florentiano escribió:Apostata escribió:Yo estoy de acuerdo en que es inmoral que alguien pueda ganar tanto dinero, pero no sólo por jugar al fútbol, sino por cualquier otra actividad, nadie trabaja tanto ni en cantidad ni en calidad para cobrar 20 millones limpios, ni un empresario, ni un cantante, ni un actor, ni un político... nadie. Ahora bien, tampoco entiendo porque en lugar de atacar al sistema económico que permite estas desigualdades, lo que hacemos es atacar principalmente a los fubolistas. En el fútbol se están generando grandes cantidades de dinero, el Madrid, mismamente, acaba de batir records con unos ingresos de 520 millones de euros, si se moderaran los sueldos de los jugadores ¿a quién iría a parar este dinero? ¿A los presidentes, a los agentes, a las televisiones, al resto de personajes que pululan al rededor de este circo? En mi opinión, mientras el fútbol profesional se siga moviendo en estas cifras astronómicas, al mejor sitio al que pueden ir a parar sus dividendos es al bolsillo de sus protagonistas, que son única y exclusivamente los jugadores.
Podria ser mas barato ir al campo o comprarte una camiseta
Muy bien, pero insisto, eso no es un defecto particular del fútbol, es un defecto general del sistema de mercado. Las camisetas y las entradas valen el máximo que la gente esté dispuesta a pagar, es decir, que igual que en los coches, los móviles o las naranjas, el precio lo marca la demanda. Si ponen las entradas a 100 euros y el estadio se llena, lo normal es que las suban a 110, a ver que pasa, y si la gente las paga, pues a 120, y así sucesivamente hasta que encuentren el precio óptimo que les permita una mayor recaudación.
Si un club decidiese romper unilateralmente esta actitud mercantil, quedaría en inferioridad económica frente al resto que seguirían explotando al máximo toda la capacidad recaudatoria de su marca, de manera que, al igual que ocurre en cualquier otro sector económico, en el fútbol todo se rige por un criterio de optimización en la explotación de beneficios, y eso incluye exprimir al máximo la capacidad de gasto de los aficionados. No es el fútbol, es el sistema.