Multiusos Bernabéu
Miguel Serrano
Por señorío, por honor, por civismo, por caballerosidad, por normalidad democrática, por fair play, por ejemplaridad. Por Dios. Por la patria. Por el Rey. Por pelotas. Ahora resulta que disputar la final de Copa en el Bernabéu se ha convertido, más que en un acontecimiento de interés general como las nominaciones de Gran Hermano, en una cuestión de Estado como la reforma laboral.
En la historia de la transición democrática de nuestro país, es la primera vez que el Barcelona y el Athletic, estandartes futbolísticos de la descentralización de España y pendones deportivos de Cataluña y País Vasco, hacen público su deseo ferviente y sincero de disputar un partido de fútbol en la capital del Estado. “Queremos jugar en el Bernabéu”, repiten cansinamente como el estribillo de una canción de Camela.
Y hay quien va más allá. Directivos del Barça con pelazo como El Puma Toni Freixa o ex presidentes de bufanda como Joan Gaspart se han convertido el los mayores defensores de los hosteleros de Madrid desde Carlos III. En una semana, han sufrido más desvelos por los comerciantes de la capital que Ruiz-Gallardón en tres legislaturas.
La excusa de Barça y Athletic para jugar en el Bernabéu es el aforo. Pero usted, avezado lector, que es de natural espabilao, me dirá: pues que jueguen en el Camp Nou, que es más grande. Aunque no le falte razón, querido amigo, la realidad es que no se puede jugar en el campo del Barcelona.
Y no porque el Athletic crea que es dar demasiada ventaja al Club de los Valores. Tampoco es que haya partido de la selección de Catalunya en esa fecha. Es que Guardiola, factótum, gurú, filósofo y emperador del barcelonismo, ha dicho que antes vuelve a fichar a Chigrinski que perder una final en su estadio.
Pasado mañana, si Dios y Villar quieren, la Federación dirá que la final se juega en Mestalla aunque, con la RFEF de por medio, nunca se puede decir de este agua no beberé y este cura no es mi padre. Igual anuncian que el primer tiempo es en el Sánchez Pizjuán y el segundo en Riazor. Si hubiera prórroga se jugaría en La Condomina y los penaltis se lanzarían en el Heliodoro Rodríguez López. El Rey, mientras, esperaría en El Sadar para entregar la copa.
A la vista del tirón del Bernabéu como marco incomparable para organizar finales, eventos, bodas, bautizos y comuniones, Florentino debería plantearse reconvertir el estadio en el Multiusos Bernabéu. Así podría dar cobijo a todos los acontecimientos nacionales e internacionales que fueran menester para satisfacción de los hosteleros de la capital y de la señora alcaldesa.
Son tantos los eventos que podrían organizarse en el Bernabéu con un gran éxito de crítica y público. No sé:?el carnaval de Cádiz, las Fallas, el Sálvame Deluxe, la Feria de Abril, los sanfermines, la pasarela Cibeles, el derbi vasco, el descenso del Sella, la cabalgata de Reyes, la del orgullo gay, las jornadas de la matanza del Burgo de Osma, los juicios de Ramón Calderón, las fiestas de Santa Quiteria de Alpedrete, Roland Garros, la tomatina de Bunyol, el Grand National, el congreso del PP, el Gran Premio de Montecarlo o la boda de Paquirrín. Seguro que los socios del Madrid disfrutarían mucho más que con un Barça-Athletic.
