Mesut Özil, la picadura del escorpión
BY IMANOL ECHEGARAY GARCÍA ON JUEVES, 7 MARZO 2013 13:00 • ( 0 )
Mesut Özil se ha convertido, con todo el derecho, en uno de los jugadores claves para el Real Madrid
Cada año crece y siempre está en la lista de máximos asistentes de España y Europa
La picadura del escorpión, por lo general, suele ser inofensiva. Causan signos y síntomas de poca importancia como pueden ser el dolor y el calor en el sitio de la picadura. Sin embargo, hay algunas especies, como el alacrán de corteza de Arizona, que es más tóxico y puede llegar a ser mortal.
En el fútbol ocurren similitudes con estos animales. En encuentro de 90 minutos se dan muchas situaciones. Ciertos jugadores, disfrazados de escorpión, suelen picar sin relativa importancia cada vez que entran en contacto con el balón. Craso error no estar al tanto de esas pequeñas picaduras que parece que no van a ningún sitio. Llega un momento en el que esos escorpiones inofensivos se convierten en grandes alacranes y con una sutil picadura, inyectan el veneno suficiente para que el rival muera lentamente.
Uno de esos jugadores es Mesut Özil, el escorpión de Gelsenkirchen, su ciudad natal. El alemán, con ascendencia turca, es uno de los pilares tanto del Real Madrid como de la selección de Alemania, casi nada.
El germano es un atleta zurdo, no cerrado pero casi, rápido y ágil, extremadamente ágil. Mediapunta, centrocampista o pegado a la banda. Mesut se adapta a cualquier entorno, atacante eso sí, al que el entrenador de turno le comande. Disciplinado como los alemanes, ha llegado a decir que no sale ‘’casi nunca’’, e imaginativo como los turcos, Özil mezcla en su calidad futbolística un cóctel que explota a las mil maravillas.
Los más escépticos se han caracterizado por demandar a Mesut Özil más protagonismo que el que en ocasiones atesora en el conjunto madridista. Sus apariciones y desapariciones en según qué partidos no le han permitido nunca ser titular indiscutible con José Mourinho. Pero la realidad en el fútbol dice otra cosa, y es que con el alemán en el campo, puede pasar algo en cualquier momento.
Más dañino cuanto más cerca del área rival se encuentra, sufre mucho cuando el entrenador le pide sacrificarse en labores defensivas en determinados partidos de trascendencia mundial. Su rapidez mental es más veloz que la física, pero sin la segunda le sería muy difícil trazar esas jugadas de tiralíneas o esos pases de cirujano que, lejos de salvar al paciente, lo mata sin piedad. Entre otras cosas porque esas asistencias suelen caer, generalmente, en pies de un tal Cristiano Ronaldo, con el que mantiene una asociación pluscuamperfecta.
Özil y Cristiano celebrando un gol en el Santiago Bernabéu | FOTO: ronaldo7.net
Cuando Özil se acuesta en la banda derecha, el rival despierta del bonito sueño y comienza la pesadilla. El balón se le pega al pie como si de un experimento de magia se tratase y sale disparado con ese veneno de escorpión que si no te mata, te deja sin defensas.
Porque lo mismo te baja un meteorito del cielo y lo deposita con mimo en la hierba, permitiendo por un momento ver a un francés con el 5 a la espalda y con la cabeza despejada de pelo, que te convierte una magistral falta al borde de la frontal del área. No toca el balón, lo acaricia. Como se acaricia la cabeza de un bebé recién nacido o la mano de la amada triste.
El máximo goleador de los no delanteros de su equipo y el máximo asistente de la Liga en las últimas temporadas, sigue creciendo y sólo de él depende establecer un techo que ya ha alcanzado unas cotas tan elevadas que hasta los menos vertiginosos tendrían dudas sobre si asomarse al infinito o no.
Y es que hasta jugadores del eterno rival, el Barcelona, como Andrés Iniesta o Cesc Fàbregas, se rinden al turco-alemán. ”Me entendería muy bien con Özil”, decía el catalán. Mientras, el manchego afirmaba que ” el que más le gustaba ”del Real Madrid es Özil. Tiene mucha calidad”.
Su última picadura, el pasado martes 5 de marzo en Old Trafford. Cuando el Real Madrid se estaba jugando el tipo en el peor escenario posible, apareció la genialidad del alemán que, con un tacón, dejó vía libre a Gonzalo Higuaín para que metiese un centro medido al pie de Cristiano Ronaldo. Gol que significaría la clasificación de los de Mourinho para cuartos de final de la Liga de Campeones.
Un jugador que no se considera ‘’un robot’’, pero que no deja de ser una máquina semiperfecta que fabrica fútbol en una plaza que ha carecido de él en los últimos tiempos. Honradez y calidad como base de su éxito. Si el alemán sonríe, el madridismo disfruta.
Este es Mesut Özil, un escorpión con cuerpo de camaleón, que se adapta al entorno llegando a dar sensación de no presencia, pero que es capaz de clavarte su glándula venenosa en el momento menos oportuno para tus intereses. Es el agitador en la sombra. No mata sin balón por medio. Con él, date por sentenciado.
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