Desde que Ramón Calderón llegó a la presidencia del Real Madrid el 3 de julio de 2006 tuvo muy claro que el club necesitaba un cambio. Una reestructuración total que empezaba por la plantilla. La política seguida por Florentino Pérez de Zidanes y Pavones estaba llegando a su fin y era absolutamente necesario rejuvenecer un vestuario que empezaba a cumplir muchos años. Demasiados. Por ello, se puso manos a la obra con Pedja Mijatovic y en apenas un año ha realizado un giro en la política de contrataciones del club. El cambio fue total y, de momento, los resultados deportivos han llegado.
En estas dos campañas, hasta 21 futbolistas han abandonado la Casa Blanca. Unos dejaron dinero contante y sonante en las arcas del club (Cicinho, Woodgate, Diego López...). Otros se fueron por la puerta de atrás y con más pena que gloria (Cassano, Emerson...). Varios vieron cómo cumplían un ciclo de blanco y probaron fortuna en otras ligas (Roberto Carlos, Beckham, Ronaldo). Y un último, del que nadie se olvida, dejó al Madrid huérfano de magia en la medular (Zidane).
Cambio necesario. Y evidentemente, con las bajas llegaron las altas, aunque no siempre por ese orden. En su primera campaña al frente, Calderón fichó a cinco futbolistas contrastados pedidos por Capello. Pero en el mercado invernal volvió a cambiar la estrategia en busca de jóvenes valores (Gago, Higuaín y Marcelo). Esta campaña ha contratado a otros once futbolistas, si bien Soldado y Balboa han regresado tras una cesión y Codina ha subido al primer equipo. La política es más encaminada a rejuvenecer la plantilla (Drenthe, Robben, Pepe, Sneijder), aunque también se ha confiado en veteranos (Heinze y Dudek).
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