INGLATERRA YA NO LE TIENE MIEDO A NADA, A PESAR DEL RETO QUE SUPONE EL PARTIDO CONTRA ESPAÑA
Las españolas presentarán más problemas para la selección inglesa, pero Inglaterra parece más preparada que nunca para afrontarlos
Keira Walsh, que está jugando un torneo magnífico, entrenando con sus compañeras de la selección inglesa
Este era el cruce que temía Inglaterra. Pero ya no le temen. Desde el momento en que se realizó el sorteo en octubre, la sombra de las selecciones del Grupo B planeaba sobre Inglaterra: una potencial pesadilla de cuartos de final contra la ocho veces campeona Alemania o los favoritos previos al torneo, España. Y sin embargo, si la última quincena ha expuesto los defectos e ineficiencias del equipo de Jorge Vilda, también ha supuesto una especie de lanzadera para la selección anfitriona, un equipo y una escuadra y una nación que ya no se asusta por nadie.
La presión de las expectativas generadas es algo que tiene que soportar Inglaterra, pero ya no incomoda a esta selección. Inglaterra ha sido el equipo más destacado hasta ahora, anotando 14 goles en tres partidos, superando la ausencia de su entrenadora, Sarina Wiegman, provocada por el Covid, demoliendo no solo a Noruega, sino también la idea misma del fútbol casi siempre físico que juega Noruega y llevando a la crisis a esta selección. Este es el punto óptimo con el que sueñan todos los equipos nacionales: una unidad muy fuerte entre todas las jugadoras, forma y confianza en su punto máximo, un 11 titular bien entrenado y con mucho margen para hacerlo todavía mejor.
Y así hasta la ciudad de Brighton, quemada por el sol, donde la buena racha de Inglaterra se enfrentará a su prueba más dura hasta el momento. Estos son los dos equipos que tuvieron más posesión durante la fase de grupos, los que tuvieron más intentos de gol, los que tienen la tasa más alta de pases completos. Inglaterra aún podría ceder algo, bajar un poco el ritmo en este torneo, pero no parece que lo vaya a hacer. España toca el balón tan bien o mejor que cualquier equipo del mundo, e incluso sin los talentos generacionales de Jenni Hermoso y Alexia Putellas, tiene la calidad técnica para enredar a los oponentes, para hacerlos perseguir, para obligarlos a vivir el juego como un torbellino desenfocado en rojo.
Lo que le está fallando a España es su ataque. En sus partidos de grupo contra Finlandia, Alemania y Dinamarca, con demasiada frecuencia terminaron aguantando sólo el balón, dando pases fáciles e inofensivos, sin poder mover el balón lo suficientemente rápido. Estilísticamente, son comparables con el equipo del Barcelona, que lo conquista todo y que aporta nueve jugadoras a la escuadra española en este torneo. Pero Lucía García no es Caroline Graham Hansen, Esther González no es Fridolina Rolfö y es en ese tercio final del campo donde más se nota esas carencias.
Habrá que ver si Vilda insistirá con la delantera del Athletic de Bilbao Lucía García como punta ante Inglaterra, después de haberla sustituido tras una hora de partido ante Alemania y jugar sólo 45 minutos ante Dinamarca. Pequeña y muy móvil, la principal fortaleza de Lucía García está en correr hacia las defensoras y enfrentarlas en el uno contra uno. Contra las defensas de importante tono físico a las que España se ha enfrentado, apenas ha tenido opciones. Inglaterra, mientras tanto, no se quedará de brazos cruzados y permitirá que España marque el ritmo del partido. Inglaterra tiene el potencial de generar una dinámica completamente diferente.
“Hemos jugado contra equipos que no querían el balón”, dijo la defensora Laia Aleixandri. "Inglaterra se abrirá más". Y la lucha por la supremacía del balón será una de las tramas más fascinantes que ocurrirán en el campo. En el mediocampo, Keira Walsh ha estado a un gran nivel, pero necesitará apoyo si Inglaterra quiere competir en ese aspecto. Las diagonales rápidas y largas hacia Beth Mead y Lauren Hemp, tan devastadoras contra Noruega, deberán hacerse con más moderación contra una defensa mejor organizada. Un juego intenso y sin aliento, de transiciones rápidas y continuas probablemente se adapte mejor al partido contra España.
Sin embargo, quizás el rasgo más alentador de Inglaterra hasta ahora ha sido su capacidad para adaptarse a las circunstancias, para cambiar de estilo y estrategia a lo largo de los partidos. El apabullamiento a Noruega fue un sorprendente contraste tras el desgaste lento de su primer partido contra Austria. El partido contra Irlanda del Norte el viernes pasado volvió a ser diferente: un partido que requirió paciencia y persistencia, fe en su método, una presión gradual e implacable que finalmente produjo una fácil victoria por 5-0. Incluso la ausencia de Wiegman, con la entrenadora al principio aislada y después supervisando el entrenamiento desde la distancia, era un escenario que el equipo había previsto que podría ocurrir y lo había preparado de antemano. Es posible poner a prueba a Inglaterra, incluso vencerlas. Pero ya no es posible sorprenderlas.
Beth Mead, Lauren Hemp y Ellen White, la tripleta atacante inglesa
Y a pesar de todo su aplomo y garbo, España lleva mal que se la someta a fuerte presión. Podría decirse que su progreso un tanto decepcionante en el Grupo B ha sido producto de la inmensa expectativa generada en torno a su selección, que no ha llegado a una semifinal de un torneo importante desde 1997. Su juego de acumulación de jugadoras y pases continuos también es vulnerable ante un un equipo que presione y persiga el balón tan despiadadamente como las tres puntas de Inglaterra. Fíjense en el primer gol de Alemania en su victoria por 2-0 en Brentford contra España: una presión frontal coordinada de las alemanas que culminó en un terrible error de la portera Sandra Paños.
Inglaterra puede hacer esto de muchas maneras. España, por otro lado, necesitará jugar un partido casi perfecto para llevarlo a su terreno. Un público local inquieto y muy volcado con su selección también tendrá un papel que desempeñar: mantener alto el ritmo de Inglaterra, con una defensa fuerte. La tanda de penaltis no es el escenario favorito de nadie, pero incluso aquí las previsiones favorecen a Inglaterra: mientras que Georgia Stanway, Ella Toone y Fran Kirby son lanzadoras habituales a nivel de club, la lanzadora favorita de España, Hermoso, está lesionada, al igual que su suplente en el lanzamiento de penaltis, Putellas.
Hubo un tiempo en que la presión de sentirse favoritas pudo haber tenido un efecto perjudicial en Inglaterra, un equipo que durante tanto tiempo ha albergado cierto complejo de inferioridad en los grandes torneos. Incluso ahora se siente cierta inquietud entre sus seguidores más leales, que cruzan miradas nerviosas hacia Alemania y Francia y lo que aún puedan ser capaces de hacer estas selecciones. Pero sorprendentemente, de los ocho equipos de cuartos, Inglaterra parece tener más en la reserva, es a Inglaterra a quien más se teme. El miércoles por la noche parece un momento tan bueno como cualquier otro para demostrar por qué.
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