Quizá Jürgen Klopp lo soñó anoche. O quizá no porque era imposible hasta eso. Y es que imposible era. Un 3-0 que remontar al Barça de Messi, sin Salah y sin Firmino. Pero con Klopp, el Liverpool y Anfield: la mezcla explosiva que provocó una noche histórica del fútbol europeo. Como la de Estambul. Da igual que el alemán no hubiera obrado el milagro. Klopp va más allá del resultado.
Puede quedarse sin Premier habiendo perdido un solo partido y podía haberse quedado sin la final de Champions, que era lo normal después de lo de la ida. Pero da igual. Esta opinión ya había comenzado en el descanso. Y daba igual lo que ocurriera. Una Copa de Europa es poco para él y lo que supone.
Se dice de Klopp que no es un entrenador ganador. Que ha perdido muchas finales, que mucho, mucho pero acaba quedándose con las ganas. Dicen que está loco, pero lo suyo es una bendita locura. 'Su' Liverpool, como lo hacía el Dortmund, juegan al fútbol como lo vive él. Aunque es más que fútbol. Ha creado otro equipo de autor para el recuerdo. Aunque no gane tanto como harán otros.El Liverpool de Klopp ya dio un repaso al Barça en el Camp Nou. Aunque Messi lo vistiese.
Pero en Anfield el equipo de Valverde quedó completamente desnudo. Y todo fue culpa de Jürgen. Sus equipos siempre van con la cabeza bien alta. La noche de Anfield sí tiene su explicación: miren su cara.Y está en la final de la Champions. En el Wanda. Y también puede perder la Premier con una sola derrota. Pero Klopp nunca pierde. Porque el fútbol es eso. Claro que son resultados, pero con entrenadores como él el fútbol es un poco más grande.
Fútbol total, puro, como la vida misma. Rock and Roll en Anfield. La musiquita que alimenta todo esto.Si le diesen el Balón de Oro a él ni lo querría. Porque no le pega. Porque si tuviese que asistir a la gala iría en chándal y con una gorra que ya es historia del fútbol. Aunque no gane la Champions. Al final está sobrevalorada.
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