay venta al cabo de dos años). Si fuera traspaso, el Bayern imputaría mínimo entre 12 y 9 millones más la ficha (otros 8). Esta fórmula de presunta cesión (en realidad, creo yo, traspaso con pago aplazado) le permite imputar ahora 5 cada año en los dos próximos, y los 35 los repartirá entre los años que firme con ellos llegado el momento.
Ya, ya sé que me vais a decir que el comunicado del club habla de opción (no obligatoria) de compra. Quizá el motivo sea precisamente el no descubrir lo que yo (insisto) creo que es un traspaso encubierto.
James acaba contrato en 2020. Es decir, que el Madrid, siguiendo exactamente lo que se ha publicado, habría cedido casi gratis al Bayern a un jugador top (aunque aquí no tenga hueco) corriendo el riesgo de tenerlo de vuelta a falta de un año de contrato. En un escenario de no ejecución de compra, la jugada sería nefasta para el club. Me vais a permitir que yo, ante la duda, tienda a pensar que aquí hay cosas que no son lo que parecen.
Justo horas después de anunciarse lo de James, la Gazzetta confirmaba que Douglas Costa se marchaba cedido a la Juve (otro rival directo del Bayern) con unas condiciones muy peculiares: 6 millones euros coste de cesión el primer año y una cláusula de compra de 40 millones. La compra es teóricamente no obligatoria pero La Gazzetta informa de que en realidad lo es. ¿Les suena?
También se da circunstancia de que el Bayern ha ejecutado este mismo año la opción de compra que tenía sobre Coman. Un jugador que apenas ha contado para Ancelotti y que vino de la Juve cedido por 2 años y una opción de compra por 21 millones. Esta opción de compra también era teóricamente opcional, lo que no ha impedido que se haya ejercido pese a tratarse de un jugador que ha pasado con más pena que gloria por el club bávaro. ¿Les suena?
Como dije al principio, no pretendo eliminar el cabreo a nadie, pero sí intentar explicar por qué creo que se ha hecho este movimiento. Se trata, con toda probabilidad, de un traspaso encubierto. Un mal traspaso, en mi opinión, pero no lo que sería una cesión -aún más nefasta- como la que se está pretendiendo vender.