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El vestuario de Valdebebas es la verdadera casa del primer equipo del Real Madrid. Esas cuatro paredes, donde retumba la música que suele pinchar Sergio Ramos, son un santuario donde muy pocos acceden. De hecho, hasta hace no mucho, no entraba ni el jefe de prensa.
Pues bien, desde hace días, la caseta del Real Madrid tiene nueva decoración. Un mar de carteles con mensajes motivadores de cara a esta noche. Llevan días colgados, calando en el subconsciente de una plantilla que afronta el mayor desafío desde que visten la camiseta blanca. 'No hay nada imposible', resume a la perfección el espíritu con el que los jugadores saltarán hoy al césped del Bernabéu. Otro reza 'Juntos podemos', el eslógan de la Liga de Capello. Tampoco falta 'Podemos remontar'. Ni la palabra mágica: 'Remontada'.
La plantilla los volverá a ver esta mañana, cuando acudan por la mañana a estirar a Valdebebas, como sucede en cada partido que el Real Madrid juega en casa. No es de extrañar que ya por la tarde en el Bernabéu también se encuentren algún mensaje que motive aún más a la plantilla madridista...
Aunque Mourinho, como dijo ayer en sala de prensa, no crea en los vídeos motivadores —de hecho no apareció en el grabado por la plantilla y dedicado a la afición para este partido— y se ciña a lo puramente futbolístico, los carteles son tradición en el vestuario blanco desde las remontadas de los 80.
Las remontadas ochenteras empezaban antes de que el balón rodase. Por ejemplo, en el sorteo de campos. El Madrid cambiaba su tradición de atacar la primera parte en el fondo norte para hacerlo en el fondo sur. En cuanto el equipo se situaba en la parcela contraria, el Bernabéu ya se venía abajo.
De hecho, el camino del portero visitante de una portería a otra, a la del fondo sur, donde se sitúa el público más ruidoso de Chamartín, era un vía crucis para sus oídos.
Pues bien, el año pasado, el Madrid ya repitió esa estrategia. Iker Casillas ganó el sorteo y el portero eligió campo. Se situó en la portería de la calle Rafael Salgado y mandó a Neuer a Concha Espina, enfrente de los radicales del Real Madrid.
El efecto no tardó en notarse. En apenas 16 minutos la eliminatoria estaba ganada. Está por ver si Sergio Ramos, que hoy portará el brazalete, cumple con la tradición.