Melo Merezco escribió:Isco es un gran jugador del que siempre se puede esperar una acción desequilibrante. En mi equipo siempre.
¿Ese no era Benzemá?
A mí, particularmente, no me gusta lo de esperar sentado a que un jugador protagonice una acción desequilibrante cada cuatro o cinco partidos. Seré poco espiritual, pero no disfruto viendo como a un jugador casi le salen cosas maravillosas mientras el equipo sufre.
Yo creo que el de Isco es un caso de barroquismo extremo, un jugador rococó que emperifolla el fútbol de lujos innecesarios, y en el fútbol los lujos, por hermosos que sean, son siempre un riesgo que se acaba pagando con la ineficiencia.
Pongo un ejemplo. Nadie negará que en el billar francés es más hermosa una carambola a tres bandas que una directa y que la primera está sólo al alcance de un buen jugador. Ahora bien, imaginemos que las reglas de un campeonato te permiten hacer carambolas directas, a una banda, a tres o como te de la gana, y uno de los jugadores se obstina en hacerla siempre a tres. Es comprensible que una parte del público le ovacione por valiente, por buscar la belleza y por hacer las cosas de una manera distintas, pero como hayas apostado dinero por él, te vas a cagar en sus muelas, porque sus posibilidades de ganar son netamente inferiores a la del resto.
Pues ese es Isco, un señor que intenta siempre cosas muy loables y muy complicadas que atentan directamente contra sus probabilidades de éxito y, por tanto, contra las nuestras. El día que le sale la carambola de Gijón, el público se pone en pie y declara que ha merecido la pena pagar la entrada por ver semejante maravilla, pero en la mayoría de los partidos pagas la entrada por verle intentarlo, y eso, al que quiere ganar, le cabrea.
No hay secillez ni claridad en el juego de Isco, lo que hay es barroquismo, retorcimiento y ganas de rizar el rizo, y eso se traduce en multitud de jugadas que no van a ningún sitio, balones perdidos y ocasiones que se desbaratan por elegir el camino más largo.