El pase se llama Özil
El campeonísimo Real Madrid se despidió este domingo de su público a lo grande y tuvo un colofón estupendo para los amantes del buen fútbol. Triunfó Mesut Özil que puso la rúbrica mediante dos tantos, uno de ellos, una obra fútbolartística.
El epílogo genial para el metafútbol, para una palabra, la del toque. El centrocampista alemán es el héroe que impulsa la 'Movida Madrileña' en el Bernabéu. Juega al fútbol repartiendo caramelos a sus compañeros. Funciona como el interruptor que enciende la luz del equipo y sus pases son patrimonio de un estadio que necesitaba la belleza y elegancia de un jugador como el bávaro. Özil ha dado 17 pases de gol en Liga y ha sido el máximo asistente de Europa por segunda temporada consecutiva. Sobre el '10' recae el gran peso futbolístico del Madrid y en dos años lleva la friolera de 50 asistencias. El curso anterior a su llegada los máximos asistentes del conjunto, que por entonces dirigía Manuel Pellegrini, fueron Marcelo con 9 pases de gol y Guti con 8. 
Esta temporada se ha criticado su desaparición en algunos partidos, su aparente intermitencia en el juego y no creo que se le deba achacar casi nada al respecto ya que la excelencia no existe sin interrupción y está científicamente comprobado. Ni Zinedine Zidane brillaba en cada balón que llegaba a sus botas. La diferencia la marcan los grandes cracks al encontrarse en continuo proceso de pensamiento. Y eso precisamente hace Özil. Este año ha pasado mucho más en corto y regateado menos pero mejor. Tiene esencia y desprende una fragancia parecida a la de Zizou. Otra de las acusaciones al alemán ha sido su falta de condición física, que no corre y hasta se ha dicho que fuma. Por cierto también fumaban Cruyff y el propio Zidane. Además en cuestiones kilométricas la mayoría de veces aparece como el número uno. La cuestión siempre es recriminar sin argumentar.
Apareció en las grandes ocasiones
En todos los grandes partidos Özil ha aparecido. Asistió en el Camp Nou, asistió ante el Bayern en el Bernabéu, marcó en Múnich, asistió y anotó en San Mamés... En el miedo escénico que produjo el Barcelona para los blancos el gran perjudicado fue Özil y justo en ese momento les han mirado a los ojos y les han jugado de tú a tú con Özil de maestro de ceremonias y no de banquillos. El sitio de los buenos está siempre en el campo. Por calidad-precio es sin duda el mejor fichaje de la era Florentino. El Real Madrid se ha encontrado ante sí al mejor pasador del fútbol por 15 millones de euros. Uno de los reyes del pase del Bernabéu, Guti, lo dice claro con una frase en cortito y al hueco: "Özil es el crack del Madrid"
Los récords de puntos, de goles, las cifras de Cristiano Ronaldo y demás estadísticas están muy bien y son históricas pero Özil es el que más las produce y el que más fútbol de la Liga posee para darnos durante el próximo lustro. Tiene solo 23 años, toda la magia del pase en sus botas y el genio del fútbol en su cerebro. El Real Madrid juega a la tormenta, a que caigan los goles como una fuerza incontrolable mediante ráfagas brillantes pero para ello al pupilo que más necesita Mourinho se llama Özil. Piensa, corre, suda y piensa hasta que se le enciende la bombilla. La inspiración hay que pillarla trabajado. Es un artista y aún así ha pintado con brocha cuando le ha tocado, sin dejar el pincel para trazar los mejores cuadros a modo de pase de esta temporada. Nunca se reclama y quiere el abrazo del otro, Özil es el Tom Baker del Real Madrid y pone la maestría humilde, los golazos son para el Oliver Aton Cristiano.
