Gabi Heinze jamás soñó lo que tantos niños en Argentina: ganar un título con el Real Madrid. Ni siquiera soñaba con jugar en un grande. Sonri, como le llaman en Crespo, su pueblo natal, se conformaba con “jugar al fútbol y con pegarle a la pelota”. Su pundonor, su profesionalidad, y algún que otro palo, le llevaron sin embargo a ir creciendo cada año. “El futbolista madura más rápido que el resto, al menos en mi caso fue así. Porque después de una decepción no te queda más remedio que ponerte de pie. Yo, por ejemplo, jugué muy poco al llegar al Valladolid y eso me hizo más fuerte”. Y así, con esta filosofía, Heinze fue escalando poco a poco en el mundo del fútbol.
Tras jugar en el Valladolid y en el Sporting de Portugal, dio el salto a la selección argentina y al Paris Saint Germain, donde se convirtió en un ídolo y vendió más camisetas que Ronaldinho: “Pero eso fue porque un día se acabaron las de Ronnie y al lado estaban las mías, que si no...¡ni de coña!”, apunta. Y de ahí, pasó al Manchester, donde disfrutó de “uno de los ambientes más bonitos que puede vivir el futbolista. El fútbol en Inglaterra es diferente y allí, en el Manchester, fui realmente feliz”.
Heinze, luchador desde la cuna, pensaba que no podía llegar más lejos. Pero el pasado verano se cruzó en su vida el Real Madrid, el club con el que nunca se atrevió a soñar y con el que esta noche se puede proclamar campeón de Liga: “De verdad que nunca soñé con esta posibilidad. Jamás. Ni sabía lo que era ser un jugador de los mejores clubes. Yo sólo soñaba con jugar al fútbol y con pegarle a la pelota. Luego, cuando iban pasando los años, soñaba un poquito más... pero lo hacía con la realidad. Jamás con nada como esto”.
El defensa argentino aún no quiere lanzar las campanas al vuelo, “yo no soy campeón de nada” dice cuando le preguntas por la Liga, pero ya lleva tiempo pensando en cómo será una celebración en la Cibeles: “Se me pone la piel de gallina, tiene que ser impresionante ver a toda la gente que te apoya feliz y animando”. Heinze, poco amigo de adelantar celebraciones, no se sorprende sin embargo del debate que hay entre Raúl y la manera en la que le pondrá la bufanda a la diosa. Le hace gracia y hasta se imagina lo que haría él en lo más alto. “Me gusta que se hable de cómo subirse a la Cibeles. Estas cosas que hacen feliz a la gente son buenas para el fútbol. Yo, si subiera a lo más alto, le pondría la bandera de Argentina a la Cibeles...”, explica antes de aclarar que jamás se saltará el protocolo: “Pero yo sé cuál es mi sitio y en los más alto de la Cibeles tiene que estar Raúl”.
Y es que el argentino, además de ser poco amigo de adelantar celebraciones, siente un profundo respeto por su capitán: “Podría pasar por argentino. Es admirable que una persona que lo ha ganado todo, que es tan grande, dé ejemplo todos los días. No tanto para nosotros, que sabemos lo que tenemos que hacer, pero para los chicos de la cantera es un lujo. Cada día llega con muchísimas ganas e ilusión a los entrenamientos y es para ponerse en pie. Siempre le digo que porqué no se viste con la camiseta nuestra, la albiceleste, que es bonita también”.
feliz en el madrid
Deportivamente, Heinze se define como un defensa “un poco pesado” por todo lo que grita durante los partidos y afirma sentirse totalmente integrado en el Real Madrid, un club, en su opinión, “con una dimensión que nadie alcanza a ver en su totalidad”.
Como central o lateral, Heinze espera salir campeón “cuanto antes” y proclamar a los cuatro vientos que el Real Madrid es justo campeón. “Los que opinan que la Liga se la va a llevar el menos malo, jamás le dieron una patada a un balón. Ningún profesional jamás dirá algo así”.
PD: Ya se que es un tocho de noticia, que cuesta leerla, pero me ha gustado y os la pongo
GRACIAS GABI