Feliciano Lopez: "Ojalá en España tuviéramos un público como el de aquí"
Feliciano López volvió al país, a jugar al tenis a 400 kilómetros de Mar del Plata, el lugar de los hechos, donde ganó dos puntos para llevarse la Copa Davis. Se quedará hasta el fin de semana y, además de querer ganar la Copa Argentina (anoche debutaba frente al chileno Nicolás Massú), tiene un objetivo primario: ir a la cancha de Boca pasado mañana a vivir una de las tres finales del Apertura. "No me lo pierdo ni loco", dice. Antes de debutar en el Lawn Tennis, aceptó un mano a mano con Olé.
-Rebobinando, ¿cuánto les sirvió llegar a la Davis como punto, más aún tras la baja de Nadal?
-Sinceramente, dentro del equipo, muchos temas de los que se hablan en la prensa pasan inadvertidos. Una serie así tiene un nivel de atención brutal, pero no nos detenemos en eso. Miraba los diarios por Internet, veíamos las bromas de los calzones, pero no pensábamos: "Ahora que no viene Rafa, ellos van a pensar que son favoritos y daremos la sorpresa". Incluso con Rafa, yo siempre dije que daba favorito a Argentina. Además el local gana el 90% de las veces.
-¿Cuál fue la receta?
-Creer en nosotros.
-Después de la final, tu capitán, Emilio Sánchez, dijo que Nadal había ganado un poco la final también, porque se pensó en una cancha rápida que los benefició a ustedes. ¿Coincidís?
-Con la pista, Argentina hizo lo que tenía que hacer. Primero, poner una en la que Rafa no se desarrollara tan fácil. Segundo, cuando vieron que Rafa no venía, intentaron hacerla un poco más lenta. No creo que la pista haya sido un factor determinante para que Argentina perdiera.
-Te llevás bien con varios de los argentinos. En el momento de ver el otro banco, ¿por quién sentiste mayor pena?
-Por todos. A David, Calleri y Chucho los conozco desde hace más años. A Del Potro desde hace menos tiempo pero es igual de amigo.
-A la vuelta, en España, decías que había sido muy difícil jugar con público argentino. Pero acá terminaste cantando con la gente. ¿Qué conclusión te llevaste?
-Antes de llegar, estábamos muy preocupados, porque en Sudamérica el público vive los eventos de una manera muy distinta. Cuando empezó la eliminatoria, sinceramente, no me olvidaré nunca de jugar en un ambiente tan bonito. Disfrutaba cómo alentaban a Argentina. No sólo yo: todo el banquillo español cantaba las canciones.
-Fue algo nuevo.
-Había jugado finales de Copa Davis y nada que ver. Lo mejor que he visto hasta ahora. La mejor experiencia en una pista de tenis ha sido jugar en Mar del Plata, te lo digo en serio. Las canciones. fue brutal el ambiente. Se te queda grabado eso, en la cena comentábamos cómo canta la gente, cómo anima. El público argentino, un diez.
-¿Cómo surge el canto posterior con la gente?
-Pffff (resopla).
Fue espontáneo. Era un poco el comentario de la semana entre nosotros. Era increíble cómo cantan aquí, ojalá en España tuviéramos un público así, las canciones, el sentimiento. Estábamos tan alucinados con el ambiente que nos salió. Fue una forma de agradecer tanta pasión.
-¿Qué les dijo Rafa cuando lo vieron después en Madrid?
-Durante la final nos había estado llamando todo el tiempo. Al llegar, nos dijo que le habría encantado estar, y se alegró mucho de que el tenis español pueda triunfar sin él.
-Después de la final salieron a la luz problemas internos en el equipo argentino, a la vez que a ustedes se los veía como lo contrario: un equipo unido. ¿Cómo viviste la diferencia?
-Las cosas entre nosotros son perfectas, pero lo vienen siendo desde hace rato. Los dos últimos años jugamos casi siempre los mismos, somos de la misma generación... Sobre ellos, no sabemos qué problemas hubo.
-¿En España están muy pendientes del dinero cuando llega una instancia tan importante?
-Obvio que uno cuando juega la Davis no sólo piensa en el dinero. Aquí en la Argentina era una chance histórica, había mucho dinero para el equipo, pero no creo que sea tanta cantidad como dicen. Si en España hubierámos tenido tanto por una final en casa, habría habido algún pequeño problema, que se arreglaría, como será el caso aquí. Cuando el tema deportivo se va hacia el tema de dinero, político y tal, las cosas se empiezan a torcer.