Uno de los males del sexo y la sociedad es disfrutar solo en el orgasmo y no en el trayecto hasta llegar a él. El fútbol es demasiado grande como para solo gozar en el éxtasis. La belleza del juego se halla en el pase, en el sendero y por eso el gran fútbol yace como el buen amor, sin salir a buscarlo. El pase es el orgulloso y lírico golpe a la vanidad de los goles. Özil, chico introvertido y callado ha respondido a los charlatanes del fútbol de forma digna y majestuosa con el balón. En tiempos de mediocridad el pase subsiste debido a la grandeza de lo profundo; el pase posee elocuencia y generosidad, sabe hablar al rival y sabe escuhar al compañero, además no grita como hacen en algunas tertulias. Nunca he entendido que haya premio al mejor gol y no al mejor pase. Si lo hubiera se llamaría Özil. Pásala otra vez, Mesut.
 Esta temporada se ha criticado su desaparición en algunos partidos, su aparente intermitencia en el juego y no creo que se le deba achacar casi nada al respecto ya que la excelencia no existe sin interrupción y está científicamente comprobado. Ni Zinedine Zidane brillaba en cada balón que llegaba a sus botas. La diferencia la marcan los grandes cracks al encontrarse en continuo proceso de pensamiento. Y eso precisamente hace Özil. Este año ha pasado mucho más en corto y regateado menos pero mejor. Tiene esencia y desprende una fragancia parecida a la de Zizou. Otra de las acusaciones al alemán ha sido su falta de condición física, que no corre y hasta se ha dicho que fuma. Por cierto también fumaban Cruyff y el propio Zidane. Además en cuestiones kilométricas la mayoría de veces aparece como el número uno. La cuestión siempre es recriminar sin argumentar.
Apareció en las grandes ocasiones
En todos los grandes partidos Özil ha aparecido. Asistió en el Camp Nou, asistió ante el Bayern en el Bernabéu, marcó en Múnich, asistió y anotó en San Mamés... En el miedo escénico que produjo el Barcelona para los blancos el gran perjudicado fue Özil y justo en ese momento les han mirado a los ojos y les han jugado de tú a tú con Özil de maestro de ceremonias y no de banquillos. El sitio de los buenos está siempre en el campo. Por calidad-precio es sin duda el mejor fichaje de la era Florentino. El Real Madrid se ha encontrado ante sí al mejor pasador del fútbol por 15 millones de euros. Uno de los reyes del pase del Bernabéu, Guti, lo dice claro con una frase en cortito y al hueco: "Özil es el crack del Madrid"
Los récords de puntos, de goles, las cifras de Cristiano Ronaldo y demás estadísticas están muy bien y son históricas pero Özil es el que más las produce y el que más fútbol de la Liga posee para darnos durante el próximo lustro. Tiene solo 23 años, toda la magia del pase en sus botas y el genio del fútbol en su cerebro. El Real Madrid juega a la tormenta, a que caigan los goles como una fuerza incontrolable mediante ráfagas brillantes pero para ello al pupilo que más necesita Mourinho se llama Özil. Piensa, corre, suda y piensa hasta que se le enciende la bombilla. La inspiración hay que pillarla trabajado. Es un artista y aún así ha pintado con brocha cuando le ha tocado, sin dejar el pincel para trazar los mejores cuadros a modo de pase de esta temporada. Nunca se reclama y quiere el abrazo del otro, Özil es el Tom Baker del Real Madrid y pone la maestría humilde, los golazos son para el Oliver Aton Cristiano.
Uno de los males del sexo y la sociedad es disfrutar solo en el orgasmo y no en el trayecto hasta llegar a él. El fútbol es demasiado grande como para solo gozar en el éxtasis. La belleza del juego se halla en el pase, en el sendero y por eso el gran fútbol yace como el buen amor, sin salir a buscarlo. El pase es el orgulloso y lírico golpe a la vanidad de los goles. Özil, chico introvertido y callado ha respondido a los charlatanes del fútbol de forma digna y majestuosa con el balón. En tiempos de mediocridad el pase subsiste debido a la grandeza de lo profundo; el pase posee elocuencia y generosidad, sabe hablar al rival y sabe escuhar al compañero, además no grita como hacen en algunas tertulias. Nunca he entendido que haya premio al mejor gol y no al mejor pase. Si lo hubiera se llamaría Özil. Pásala otra vez, Mesut.
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