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Kaká, ni rendimiento ni profesionalidad
Más sombras que luces, sin duda, han alumbrado el camino de Kaká en el Real Madrid. Uno de los sueños de Florentino Pérez se convirtió en pesadilla partido tras partido. El astro brasileño brilló solamente en su presentación en el verano de 2009. Desde entonces, los madridistas han visto como su fenómeno no daba una a derechas y que además se lesionaba cada dos por tres.
El recorrido blanco de Kaká ha sido más espinoso de lo que él mismo se esperaba. El brasileño, que llegó al Real Madrid procedente del Milan por la nada despreciable cifra de 67 millones de euros, no le ha devuelto al madridismo ni a su protector, Florentino Pérez, ni un cuarto de su sueldo, que se acerca a los 10 millones de euros.
Kaká no ha rendido y tampoco ha sido tan profesional como nos habían contado. Sin negarle su calidad, que la tuvo, y sin obviar sus geniales galopadas en San Siro que terminaban en gol, en Madrid y en el Santiago Bernabéu Kaká no ha destacado como lo que cobraba. Algún gol que otro, algún pase y poco más. El 8 blanco no ha lucido ese número como debería. Kaká es una desilusión para la afición, para Mourinho y para quién lo fichó: Florentino Pérez.
Kaká se pasó la temporada del Mundial tocando las narices al Real Madrid, a Pellegrini y a la afición blanca. Sabiéndose tocado, medio lesionado, ese año futbolístico el astro brasileño puso todo por jugar con Brasil más que con el R. Madrid. Hoy se lesionaba, mañana se recuperaba. Unas molestias por aquí y otras por allá. Al jugador, la afición blanca ya le colgó el cartel de desilusionante fichaje por sus pocas aportaciones al juego del Real Madrid. Kaká llegó al Mundial y se lesionó, ahora de verdad. Tanto, que al acabar Suráfrica 2010, el 8 tuvo uno de los detalles más feos que un profesional puede tener: en lugar de regresar a Madrid y recuperarse en Valdebebas, Kaka se fue de vacaciones y allí se ‘esforzó’ por volver lo antes posible. No sucedió así evidentemente y ya nunca más se le esperó como jugador determinante para Mourinho.
Antes del segundo año de Mou, el equipo blanco quiso venderlo. Pero no hubo manera de colocar el paquete en ningún club del mundo y menos al precio que pedía el Real Madrid. Mou y él tuvieron una entrevista seria en la que el entrenador portugués le prometió minutos y le ilusionó diciéndole que sería uno de sus pilares, pero Kaká volvió a fallar. Tanto le disgustó a Mourinho que nunca fue titular indiscutible, ni tan siquiera en sus mejores momentos. Tanto es así que en los últimos encuentros de la Liga BBVA, solo ha jugado algunos minutos y en la Liga de Campeones, para rematar su fracaso, saltó a 15 minutos del final, no hizo nada de nada y falló uno de los penaltis que apearon al Madrid de la final.
Lo último de Kaká es airear, de cara a la afición blanca, su deseo de quedarse, cumplir su contrato y terminar su carrera en el Real Madrid, mientras que por detrás y sabiendo que Mourinho no cuenta con él, se ha reunido ya y llegado a un acuerdo con el dueño del PSG, el catarí Nasser al-Khelaifi, que ha seguido la recomendación de Ancelotti. Ahora solo falta que Madrid y PSG lleguen a buen acuerdo.
Este verano que se nos viene le dará descanso a todos. El Real Madrid se quitará un marrón de encima. Mourinho no tendrá que poner a Kaká por narices en perjuicio de otros. Florentino Pérez nos venderá que no fue tan mala la inversión. Los aficionados del Real Madrid se alegrarán porque no tendrán que ver su ‘estrella’ deambular sin ton ni son por el césped. Por lo tanto, tanta paz lleve Ricardo Izecson dos Santos Leite como descanso deje.
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