Quiza nadie realmente lo vio de cerca, casi cada entrenador a tenido lo suyo Zidane con Varane, Mou con Casemiro/Ozil/Modric y Benitez con Lucas.zam escribió:Hay que darle mérito a Benítez al menos en esto. Nadie le veíamos lo que él le vio.
Quiza nadie realmente lo vio de cerca, casi cada entrenador a tenido lo suyo Zidane con Varane, Mou con Casemiro/Ozil/Modric y Benitez con Lucas.zam escribió:Hay que darle mérito a Benítez al menos en esto. Nadie le veíamos lo que él le vio.
zam escribió:Lo dijo tal que así hace tiempo ya y ya lo comentamos. Creo que hasta nosotros dos. Y lo que es yo nunca he dicho que Floper hace todos los fichajes ni que baje al vestuario a hacer los 11. Así que no entiendo esa frase dedicada a mi post. Yo solo soy responsable de mis palabras. Y lo que digo es algo que dijo él mismo: Floren ficha a los cracks mediáticos. Los demás depende de lo que quede de presupuesto. Esto también lo contó Valdano en su momento con el fichaje de Alonso tras Kaká y CR. Vamos yo es que creo que el sistema es MUY EVIDENTE.
Y otra cosa que he repetido: FLoper no ficha MALOS JUGADORES (la gran cagada Kaká porque llegó roto y el extraño caso de Karim) cuando se gasta el pastizal. Lo que pasa que muchas veces hace mal el equipo por el peso de estos jugadores.
A ver, pues es lo que digo. Priman los fichajes GORDOS o medíaticos, esos marcan salidas y entradas. A partir de ahí yo si creo que se aceptan sugerencias de entrenadores... y ya se ve que se le trae. Si es viable lo que pide se puede traer o sino un perfil parecido que se pueda traer. Si que es verdad que "el Club" apostó de pronto por 2-3 jovenzuelos de pronto y se intenta que valgan para esas peticiones "B".Apostata escribió:A mí no me parecería mal que el presidente fichase a los dos o tres mejores jugadores del mundo para hacer caja y dejase la confección del resto de la plantilla para gente que supiera. Como dijo Pellegrini cuando le preguntaron que opinaba de entrenar un Club con los fichajes ya hechos: "hombre, si te traen a Cristiano, Kaká y Benzemá, no te vas a quejar".
El problema es que no es así. Sería asumible incluso que de cada tres o cuatro fichajes mediáticos te saliese un Kaká y un James, porque si Florentino lo rentabiliza y el entrenador de turno sabe cortar la hemorragia, no tiene porque tener una grave influencia en el juego. Lo que pasa es que no es cierto que el resto de la plantilla la confeccione un profesional de acuerdo a las necesidades del Club, si acaso fue cierto los tres años de Mouricio, y la experiencia tampoco fue muy positiva.
Si Florentino sólo decidiese los fichajes lujosos, no tendríamos 3 media puntas y un sólo pivote defensivo. Ni habríamos pasado 3 o 4 años con Adebayor, un Morata de 20 años, Chicharito o Jesé lesionado como única alternativa a la irregularidad de Benzemá.Y tampoco nos habríamos quedado en el segundo año de Angelote con Khedira, Illarra y Medrán dejando marchar a Alonso, Di María y Casemiro. Ningún profesional del Fútbol se suicida de semejante manera.
Florentino mete mano más allá de los grandes fichajes. No suelta un duro para un jugador netamente defensivo, ni para un currante, ni para la clase media ni para el fondo de banquillo. Lo mete todo en extremos y media puntas o, como mucho, en laterales ofensivos que puedan brillar en ataque.
¿Cuanto han costado los currelas de este equipo? Nacho, Carvajal, Casemiro, Kovacic, Lucas Vázquez... son todos jugadores de la cantera o saldos de temporada, y gracias a dios que la mayoría han salido buenos porque Florentino no se gasta ya un duro en este tipo de jugador indispensable, por otra parte, para compensar la falta de trabajo defensivo de la "clase alta".
En el Madrid no hay Secretaría Técnica ni nada que se le parezca. Los tres últimos entrenadores han sido sólo entrenadores y no managers generales, de manera que no han tenido capacidad de decisión en los fichajes. No digo que no haya un par de hombres en el Club que le sugieran nombres a Florentino, porque me extraña que Florentino vea más Fútbol que el del Madrid y algunos partidos de los Mundiales. Pero lo que está claro es que es Florentino quien hace el corte de los fichajes en función del precio y la relevancia pública del jugador, y de ahí que tengamos tantísimos atacantes y de medio campo hacia atrás nos estemos apañando con los cuatro de siempre y unos pocos jugadores de bajo coste.
¿Por qué somos tan exagerados y no nos vale con reconocer la valía y el mérito de un El Chaval, sino que lo tenemos que colocar directamente en el top-5 mundial?David_RM escribió:El paso tan importante que daría este club el día que admitamos que, por la derecha, Lucas es más peligroso que Bale, y que por tanto, por la derecha, Lucas debería ser el titular.
Apostata, Bale por la derecha es caca de vaca. Donde es el mejor del mundo es en la izquierda.Apostata escribió:¿Por qué somos tan exagerados y no nos vale con reconocer la valía y el mérito de un El Chaval, sino que lo tenemos que colocar directamente en el top-5 mundial?David_RM escribió:El paso tan importante que daría este club el día que admitamos que, por la derecha, Lucas es más peligroso que Bale, y que por tanto, por la derecha, Lucas debería ser el titular.
Porque para casi todo el mundo es más que evidente que Bale es un top-5, y probablemente el mejor o uno de los mejores extremos del mundo, y nadie, fuera del sector canteranista del Madrid, colocaría al bueno de Vázquez en ese podio.
