Entrenador Real Madrid Castilla <RAÚL González Blanco>

La cantera, Real Madrid Castilla, juveniles, cadetes, futuras promesas, etc.
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#11281Mensaje

WarriorRM escribió:Imagen
:sisi: :sisi: :sisi: Una pena. Es de los jugadores que cuando les llega la hora, te pones triste y añorante :cry: :cry: :cry: :cry:
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#11282Mensaje

WarriorRM escribió:Imagen

=D> =D> =D> :cry: :cry: :cry: =D> =D> =D> =D> :cry: :cry: =D> =D>
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#11283Mensaje

Que diferencia hay entre la MLS y la NASL ??? mi no entender O_o
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descontrol
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#11284Mensaje

trecool escribió:Que diferencia hay entre la MLS y la NASL ??? mi no entender O_o
La NASL es como la segunda división.
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David_RM
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#11285Mensaje

Roberto Carlos: "CR7 tiene historia dentro del campo, Raúl dentro y fuera"

=D> =D>
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WarriorRM
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#11286Mensaje

:roll:
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David_RM
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#11287Mensaje

Primer gol no oficial de Raúl con el Madrid

[youtube]iUzsfJz13LE[/youtube]
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#11288Mensaje

Pensar que nunca pudo ganar la copa del rey.
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LQDY
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#11289Mensaje

Se retira haciendo lo que mejor sabe hacer: GANAR.

¡Campeón de la NASL!

!GRANDE ENTRE LOS GRANDES!

Se retira EL SIETE.
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eltiolavara
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#11290Mensaje

=D> =D> =D> =D> =D> =D>
¡Grande Rulo!
Exile
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#11291Mensaje

Grande Raul, el jugador con el que el Madrid volvió a ser un grande en Europa.
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descontrol
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#11292Mensaje

Se va un grande.

Te esperamos aquí 'Raulito'
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assvak
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#11293Mensaje

Lleva la bandera del madridismo por todo el mundo.
Grande Raul.
Ver su salida del Club o la de Iker o la de Hierro o la de Del Bosque, .......
Gracias Florentino. O_o O_o
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LQDY
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#11294Mensaje

assvak escribió:Lleva la bandera del madridismo por todo el mundo.
Grande Raul.
Ver su salida del Club o la de Iker o la de Hierro o la de Del Bosque, .......
Gracias Florentino. O_o O_o
Sí, no, sí, no
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DelBosque
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#11295Mensaje

Lo identifico con la mejor epoca del Madrd junto a la Quinta. El sustituyo al Buitre, pero nadie lo hizo con el.
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migtra
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#11296Mensaje

Uno de los más grandes.
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JuanitoMaravilla
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#11297Mensaje

Una que el mejor jugador de la historia de España no ganase nada con la selección.
Diste
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#11298Mensaje

Triunfó allá donde fue... Raúl forever... Un ejemplo para niños y mayores.

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Diste
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#11299Mensaje

Rául, según Santiago Solari...

Ayer, después de 1.041 partidos y más de 430 goles se retiró Raúl. Hoy nos toca intentar resumir su carrera y plasmar ese salto desde el césped al papel en cuatro párrafos. Sin embargo, Raúl, igual que a los defensas, nos lo pone difícil. Guardiola, ídolo del Barcelona, lo intentó en el año 2012. “Raúl es el futbolista más importante de la historia de España”, dijo, y añadió: “Es un ejemplo que un jugador con sus condiciones haya sobrevivido tantos años al máximo nivel, siendo tan competitivo”. El mejor, con “sus condiciones”. El énfasis es mío, pero la definición de Guardiola encierra la misma contradicción absurda que no nos permite entender cabalmente a Raúl y que ha tenido a España preguntándose lo mismo durante 20 años: ¿cómo pudo Raúl ser el mejor sin ser el mejor?

¿Cómo pudo ser el mejor delantero sin ser el mejor cabeceador de su tiempo, ni el mejor rematador, ni el mejor gambeteador, ni el más potente, ni el más rápido, ni el más alto, ni el más fuerte, ni el más creativo, ni el más hábil? ¿Cómo, entonces, hizo más goles que nadie? Las explicaciones suelen venir acompañadas de las siguientes palabras: entrega, coraje, honor, competitividad, mérito. Y así se ha pasado la vida Raúl, de etiqueta en etiqueta, siempre el más terrenal de los galácticos, siempre subestimado en sus condiciones técnicas como si todo este tiempo hubiera tenido la piedra filosofal escondida en el garaje de su casa, dentro de la cámara hipobárica: entra Raúl con garra y sale pegándole con las dos piernas. Entra Raúl con coraje y sale gambeteando. Entra Raúl con mucha entrega y al salir no se le escapa un control orientado a más de siete centímetros.

