Anas Laghrari, cerebro en la sombra
Detrás de Florentino aparece la figura de Anas Laghrari, financiero francés, hijo de un constructor marroquí que ya tuvo relaciones con el presidente del Madrid. Laghrari fue clave en operaciones para ACS, en especial la reestructuración de la deuda tras el intento fallido por controlar Iberdrola, y eso le hizo ganarse la confianza de Florentino, que le abrió las puertas del Madrid. Los acuerdos con Providence o Sixth Street tienen su marca. El financiero francés, que pasó de Société Générale a Key Capital, una boutique financiera, no es, hoy, únicamente el ideólogo del proyecto inversor de la Superliga, sino que se ha convertido en una llave para las decisiones estratégicas en el Madrid, con implicación, asimismo, en la búsqueda de capital para los sobrecostes del nuevo Bernabéu.
La operación más importante, por encima de la Superliga, es la transformación de la naturaleza del club para convertir una parte en sociedad mercantil. El socio sería también accionista y, de ese modo, la operatividad de la entidad permitiría una capitalización mayor. La operación es compleja, pues la intención es no perder el control y no exponer al Madrid a OPAS.
Un coste superior a 20.000 euros
Las consultas realizadas a algunos bufetes de referencia, entre ellos uno de los mayores del mundo a nivel global, no acaban de encajar la fórmula. Se han buscado ejemplos, como el de algunos clubes de golf, donde los socios son accionistas, pero aparecen problemas, porque no es lo mismo comprar una acción que convertir el patrimonio en una acción. Por eso se paga. Al repartir una parte del capital social entre los socios-accionistas, éstos tendrían que pagar impuestos por la adquisición, sin intención de vender la acción. En función de los cálculos, el coste fiscal podría superar los 20.000 euros.
El cambio de naturaleza jurídica es uno de los proyectos clave de Florentino, observado con silenciosa atención por Joan Laporta, más necesitado que el propio Madrid de una transformación similar. De producirse, el arrastre sería imparable. Hasta en sus palancas ha pedido ayuda, Laghrari mediante. Una vez levantado el estadio, la transformación y la Superliga culminarían la obra de Florentino.
A sus 78 años, el dirigente gobierna con mano de hierro el Madrid, sin abrir el debate de su sucesión en el largo plazo, al contrario que en ACS, con Juan Santamaría posicionado, pero de la sucesión se habla en la corte. El único intento que hizo en su primera etapa, con Fernando Martín, fue un desastre. Apoyado en su eficaz primer ejecutivo, José Ángel Sánchez, la figura de Laghrari crece, aunque ninguno parece con la querencia y las condiciones para ser sucesor. La incógnita es qué puede representar más poder en el futuro, si ser presidente institucional o presidente de un futuro consejo de administración. Interrogantes que, hoy, nadie abre públicamente, aunque bajo el temor de que a Florentino le pueda ocurrir como a Luis XV: après moi, le déluge. Después de mí, el diluvio.
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