No les hacemos un favor a los El Chavales con esas comparaciones. Vázquez se ha ganado la titularidad en las actuales circunstancias y se merece continuidad una vez que estas cambien, pero no desvariamos con El Chaval que luego pasa lo que pasa.
j30madr escribió:http://www.lagalerna.com/lucas-vazquez-superheroe/
Un hombre camina por la calle. Ha dejado a sus hijos en el colegio, lleva el periódico debajo del brazo, va al bar de todos los días a tomar café. Es un hombre normal. Silba, está contento, despreocupado. Anda despacio, aspirando el aire fresco de la mañana, saludando a los vecinos, al frutero, al panadero. Tiene que llamar al mecánico, recoger el coche más tarde, pasarle la ITV. Hay que hacer la compra. La lista está en un imán, pegada contra el frigorífico. Se la ha olvidado en casa. Eso le enturbia el gesto durante una fracción de segundo. No pasa nada. Hoy tiene todo el día para hacerlo. Es su día libre. Camina cómodo, en deportivas, vaqueros, un jersey. Empieza a refrescar, ma non troppo. Es agradable el tiempo. De repente, el cielo se nubla. Qué raro. Nuestro hombre mira hacia arriba. Joder. Una bola de fuego colosal ha tapado el sol, y está a cinco minutos de estrellarse contra el suelo y hacerlo todo puré. Observa que a su alrededor todo es pánico: la gente corre despavorida, sale de los coches, los abandona, los ancianos caen al suelo presa del vértigo general y un griterío ensordecedor ha creado una atmósfera de apocalipsis. Pasan cuatro jinetes de negro por su lado, rechinan las guadañas contra el asfalto. Pero él no pierde la calma. Pone el periódico cuidadosamente sobre el alféizar de una ventana. Se quita el jersey, y mientras lo dobla como un niño bien enseñado, su cara de resignación habla sin palabras y dice “otra vez la misma historia”. Nuestro hombre, súbitamente, es otro. Una camiseta blanca reluce como un tubo de neón en medio de la oscuridad general, y aunque no puede verse, una capa morada flamea a su espalda. Sonríe, se pasa la lengua por entre los labios. Ya no es un hombre normal. Ahora es un superhéroe. Es Lucas V.
La transformación de Lucas Vázquez en un superhéroe ha ocurrido delante de nuestros ojos. Ha sucedido de forma tan natural, que es como si no nos hubiéramos dado cuenta. Un día estaba Lucas, un refuerzo sin nombre, canterano retornado, llamado a filas por un entrenador al que no quería nadie, un jugador sin vuelo, venido del Español nadie sabe muy bien para qué; al otro día estaba Lucas V, ojito derecho de una afición desde Bogotá hasta Taipei, decidiendo emocionalmente la tanda de penaltis de una final de la Copa de Europa.
Mientras nos preguntamos qué ha pasado, Lucas se ha hecho imprescindible. No sólo como jugador número 12, como el comodín. Lucas ha demostrado que puede ser titular en un frente de ataque cuyos primeros espadas son, parece mentira, Bale, Benzema, Cristiano, James e Isco. El subalterno también puede ser matador aunque se hiciese común la impresión de que, despedido Benítez en enero, su regreso al Madrid iba a ser una cosa breve e irrelevante. Al contrario. La determinación de este futbolista, su empeño, esconde otras muchas virtudes que para Zidane, como dijo el tuitero Luckysori hace poco, el mejor de los entrenadores italianos contemporáneos, son oro puro. Técnicamente es muy bueno, sin ser un superdotado: parece como si desde finales de los 80 sólo nacieran en España futbolistas con pie de seda al estilo fútbol sala; tácticamente es una bendición para aquellos entrenadores que consideran su equipo como una unidad de defensa y ataque, y hacen del repliegue toda una herramienta efectiva de control. Puede jugar por izquierda o por derecha, chuta como un demonio, controla los daños que provocan las subidas al ataque de Carvajal y tiene una virtud en vías de extinción: regatea y se va. Por fuera.
Porque Lucas V hace algo tan antiguo e intuitivo como encarar y salirse por fuera; desbordar pisando la raya de la banda y ganar la línea de fondo con el balón pegado al pie, y centrar con puntería balística. No hay muchos jugadores capaces de crear ese desequilibrio, ese caos tan desastroso para las defensas ordenadas, para los laterales con cintura de madera. En la era de los interiores, de los carrileros a pierna cambiada y de los delanteros que caen adentro desde las bandas, trazando diagonales, Lucas es casi una reliquia del pasado, de cuando lo más sencillo era que un tío saltase de trinchera en trinchera por un costado y al final pusiese un globo en el punto de penalti, esperando ser rematado por alguno de los delanteros. Su voluntad férrea, su competitividad, también remite a una herencia mística, en ese caso propiamente madridista: lo que hizo en Milán es un ejemplo, el mejor posible, de la combatividad de un muchacho que, en sus propias palabras, está cumpliendo el sueño de su vida. Es fácil identificarse con él, porque al talento y a la inteligencia de elegir casi siempre la mejor opción para su equipo dentro del césped une esa cualidad intangible, muy del aficionado que padece cada vaivén de su equipo como si fuera suyo: considera estar en el Madrid un privilegio de valor incalculable, y está dispuesto a hacerlo durar, a ponerlo todo de su parte para que su paso por el Madrid, alegoría de la vida, sea lo más grato, placentero y victorioso posible. Por gente así, que no se achica, que se crece en la adversidad como un toro de casta, tiene el Madrid las vitrinas que tiene. Gente normal que cumple el viejo adagio de que la camiseta blanca agranda, ensancha espíritus y saca lo mejor de lo que cada uno lleva dentro.