¿Cómo pudo Raúl ser el mejor sin ser el mejor? Se preguntó España durante años

Hay una forma más sencilla para aceptar que Raúl fue el mejor: intentando encontrar sus carencias. ¿En qué aspecto del juego debía mejorar para ser mejor de lo que fue? ¿Qué faceta del juego le faltaba dominar? ¿De qué recursos tácticos o técnicos carecía? ¿Qué características de su personalidad debía enriquecer para competir mejor? La respuesta a todas estas preguntas es corta, sencilla y hermosa, igual que un gol de Raúl: ninguna.

Y es que Raúl era, precisamente, todo lo que no anunciaba. Nadie veía venir a Raúl y Raúl llegaba siempre y, generalmente, llegaba antes. Antes que el defensa, antes que el portero y antes que sus propios compañeros porque mientras todos jugaban a la pelota, Raúl jugaba al ajedrez. De cada jugada hacía un resumen y empezaba a moverse para preparar el sitio donde tenia previsto recibir tres pases después. Hacía de la anticipación un ejercicio meticuloso y por eso llevó el desmarque a categoría de arte. Lo que más me sorprendía de jugar con él no era su velocidad para correr a los espacios, sino que esos espacios los había creado él mismo. Estaban vacíos esperando a Raúl.

Nadie lo veía venir y siempre llegaba antes que el defensa y el portero

Raúl picando a ese espacio en Tokio, controlando de aire un lanzamiento largo de Seedorf y desparramando a toda la defensa del Vasco da Gamma; Raúl picándola por encima del arquero, pidiendo silencio en el Camp Nou; una cabalgata al contragolpe y una gambeta larga de Raúl, para definir la Octava; Raúl de cuchara, contra el Anderletch; Raúl al segundo palo, con rosca, al Manchester United; Raúl de zurda, firme y arriba desde la puerta del área grande en las semifinales de la Champions de 2002; un desmarque profundo y silencioso de Raúl, para no despertar a Zivkovic en Glasgow y empezar a ganar la novena desde un saque de banda; Raúl con el interior, junto al palo y yendo a buscar el balón dentro de la portería para empezar una remontada; Raúl por insistencia, después de presionar a un rival y luego a otro y luego a otro; Raúl de aire, después de un sombrero; Raúl anticipando al primer palo una, dos, tres, quinientas veces; Raúl de rebote, adentro del área chica; Raúl de cabeza, de taco, de volea; Raúl de derecha después de un giro; Raúl tirándose de palomita; Raúl con el exterior, con la punta, con la rodilla, con la mano; Raúl besándose el anillo... No había en su manera de jugar ni un solo gesto de frivolidad y todo lo que hacía con y sin balón, estaba cargado de sentido.

El camino más corto entre cualquier cosa que estuviera sucediendo en la cancha y el gol. Eso fue Raúl. El delantero total. Por sus condiciones y no a pesar de ellas. El mejor.
Diste
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#11300Mensaje

Raúl, según Diego Torres

Antes de su demolición para construir el complejo financiero de las Cuatro Torres, el Real Madrid emprendió la última reforma de su vieja ciudad deportiva de la Castellana instalando un par de canchas de césped artificial en los campos de la cantera. La superficie plástica resultaba tan novedosa como extraña y el despliegue constituyó un pequeño acontecimiento que los jugadores del primer equipo no se quisieron perder. El más curioso fue Raúl González, que acudió junto a Vicente del Bosque a pisar la mezcla de polímeros y goma con su característico tiento. Repasó la alfombra con los dos perfiles de su cara, ojo derecho, ojo izquierdo, como los pájaros. Examinó la topografía nivelada. Comprobó que se trataba de un plano geométricamente perfecto y que la pelota rodaba como una bola de billar. Luego dictó sentencia:

-De aquí los chavales saldrán gilipollas.

Raúl se formó aprendiendo a resolver problemas, que en el fútbol, para variar, siempre son inesperados. Lo supo adiestrándose en calles bacheadas, en campos de tierra o en pistas de barro donde el dominio de la pelota no exige tanta coordinación como ingenio y bravura.


