La defensa de los balones parados es un problema que viene desde el principio de temporada. Una de las medidas más efectivas para evitar goles en este tipo de acciones es colocar un jugador con buena altura y capacidad de salto en el primer palo, en el vértice del área pequeña, tanto en los saques de esquina como en las faltas laterales.
Esa posición es clave porque permite interceptar centros cerrados, protege al portero en su zona más vulnerable y reduce las segundas jugadas peligrosas dentro del área. Además, obliga al lanzador rival a variar la trayectoria del envío y a que tengan que centrar con más altura, lo que puede romper automatismos ensayados.
Lo ideal es que el jugador situado ahí tenga buena lectura de la jugada, reflejos y capacidad para despejar con decisión, ya sea con la cabeza o con el pie. Equipos que trabajan muy bien este aspecto, como el Atlético de Madrid o el Liverpool, suelen aplicar esta cobertura de manera sistemática en los balones parados defensivos.
Fijaros en las jugadas en contra nuestra quien estaba por esas zonas y probablemente deis con la respuesta adecuada.
