El Madrid de Marcelo
Marcelo e Iker Casillas sujetaron ayer al Real Madrid en el estadio Vicente Calderón. Iker, con sus intervenciones de siempre. Y Marcelo, repleto de entusiasmo, con la quinta marcha puesta siempre, y convirtiendo su carril izquierdo en una autopista, que sirvió en bandeja por ejemplo el 0-2 a Özil frente al Atlético de Madrid.
Marcelo es un chaval. Debutó con 17 años en el Fluminense en Primera división. Y con 18 se estrenó con Brasil, hizo un gol tipo ‘bomba inteligente’ ante País de Gales y cumplida la mayoría de edad, siendo juvenil, fichó por el Real Madrid en el mercado de invierno de 2006.
En mayo de 2011 cumplirá 23 años. Un regalo de fichaje. Porque el Real Madrid ya tiene el sustituto de Roberto Carlos. Y de paso, también Brasil, que ha visto como el Real Madrid ha fabricado un sucedáneo del ex madridista, ahora recién llegado al fútbol ruso.
Roberto Carlos fue en su momento determinante en una etapa del Real Madrid. En concreto, en la era galáctica. El Madrid tenía un sistema táctico asimétrico y gracias a la velocidad del brasileño, Zidane pudo remar y vivir mejor en el campo.
El Madrid buscaba un clon de Roberto Carlos. Y lo ha encontrado. Con un poquito de paciencia y con confianza. La misma que siempre le inculcó su abuelo, la persona más importante en la vida de Marcelo.
El chaval tuvo, como todos los jóvenes que inician su aventura en el fútbol, su momento de dudas. Valgo, no valgo. Merece la pena. No merece la pena este tinglado. Cuando surge la incertidumbre, ahí siempre estuvo su abuelo, una persona entrañable, que se podía ver a menudo en la Ciudad deportiva de Valdebebas, siempre atento, simpático y con un humor extraordinario que contagiaba alegría a todo el personal, incluidos jugadores como el ‘Pipa’ Higuaín, su compañero de viaje en aquel invierno de 2006 cuando ambos aterrizaron en el Real Madrid buscando nuevas emociones en sus vidas. Si Marcelo hoy está en el Real Madrid, es futbolista profesional, y el sábado por la noche tumbó al Atlético de Madrid, sin duda es por su abuelo Pedro. Por el apoyo constante que ha tenido en su carrera. Porque Marcelo es un tipo de origen humilde. De esos brasileños que no tenían dinero para ir en el bus que le trasladaba a entrenar.
Marcelo jugaba al fútbol sala. Se nota. En cómo pisa el balón, en la finta, en el engaño, en su alegría por la estética. Marcelo además tiene gol. En el fútbol del siglo XXI los grandes clubes del mundo destacan por sus laterales. Hay un mundo, que separa a los buenos equipos de los grandes, y se nota en sus bandas. Ahí la diferencia abruma.
El FC Barcelona tiene a Dani Alves. Casualmente ayer firmó un golazo ante el Getafe. Y el Real Madrid tiene a Marcelo, uno de sus futbolistas más en forma. Un lateral con gol, que pisa el área, es un tesoro. Y el Madrid lo tiene en sus filas.
La experiencia ha dado a Marcelo tablas. Al final del primer tiempo, cuando el equipo enfilaba el túnel de vestuarios, un primer plano de televisión mostró la otra cara del Marcelo líder, del Marcelo capitán, que comienza a no ser ya un futbolista secundario, sino que crece cada semana en el vestuario del Real Madrid.
Özil y Elías se fueron picados y con ganas de llegar a las manos. Gracias a Marcelo, que se cruzó entre ambos, la pelea no llegó a mayores. Un detalle que hace piña. Y que es plausible. Como criticable es, y Mourinho, inteligente y rápido en el banquillo, detectó los aspavientos de Cristiano Ronaldo tras el 2-0, donde en vez de celebrar el gol de Özil, perdía el tiempo protestando al asistente un posible penalti cometido instantes antes. Morinho le mandó callar.
El próximo mes de julio se disputa la Copa América en Argentina. Por primera vez Brasil vuelve a tener un 6, número del lateral izquierdo de la ‘canarinha’, con todas las de la ley. Se llama Marcelo Vieira Da Silva.
Juega en el Real Madrid y seguro que ahora puede calmar su ansiedad de no morderse las uñas. Ya no lo necesita. Porque es titular indiscutible. Estuvo a punto de ser jugador del Sevilla. Venía para suplir la marcha de un clásico del Pizjuán: David, un lateral de siempre. Pero el Madrid se cruzó en su camino. Y el Bernabéu lo disfruta.
En los momentos de incertidumbre en el Real Madrid, cuando tenía que mirar con atención si su nombre estaba en la lista de convocados en el vestuario, Marcelo siempre defendió que era lateral izquierdo. Mucha gente le veía de interior. Decían que no apretaba en la marca. Y por eso era mejor verle por delante en el carril izquierdo, sin grandes obligaciones. El tiempo ha demostrado, que el chico tenía razón: que el es un 6 auténtico brasileño, un 3 en España. Un lateral de recorrido que va a ayudar al Madrid a estar dentro o cerca del éxito.
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