PERSEGUIDO y ACOSADO
Los entresijos del nuevo objetivo (lo que se lleva diciendo durante 3 años) llamado con 2 nombres Florentino Pérez y Real Madrid, a partir del minuto 5:
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(Veo que este foro no ha esperado ni a la finalización de la temporada para enterrar al cadáver. El no muerto todavía calentito. Gran respeto para el que todavía sigue siendo el entrenador del Real Madrid).
Así se fraguó el adiós de Mourinho.
El sufrimiento de su familia fue el detonante; la eliminación en la Champions y sus críticas a ciertos jugadores marcaron el final
Mourinho vio el fin cuando cayó ante el Borussia; otro año de ataques, sin un título en sus manos, era insoportable
Matilde, su mujer, ha sido clave en la despedida: su hijo soportaba burlas de otros niños; pero si hubiera ganado la Champions, se habría quedado
El adiós de Mourinho se ha fraguado en diversas conversaciones con Florentino Pérez. No estaba decidido hace medio año, como algunos defienden. Hay una clave definitiva: «Si hubiera ganado la Champions, se habría quedado». Y la Copa de Europa se perdió hace veintidós días, el 30 de abril.
El entrenador dejó entrever al presidente que podría irse hace cinco meses, ante la presión de su familia. Su mujer, (Tami), no podía admitir los insultos y burlas a su hijo, José Mario, en el colegio. Florentino siempre le dijo que eso sucede con todas las personas famosas. Pero es difícil que una madre y un hijo lo entiendan.
La segunda vez que el dirigente y su técnico hablaron en profundidad del final de la etapa del portugués fue tras la derrota frente al Borussia Dortmund. El triunfo en Europa habría supuesto su continuidad, una apoteosis frente a sus críticos. La eliminación fue un detonante. Era imposible soportar otro año de ataques personales sin un éxito en la Liga o en la Champions. Cuando Cristiano salió a decir que no le importaba el futuro del entrenador, el fin estaba claro. Pepe acusó al míster de maltratar a Casillas. Salvaba su pellejo, después de ser uña y carne con el preparador. Todo estaba decidido. Mourinho dio el remate final a su etapa con tres ruedas de prensa en las que criticó a Ronaldo y a Pepe. Ya no le importaba nada.
Que Mou se fuera ya era lo mejor para todos. Florentino Pérez y el portugués volvieron a dialogar antes de la final de Copa, para pactar el adiós. Sería de mutuo acuerdo. Era lo mejor para las dos partes. Los ataques del entrenador a los jugadores fueron las gotas que colmaron el vaso.
El responsable del club convocó a la directiva el lunes para informarles del final de una era. Después lo anunció ante la prensa.
Era el fin de una etapa convulsa que tuvo la semilla del adiós en la familia. Porque a Mourinho le ha ido la marcha ante la prensa durante los dos primeros años. Le criticaban y él les contestaba diciendo que lo que decían era mentira. Incluso les vacilaba. Pero se buscaba enemigos diarios. En Inglaterra, la prensa le considera un personaje a explotar y como tal le tratan, con desapego. Aquí sus adversarios se cargan de testosterona para vapulearle. Así ha sucedido.
A pesar de ello, lo aguantó todo. Lo que no calibró es que quien lo pagaría sería su familia. Su mujer, la chica que le conoció a las 14 años y que se casó con él en 1989, no podía soportar tantos ataques contra su marido y especialmente contra su hijo. «¿Para qué soportar todo esto?», le decía Tami a José. En Inglaterra no pasa esto. La familia de Rui Faria también soportaba algo similar. La bola de nieve crecía.
El ataque nacional en favor de Íker fue el comienzo del fin. El ambiente de Mourinho con la prensa, insoportable, se complicó al enfrentarse a Casillas. Cuando Adán dejó a Íker en la suplencia el 22 de diciembre, en La Rosaleda, el Real Madrid comenzó a pensar que la cuerda se tensaba demasiado, al borde de la rotura. Los improperios e insultos se convirtieron en indignación española. ¿Cómo puede dejar en la suplencia a un icono como Casillas? Ahí, Mourinho pinchó en hueso. Y rompió el estoque.
De todos modos, Florentino Pérez mantuvo firme e pulso. Había fichado a un preparador que había frenado el imperio del Barcelona. La Copa conquistada ante los azulgrana y la Liga de los récords no se podían tirar por la borda ante tanto ataque personal. Ese era el problema, que era personal.
La prensa portuguesa escribía que su compatriota era maltratado en España. La Liga estaba perdida y las acusaciones eran constantes. Había que reaccionar en la Champions.
El portugués cambió el chip de su historial. Siempre que gana la Copa de Europa se va de un club. Ahora meditaba que si triunfaba con el Madrid en la Liga de Campeones se quedaría para plantar cara a sus opositores. La derrota en semifinales fue el golpe final. Imaginar otro año de acoso y derribo era insoportable. Mourinho le dijo a Florentino que se iba. El presidente estaba de acuerdo: era lo mejor.
El día después de la derrota copera, los aficionados del Castilla pidieron al presidente que le despidiera ya. Había que comenzar un nuevo proyecto. En ello está. Y en la cabeza persiste esta frase: «Si hubiera ganado la Champions, se habría quedado».