Varane antes de conocer a Mourinho:
Varane con Mourinho:
Ángel Antonio Herrera (ABC):
"El Barca juega siempre con doce, con un jugador de más, que es el miedo del rival a su juego de leyenda". No creo que los equipos ahora se atrevan a plantear sus partidos ante la farsa para ganarles. Son unos cobardes.
El carro del que nunca te debiste bajar
Uno no puede más que emocionarse en días como hoy, mirar atrás y ver un camino pedregoso y lleno de maleza, dinamitado por individuos indecentes durante más de medio año y finalmente, sentirse feliz. El Real Madrid dejó ayer atrás mucho más que una semifinal de Copa del Rey, muchísimo más que eso.
El Camp Nou volvía a ser testigo del enésimo Clásico entre los dos mejores equipos del mundo. Se respiraba euforia culé en los aledaños de un estadio que históricamente no se le dio bien al club blanco. Las banderas catalanas y los gritos de independencia volvían a marcar algo que dejó hace tiempo de ser meramente un espectáculo deportivo para convertirse en una guerra abierta entre dos culturas, entre dos ideologías y entre dos formas de entender la propia vida. Comenzaba la batalla final, la partida de ruleta rusa con un revólver cargado con dos balas y media (sí, uno no tira todavía la Liga, llámenme soñador o loco, como prefieran) y el tiro salió fantásticamente bien. Resumiendo uno a uno, la cosa fue más o menos así:
Diego López: la seguridad que siempre ayudó desde atrás, la resurrección del suplente del Sevilla reconvertido en titular del Madrid. El Cid Campeador que dieron por muerto y ahora reconquista la portería que siempre creyó suya y que por derecho le pertenece.
Coentrao: La valentía de seguir al frente de una batalla que parecía perdida desde el inicio. El soldado desconocido al que ya todos conocen porque por ahí, por su banda, no pasa nadie sin permiso.
Ramos: La bravura del central que dejó en su momento de achicar agua cuando el barco se hundía pero que ayer volvió a coger el cubo y a arremangarse la camisa. El Pablo de Tarso que tuvo que caer para convertirse a la nueva religión.
Varane: Lo mejor que le ha pasado al Madrid en décadas. Diecinueve años que parecen más de treinta. Potencia, calidad a raudales, serenidad impropia de un niño, elegancia y corte; el futuro y el presente del mejor equipo del mundo. El Champagne Veuve Clicquot.
Arbeloa: La definición pura y dura de ese señorío mourinhiano: Morir en el campo, nada de filosofías baratas.
Khedira: El trabajo duro, la persistencia bávara frente a la blasfemia diaria de quien cree saber de todo y no entiende de nada. El fútbol moderno se asienta en pilares como Sami, músculo y técnica por igual.
Xabi: Señorío. Tantas veces lo he repetido que ya me parece cansino decirlo pero sí, he de hacerlo una vez más: mi concepto de esa palabra no se define mejor que viéndole sacar el balón desde atrás. Lo más elegante que vi desde aquel francés de cabellera reluciente que gritaba "toma, toma" después de haber hecho historia con su gol en Glasgow.
Ozil: El mago, el hechicero de un Madrid que renace, que nunca murió quizás aunque lo intentaron colgar del palo más alto. La calidad de Guti elevada a la enésima potencia y secundada por una cabeza que parece volver a estar sobre los hombros.
Di María: La velocidad y la destreza. Puyol sigue buscándolo en el césped de Barcelona, nunca lo encontrará porque corre más que él, porque dribla mejor y porque de sus botas depende gran parte del éxito o del fracaso.
Higuaín: Constancia, certeza de que el trabajo suple cualquier posible desperfecto. Ahí está él, en las duras y en las maduras, aguantando todo lo que viene y alentando a las multitudes aunque esté lejos de ser la mejor versión de sí mismo.
Y Cristiano es inconmensurable, no se puede definir mejor. Es el emblema de todo este sueño, de un día frío y blanco como hoy en el que el Caballero Oscuro vuelve a las andadas. Cristiano Ronaldo es el Real Madrid y si el Real Madrid quiere seguir siendo lo que es no puede desprenderse de Cristiano Ronaldo, porque ya una cosa va de la mano de la otra y la otra debe ir implícita en la primera. El 7 blanco es la corona del club, es el rey de todo este proyecto.
El partido acabó entre vítores y lágrimas en algunos casos. La prensa claudicó ante el nuevo Real Madrid que vejaba a su eterno rival asestándole quizás, una puñalada decisiva en este momento de la temporada. Queda mucho y el Madrid tiene otra final el martes de la que no puede olvidarse. Pero hoy toca disfrutar.
Toca reír y cantar, celebrar que durante semanas caminamos solos y el mundo nos dio la espalda y hoy nosotros se lo recordamos. Que muchos de los que hoy besan el escudo se apearon del carro cuando había que bajar a empujar y sacar la rueda atascada en el fango. Hoy es un día para que no haya rencores contra nadie aunque merece la pena recordar que sólo unos pocos no renunciaron a esta bandera en ningún momento. Ellos también son héroes.
Así lo hizo Casillas en rueda de prensa. No puedo más que sonreír cuando imagino a Mourinho diciéndole: "ahora sal y da la cara, tú que eres el capitán y de tanto tienes que arrepentirte"... Y salió. Ahí estaba él, alegre por sus compañeros, contento por la victoria y, espero, que presto para cerrarse en torno al club, sus camaradas y su entrenador hasta el fin del mundo si hace falta. Con Mourinho a muerte Iker, pase lo que pase. Por favor
De él no se habla hoy, el otro gran protagonista. No esperen alabanzas en los medios pues no conviene recordar que todo esto es por su culpa, únicamente gracias a él. En épocas pretéritas habría sido imposible doblegar a un Barcelona que anoche quedó sometido a la causa blanca con un planteamiento táctico que vuelve a dejar en evidencia a todos aquellos imbéciles, porque no se les puede llamar de otra manera, que piensan que un equipo de fútbol no necesita entrenador. Es necesario y el club tiene al mejor, espero y deseo que para muchos años.
El Madrid está en una final, le queda otra. El sueño de la décima debe seguir presente y hacerse una realidad. Hoy toca disfrutar de lo vivido, mañana volver a pensar que hay una eliminatoria tremendamente complicada a la vuelta de la esquina...
... Pero eso mañana, cuando la nieve deje de caer sobre el país y el blanco que hoy prevalece vuelva a ser puesto en entredicho por los enemigos de la causa... como siempre ocurre. El carro sigue su marcha, no os bajéis ninguno de él pase lo que pase y os digan lo que os digan, os aseguro que la recompensa merecerá la pena.
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