Una relación —creo— es como un tiburón, ¿sabes? Tiene que avanzar constantemente, de lo contrario muere. Y creo que lo que tenemos es un tiburón muerto”. Esta cita es de Annie Hall, una mis obras maestras favoritas de Woody Allen y perfecta para resumir la ruptura sin vuelta de hoja que se ha producido entre el madridismo y el resto del fútbol español. El desenlace inevitable es, por supuesto, una separación. Ahora solo queda saber cuándo y en qué términos ocurrirá.
Empellón a empellón están sacando al Madrid de la Liga, aun cuando esto suponga una degradación descomunal de su nivel deportivo, de su salud y de sus posibilidades de supervivencia. Ni el mayor enemigo del torneo habría diseñado un plan más eficaz para que su principal activo camine hacia su abandono.
SE HA PRODUCIDO UNA RUPTURA SIN VUELTA DE HOJA ENTRE EL MADRIDISMO Y EL RESTO DEL FÚTBOL ESPAÑOL. EL DESENLACE INEVITABLE ES, POR SUPUESTO, UNA SEPARACIÓN. AHORA SOLO QUEDA SABER CUÁNDO Y EN QUÉ TÉRMINOS OCURRIRÁ
Carece de toda lógica que la reacción mayoritaria ante el mayor escándalo de corrupción deportiva de la historia del fútbol español sea bramar contra el principal damnificado del mismo. Y ese es justo el proceso que ha desencadenado el caso Negreira-Barça. En una suerte de tormenta perfecta, las críticas arrecian desde instituciones, medios y aficiones, pero no apuntan únicamente a aquel que pagó muchos millones para lograr beneficios deportivos, sino también a quien lo sufrió como víctima y fue ridiculizado en cada intento de poner el foco sobre una injusticia constante.
Tebas y Rubiales
La Liga y la Federación corrieron solícitas a auxiliar al presunto corruptor, asegurando que, se demostrara lo que se demostrara, no existirían consecuencias deportivas para quien ha generado una crisis reputacional irreversible en el fútbol español. Es decir, los damnificados no obtendrían ni justicia, ni reparación. Mientras, las designaciones y la corriente arbitral permanecen inalterables y se insiste en la impermeabilidad del colectivo arbitral a la corrupción, por muchos indicios que coleccionemos de lo contrario.
En cuanto a los medios, han concentrado gran parte de su atención en el silencio (por otra parte incomprensible en mi opinión) del Madrid tras conocerse todo lo que ya sabemos. Los creadores del relato intentan que la inacción convierta a la gran víctima de esta trama corrupta en cómplice o directamente culpable de prácticas similares o peores que las que se están destapando. Las tintas se cargan contra el corrupto como individuo, mientras se intenta denodadamente limpiar la imagen del corruptor con una artillería argumental bastante débil.
EN EL CASO NEGREIRA-BARÇA, LAS CRÍTICAS ARRECIAN DESDE INSTITUCIONES, MEDIOS Y AFICIONES, PERO NO APUNTAN ÚNICAMENTE A AQUEL QUE PAGÓ MUCHOS MILLONES PARA LOGRAR BENEFICIOS DEPORTIVOS, SINO TAMBIÉN A QUIEN LO SUFRIÓ COMO VÍCTIMA Y FUE RIDICULIZADO EN CADA INTENTO DE PONER EL FOCO SOBRE UNA INJUSTICIA CONSTANTE
Por un lado, tenemos la coartada de la entidad timada al intentar conseguir una ventaja que nunca llegó (a pesar de que los números digan lo contrario), pero por la que sí cobró. Y por el otro la versión oficial, más rocambolesca si cabe; la que asegura que los informes son reales, que todos los equipos hacen lo mismo (gigantesca falacia) y que todo responde a un intento de desestabilización ante la buena marcha deportiva del Barcelona, por parte de la misma prensa y las mismas instituciones que llevan callando y contribuyendo al éxito de la estafa durante décadas.
La reacción de buena parte de las aficiones del resto de equipos de la Liga está siendo pasar por encima del escándalo y acrecentar su animadversión por el equipo que cargó con el sambenito de gran beneficiado, y al que no piensan quitárselo incluso aunque llegara a haber una sentencia demostrando lo que ya sabemos, que en realidad estaba en el otro extremo y era el más afectado por los efectos negativos del escándalo.
Negreira y Sánchez Arminio
Todo esto y varias razones más se cargan en una pesada mochila con la que se hace imposible seguir avanzando y seguir fingiendo que aquí no ha pasado nada. Por eso lo normal sería que el Madrid se fuera cuanto antes de este lodazal, le permitieran organizar junto a otros equipos un torneo en el que la justicia y la limpieza deportiva quedaran garantizadas y todos pudieran seguir adelante.
No, ninguno de nosotros va a volver a creer en que la Liga se disputa en igualdad de condiciones. Y ya no nos basamos en supuestos, ni se trata de paranoias, posiciones extremistas o infantilismos. Hay pruebas evidentes de corrupción, pruebas que, para más inri, ni siquiera han sido negadas por los implicados.
La despedida, como casi todas tras una relación larga, puede ser dolorosa. Pero una parte cada día está más convencida de que es irremediable hacer las maletas y salir por la puerta. Y la otra sigue contribuyendo a que la separación se consume, y solo teme el flujo de dinero que va a dejar de entrar en el hogar. Ahora que sabemos que todo fue una gran mentira, solo nos queda constatar que el tiburón no tiene constantes vitales y largarse a otra parte. Vámonos, y cuando antes, por favor.
Firmado: D. Antonio Vázquez
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