Ni Raúl se rigió por manuales ni bastaron manuales para interpretarlo a él. Nacido en 1977 en un arrabal pobre de Madrid, la genética no le proporcionó otra ventaja que la fibra más aguda del instinto de supervivencia. Próspero en las categorías inferiores merced a una intuición extraordinaria para sortear dificultades urgentes, muy pronto fue evidente que metía muchos goles. ¿Cómo? Costaba identificar la causa. No era alto, ni rápido, ni potente, ni habilidoso. Hasta parecía débil en una época en que los entrenadores andaban embarcados en la búsqueda del futuro Van Basten. Preparadores como el académico Rafa Benítez, que en 1994 dirigía al Castilla y no le utilizaba. Apenas le llamó a pesar de que Raúl metió 71 goles en 33 partidos con el cadete y 16 goles en nueve encuentros con el Juvenil C.

Él me enseñó mucho más de lo que yo le pude enseñar a él”, dice Savarese, su entrenador en el Cosmos.
Benítez dudó. Jorge Valdano y Ángel Cappa lo vieron claro. Cuando en 1994 le promocionaron al primer equipo para relevar a Emilio Butragueño, sin saberlo, dieron el primer paso hacia la solución del gran problema existencial del madridismo. Pronto se cumplirían tres décadas de sequía en la Copa de Europa, la competición que había cimentado la leyenda del club. Los hinchas desesperaban sin sospechar el desenlace. Bajo la supervisión de Raúl y Hierro el Madrid conquistó la Champions en 1998, 2000 y 2002. En sus 16 años como profesional el madrileño levantó tres Copas de Europa y seis Ligas. El promedio salió a título cada temporada y media. Desde su marcha en 2010, la frecuencia se prolongó un año más: a título cada dos temporadas y media.

Raúl contagió al Madrid de su inquieto espíritu emprendedor en la misma medida en que fue incapaz de engancharse a la época dorada de la selección de España. Fue su gran decepción. Cuando la generación inmediatamente posterior de futbolistas españoles comenzaba a compartir su ingenio para resolver los dilemas del juego de un modo auténticamente propio, los mejores años de Raúl ya habían pasado. Jugó 102 partidos con España y ganó el 63% en un clima condicionado por los complejos. Desde su retirada, España se impuso en el 78% de los 129 partidos disputados. Casi un 20% de mejora, reflejo de dos Eurocopas y un Mundial conquistados sin él.

Aturdido por las ramificaciones políticas que emanaban de su figura, abandonó el Bernabéu con un mohín de hartazgo. Cuando Felix Magath, el entrenador del Schalke 04, le llamó para invitarle a jugar en Alemania, se quedó atónito al descubrir que Raúl ya había estudiado la región del Rhur en búsqueda del mejor domicilio para su familia. Al recién llegado le obsesionaba más el orden que a los alemanes. Se instaló en Dusseldorf. Estaba tan aliviado de salir de la burbuja de Chamartín que un día le confesó a Christoph Metzelder que lo que más ilusión le hacía en la vida era ir en bicicleta al peluquero.

Con Raúl el Madrid ganó un gran título cada año y medio; sin él, el promedio se estira a dos años y medio
El anonimato le hizo tan feliz que resultó natural que acabara asociándose al Cosmos de Nueva York. Desde hace un año vive en un piso cerca de la Avenida Lexington, al este de Manhattan. Habla inglés perfectamente. Dedica el tiempo libre a llevar a sus hijos Jorge, Hugo, Héctor, Mateo y María a ver a los Mets, a los Rangers, a los Knicks. No hay semana que no visite el Madison Square Garden. Al cabo de 21 años de oficio público, parece encantado ante la idea mágica de ser otro, menos competitivo, menos inflamado por la ambición extenuante de resolver problemas urgentes a pedido de la multitud.

“¡Todo el mundo me quiere empujar!”, se revolvió, en su última conferencia. “Pero no se me pasa por la cabeza ser entrenador, al menos en los próximos años. Quiero ser persona, padre de familia, disfrutar con mis hijos”.

Giovanni Savarese, su técnico en el Cosmos, seis años mayor que él, se encoge de hombros resignado a la pérdida más grande de su carrera profesional: “Él me enseñó mucho más de lo que yo le pude enseñar a él”.
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