unde escribió:El paradón a Cucurella es de otra galaxia. Ya estaba cerrando los ojos porque era gol asegurado.
El paradón es antológico, pero hay que joderse también con Cucurella, recibe un balón en el área pequeña con el portero en el suelo y se dedica a colocársela.
El portero siempre es el gordito extraño que nunca grita "¡ulti pa ponerme!" porque quiere zamparse el bocadillo en paz mientras para con la otra mano.
El portero es el muchacho triste que enloquece de soledad y que ni si quiera se atreve a decir "ha sido alta" porque sabe que la respuesta va a ser "¡pero cállate almóndiga, si ni si quiera has saltado!".
Y cuando irremediablemente enloquecido y taciturno, el portero pega el estirón, se convierte en el bicho raro de los cascos gordos que mira pasar el paisaje con los ojos llenos de pesadumbre en la parte trasera y deshabitada del autobús.
Y a ese paria de la vida, a ese escombro desdichado, ¡a ese afligido misántropo enfermo de melancolía! ¿le queréis dar vosotros un pvto balón de oro?
Apostata escribió:El portero siempre es el gordito extraño que nunca grita "¡ulti pa ponerme!" porque quiere zamparse el bocadillo en paz mientras para con la otra mano.
El portero es el muchacho triste que enloquece de soledad y que ni si quiera se atreve a decir "ha sido alta" porque sabe que la respuesta va a ser "¡pero cállate almóndiga, si ni si quiera has saltado!".
Y cuando irremediablemente enloquecido y taciturno, el portero pega el estirón, se convierte en el bicho raro de los cascos gordos que mira pasar el paisaje con los ojos llenos de pesadumbre en la parte trasera y deshabitada del autobús.
Y a ese paria de la vida, a ese escombro desdichado, ¡a ese afligido misántropo enfermo de melancolía! ¿le queréis dar vosotros un pvto balón de oro?
Apostata escribió:El portero siempre es el gordito extraño que nunca grita "¡ulti pa ponerme!" porque quiere zamparse el bocadillo en paz mientras para con la otra mano.
El portero es el muchacho triste que enloquece de soledad y que ni si quiera se atreve a decir "ha sido alta" porque sabe que la respuesta va a ser "¡pero cállate almóndiga, si ni si quiera has saltado!".
Y cuando irremediablemente enloquecido y taciturno, el portero pega el estirón, se convierte en el bicho raro de los cascos gordos que mira pasar el paisaje con los ojos llenos de pesadumbre en la parte trasera y deshabitada del autobús.
Y a ese paria de la vida, a ese escombro desdichado, ¡a ese afligido misántropo enfermo de melancolía! ¿le queréis dar vosotros un pvto balón de oro?
Suscribo 100%. Los porteros merecen bullying
No socializan. Acuérdate de Bodó Illgner y de Vudú Navas.